Comentarios a los Reglamentos del Opus Dei como Pía Unión (6)

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IV. COSTUMBRES

 

            Lo más destacable, a mi entender, en este apartado es la profusión de prácticas y devociones, que Escrivá mantendría con el correr del tiempo con muy pocas adiciones, y que son capaces de distraer espiritualmente al más pintado, sofocando cualquier interés que pudiera tener por una auténtica espiritualidad, en una maraña de prácticas devocionales que le dificultarán ocuparse de lo esencial de la vida cristiana: la caridad, esto es, la comunión con Dios y con los hombres.

 

Junto a ello, nos encontramos con una llamativa ausencia de orientaciones espirituales que faciliten la labor del Espíritu en el camino de identificación con Cristo en la caridad y el espíritu contemplativo. Y es que, como en todas las religiosidades humanas, en la propuesta de Escrivá se priman el voluntarismo y las prácticas religiosas, por encima de abrirse al don de la gracia de Dios y secundar sus indicaciones.

 

[nº 24]

 

1. Cuando vivan en familia tres o más socios han de poner, en lugar digno y oportuno, una Cruz de Palo, pintada de negro, sin Crucifijo. Procúrese conseguir de los Rvmos. Ordinarios respectivos, la concesión de indulgencias por cada vez que se bese esta Cruz y se recite una jaculatoria.

 

Por más que Escrivá trate de disimular esta realidad de la vida comunitaria de los socios supernumerarios y numerarios (que hoy se llaman numerarios e inscritos), llamándola vida en familia, no conseguirá ocultar que este tipo de convivencia no se asemeja a la vida de las familias normales, donde la gente puede comunicarse con espontaneidad con quienes conviven, sino a la de los conventos y monasterios.

 

2. En las fiestas de la Invención y de la Exaltación de la Santa Cruz, desde las vísperas, se adornará con guirnaldas de flores la Cruz de Palo.

 

3. Por la noche, después de rezar el Rosario y antes del examen, se hace el "comentario" del Evangelio.

 

Este tipo de acumulaciones de prácticas religiosas, y a una hora en que cualquier buen trabajador suele estar agotado, pone en evidencia la concepción religiosa voluntarista de Escrivá: avanzar cristianamente  es, para él, la acumulación –hasta el hartazgo– de prácticas humanas y no la apertura a los dones de Dios.

 

4. Tendrán los socios en lugar visible y decoroso de su habitación una imagen de Nuestra Señora, a quien saludarán, aunque sólo sea con una mirada, al entrar y salir del cuarto.

 

5. Terminan todos los actos comunes con la siguiente invocación a la Sma. Virgen:

SANCTA MARIA SPES NOSTRA, SEDES SAPIENTIAE, ORA PRO NOBIS.

y las Socias:

SANCTA MARIA SPES NOSTRA, ANCILLA DOMINI, ORA PRO NOBIS.

 

6. Romería de Mayo:

    Como manifestación de amor a la Señora, celebran anualmente la romería de Mayo a alguna ermita o santuario de la Sma. Virgen.

 

7. En los Centros en que desarrollan los nuestros su labor de apostolado, todos los sábados se hará una colecta que se destinará a comprar flores para adornar la imagen de la Virgen los días en que se celebre alguna fiesta de la Señora.

 

En aquellos momentos, Escrivá está pensando en el apostolado con universitarios o labor de san Rafael.

 

8. Llevan impuesto todos los socios el Santo Escapulario del Carmen.

 

[nº 25]

 

9. Todos los días, antes de acostarse, rezan las tres avemarías de la Pureza, de rodillas y con los brazos en cruz, siempre que sea posible.

 

Sería deseable saber por qué escribe con mayúscula esta virtud, y en cambio la pobreza aparezca siempre con minúsculas (véanse los nn. 23 y 25).

 

10. Oratio-saxum: diariamente rezan el "acordaos", encomendando a la Stma. Virgen al miembro de la Obra que esté en aquel momento más necesitado.

      Si, llegada la noche, al hacer el examen, vieran que se les olvidó recitar la oración-saxum, no deben rezarla por aquel día.

 

Curiosa disposición: pues, ¿por qué omitir una oración tan breve por el más necesitado, por el hecho de que sea de noche? Parece como si le importara más que el socio negligente recibiera esta especie de autocorrectivo por su omisión, que ayudar al que lo esté pasando mal. Pues no deja de resultar chocante que en el art. 19, al tratar de la oración diaria por el Padre, siga el criterio contrario: cuando se trata de él, sí que hay que rezar; cuando se trata de los socios más necesitados, se puede esperar al día siguiente. Parece el mismo fariseísmo que criticaba Jesucristo, por anteponer sus normas humanas a la caridad.

 

11. El día de la fiesta de nuestro Padre y Señor San José, los socios numerarios y supernumerarios renovarán su consagración a la 0bra.

 

Una vez más se emplea la terminología propia de la vida consagrada, y se habla de consagrarse a la Obra y no a Dios.

 

12. Todas las llaves de los Sagrarios  de  la Obra llevarán, pendiente de una cadena, una medalla de San José.

 

13. Al salir o entrar en cualquiera de los Centros en que los socios tienen sus actividades de  apostolado, se dirá una jaculatoria vocal o mentalmente al Ángel Custodio de aquella casa.

 

14. Antes de emprender una labor relacionada con alguno de los apostolados de la Obra, se invocará a los respectivos Santos Patronos.

 

15.  Además de las fiestas del Señor, de Santa María y de San José, se celebrarán con particular devoción, las de los Arcángeles y Apóstoles y Evangelistas: el 2 de Octubre - festividad de los santos Ángeles Custodios- y el día 14 de Febrero, que son para el Opus Dei días de Acción de Gracias.

 

Lo de celebrar con particular devoción ha quedado reducido a algo bastante poco devocional: a un gran banquete y a una película. Para compensarlo un poco, se suele tener la bendición con el Santísimo.

 

16. Todos los martes, luego de invocar cada uno de los socios a su Santo Ángel custodio, con el ruego de que lo acompañe en su oración, besará el rosario, en prueba de Amor a la Señora y para significar que es la oración el arma más eficaz. Y seguidamente recitará el salmo n° 2, en latín.

     Por la tarde empleará ese texto para la meditación.

 

Esta costumbre parece guardar relación con su peculiar concepción de “reino de los cielos”, como algo político y temporal, en la que su Obra, como los antiguos Templarios, vendría a ser una mezcla de estilo militar al servicio de la religión.

Estas disposiciones tan complejas hacen que al final no queda apenas espacio para ponerse a la escucha de Dios. Todo está tan programado que no hay apenas margen a la contemplación ni a la iniciativa personal: si en la oración de la mañana te machacan con el libro de Meditaciones, y por la tarde tienes que meditar el Salmo II los martes, el Adoro te devote los jueves, el símbolo Quicumque los terceros domingos de mes, y los editoriales de Crónica que te han prescrito en la última Confidencia, al final han conseguido controlarte la mente, teniéndote completamente ocupado en lo que ellos quieren e impidiéndote pensar en otras cosas.

 

[n° 26]

 

17. En las distintas actividades apostólicas de los socios, ordinariamente en la administración o secretaría, se coloca un cuadro de San Nicolás de Bari con la siguiente inscripción:

     SANCTE NICOLAE, CURAM DOMUS AGE.

 

Que traducido significa: San Nicolás, ocúpate de los asuntos de la casa.

 

18. Además de las oraciones por el Romano Pontífice y por el Rvmo. Ordinario del lugar, que se recitan en las preces de la Obra, todos los socios diariamente encomiendan al Señor la persona e intenciones del Santo Padre y del Rvmo. Prelado Diocesano.

 

19. Todos los días ofrecen oración y mortificación especial por el Padre. Si en el examen de la noche encuentran que no lo han hecho así, rezarán una breve oración vocal por su persona e intenciones, antes de dormir.

 

Como se ha dicho al comentar el art. 10, el contraste es llamativo: si es el Padre, sí se reza. Si se trata del socio necesitado, no.

 

20. A diario, antes de acostarse, rezará el Padre el salmo Miserere, en postración. Si no puede rezarlo, ordenará que lo haga en su lugar uno de los socios.

 

21. Para sobrenaturalizar su vida con la continua presencia de Dios, los socios usan entre sí como saludo y despedida la palabra PAX, que se contesta IN AETERNUM.

 

Esta costumbre fomernta el espíritu de cuerpo. Se trata de un saludo muy usual en algunos monasterios: como tantas otras costumbres que Escrivá incorporaría a la vida de los Centros de su Obra: la lectura durante la comida en los días de retiro, la distribución de encargos, el uso de capas –como las vestes académicas– para los actos en la capilla, el agua bendita por las noches, etc.

            Por otra parte, llama la atención el concepto tan voluntarista y semipelagiano que Escrivá demuestra tener de la vida cristiana cuando afirma que se sobrenaturaliza la convivencia por emplear este saludo. ¡Como si el carácter sobrenatural de nuestra existencia y nuestras acciones se obtuviera a golpe de jaculatorias, como quien echa una moneda en la máquina para que salga el refresco deseado, en vez de provenir de la interiorización de los dones divinos!

 

22. Tendrán agua bendita en su dormitorio con la que rociarán la cama, antes de acostarse, tomándola también para hacer la señal de la Cruz.

 

23. Como manifestación externa de su deseo de vivir la virtud de la pobreza, todos los años, el día en que la santa Iglesia celebra la fiesta de San Francisco de Asís, los socios numerarios y supernumerarios entregarán al Director o a la Directora del Centro todos los objetos que estén en su poder y no sean de uso exclusivamente personal. Esta costumbre se denomina "expolio".

 

Como ya se ha hecho notar, escribe en minúscula pobreza, a diferencia de la pureza, que escribe en mayúscula (véase el n. 9).

    En realidad, no eran los socios quienes entregaban esos objetos, sino que el susodicho expolio consistía en que el director iba a la habitación del interesado y le iba reclamando los enseres que le pareciera conveniente. La falta de secularidad de esta costumbre era tan notable, que, con el tiempo, esa costumbre se reduciría a realizar una meditación sobre esta pobreza y a entregar al director aquello de lo que cada uno viera conveniente desprenderse.

 

24. No se permite a los nuestros hacerse regalos mutuamente, por in-

 

[nº 27]

 

significantes que sean.

 

El Padre sí podía y puede hacerlos. Pero Escrivá no quería que hubiera en su Obra ningún particularismo entre los miembros. Cualquier manifestación de amistad, por mínima que parezca, había de evitarse radicalmente. Pues sólo así los miembros, al vivir aislados, se verán impelidos a satisfacer con sus Directores la necesidad de comunicación que tiene todo ser humano.

 

25. Con el fin de conseguir y conservar la virtud de la pobreza, mensualmente entregarán los socios numerarios y supernumerarios, al Director del Centro respectivo, la nota de gastos personales.

 

También aquí escribe pobreza con minúscula.

            ¡Vaya control!, que contrasta con el aspecto de sociedad muy poco comprometedora que deliberadamente Escrivá quiso dibujar en Reglamento.

 

26. Es costumbre laudable conservar las cartas que se crucen entre sí los  socios, por si fuera oportuno archivarlas.

 

Con ese pretexto, se conseguía un control importante de los particularismos que puedan surgir entre los socios. Hoy, con los mail y sms todo se hace mucho más incontrolable.

 

27. Su parentesco espiritual, que une a los socios de la Obra, no tiene manifestaciones exteriores en la vida social.

 

Otra expresión de su preocupación por que no se trasluzca al exterior de la Obra la vinculación real que existe entre los miembros. El secretismo siempre fue una constante en la praxis del fundador (véase el reciente artículo de Doserra, Mentiras de Mons. Escrivá. 1. Sobre el secreto).

            Esto tiene sus excepciones, como sucede cuando se encuentran los numerarios y las numerarias en la vida social, pues no se dan un par de besos como a las restantes personas del otro sexo, sino la mano.

            En la Universidad, por ejemplo, es curiosa la “amistad” entre numerario y numeraria: se apoyan académicamente —en oposiciones, también—, pero apenas se tratan.

 

28. Procuren los socios tener mensualmente una conversación confidencial, llena de sencillez, con el Director o la Directora local, para identificar su conducta con el espíritu de la Obra y mejorar sus actuaciones apostólicas.

 

¡Vaya manera de disimular lo que siempre ha sido una imposición (no una recomendación, según da a entender el “procuren”), y con una frecuencia semanal! En este artículo está ya la síntesis de lo que siempre se ha hecho en el Opus Dei, aunque ahora el Prelado trate de negarlo en su Carta pastoral del 2 de octubre de 2011.

 

 

 

 

INDICE

Nota Introductoria a los Comentarios

Comentarios a los Reglamentos del Opus Dei como Pía Unión (1)

Capítulo 2

Capítulo 3

Capítulo 4

Capítulo 5

Capítulo 6

Capítulo 7

Capítulo 8

Capítulo 9

Capítulo 10

Epílogo: La estafa del libro "El itinerario jurídico del Opus Dei"

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Reglamentos del Opus Dei como Pía Unión