Fuentes de la triple fórmula, y del
"trabajar bien"
Atención. Escribí el original en
portugués. Traducí al español con google translate.
En mis
artículos estoy abordando la relación entre Escrivá y el Concilio Vaticano II.
Yo ya examiné dos expresiones, la "unidad de vida" y el "centro
y raíz", que Portillo usó para intentar asociar a Escrivá con el Concilio,
y presenté algunas fragilidades de ese intento de Portillo.
Ahora pasaré
a tratar más directamente de Escrivá. Para ello es necesario entrar en el tema
de la santificación del trabajo, debido al destaque que Escrivá le dio en el posconcilio ("es sobre todo a partir de los años
sesenta cuando este tema de la santificación del trabajo empieza a ser
presentado como central en la espiritualidad y la ascética del Opus Dei",
Joan Estruch, Santos y Pillos 14.3.1 n. 1, p. 327 leer
en Opuslibros).
Por eso
estoy componiendo una breve historia de la santificación del trabajo. En esta
primera parte, presento fuentes que contextualizan y explican dos de las
doctrinas de santificación del trabajo que se encuentran en los libros de
Escrivá (a continuación se verá que históricamente estas dos doctrinas son
antagónicas). Una es la fórmula triple "santificar el trabajo,
santificarse en el trabajo y santificar a los demás con el trabajo", que
representa un enfoque penitencial (sección nº 2 abajo). Y la otra es el
trabajar con perfección de Conversaciones n. 10, que retomó la predicación jesuíta del "hacer bien las obras" (sección n.
3). El Opus Dei también indica esta segunda doctrina con el mote "trabajar
bien", como se puede ver en el libro La santificación del trabajo de José
Luis Illanes leer en
opusdei.org.
En los
puntos donde sustituye algún texto por una traducción mía, el texto original
puede ser leído a través de los enlaces proporcionados.
1. El
contexto de la santificación del trabajo en el siglo XVII
El libro
Vida cotidiana y santidad, de Burkhart y López,
publicado por Rialp en 2010, dice que "La
santificación del trabajo es un tema reciente en la Teología y particularmente
en la Teología espiritual" (t. 3 p. 136). Y para apoyar esta afirmación,
dice que el término Travail entró en el Dictionnaire de Théologie Catholique sólo en 1950. Burkhart
y López dan apenas dos escritos - ambos del siglo XX - que mencionaron la
santificación del trabajo antes de Escrivá [1].
Sin embargo,
en el siglo XVII la expresión "santificar el trabajo" [2] ya estaba en uso. La mención más antigua que
encontré en google books es
del teólogo luterano Johann Arndt (1555-1621).
En sus Postillas, cuya primera edición fue -según la Wikipedia-
en 1620, él dice que "cualquier persona puede santificar su trabajo a
través de la palabra de Dios y de la oración" leer
en Google Books en la edición de 1675. Y la
mención más antigua que encontré en un autor católico es del doctor Morange de la Sorbona en las recomendaciones que
hizo al aprobar el 31 de marzo de 1668 los reglamentos de la Cofradía de los
comerciantes de Lyon leer
en Google Books.
En el siglo XVII la emergencia del mundo secular no era más novedad. Las órdenes terceras ya tenían historia (ellas surgieron en el siglo XIII), y el capitalismo también tenía (él surgió en el siglo XIV). Pero la vida secular y su relación con la religión continuaban evolucionando dentro de la sociedad. [3]. El examen de los libros de la época sugiere que en el siglo XVII hubo el surgimiento o un desarrollo de ascéticas del trabajo, como el "hacer bien las obras" (ver apartado 3 abajo), la ascética calvinista [4], la santificación del trabajo, y el deber santo [5]. Esto parece haber sido un modo de la religión adaptarse a las nuevas circunstancias socioeconómicas del capitalismo, que determinaban cambios en la realidad del trabajo. Para ilustrar estos cambios, he copiado dos casos del historiador francés Roland Mousnier (Wikipedia
). Un caso, que doy en nota, es el del reclutamiento de trabajo [6]. Y el otro es el de las grandes fábricas. Mousnier explica este segundo caso dentro del contexto de la crisis del siglo XVII (véase Wikipedia).
"El
rey agrava la separación entre patrones y obreros, sacrificando materialmente
estos últimos en el interés de la productividad y de los bajos precios de
costo de la producción. Los obreros son los soldados de un ejército
industrial cuya misión es asegurar la grandeza y el poderío del Estado. Es
necesario acostumbrarlos a un trabajo seguido, a un ritmo más rápido y más
continuo, a una mejor calidad. Son sometidos, pues, a una disciplina de
hierro, según un ideal monástico. "La
religión, que exige el cumplimiento perfecto del deber hacia el Estado, viene
en auxilio de la producción. En las fábricas centrales de las empresas
privilegiadas, los asilos generales, los obreros oyen misa todos los días, el
trabajo se inicia con una señal de la cruz y una oración. La confesión y la
comunión son obligatorias en las grandes fiestas del año. La comida está
acompañada de lecturas piadosas. En el taller, la tagarelice
es prohibida, pero los obreros pueden entonar cánticos a media voz. "El
director dispone de todo el poder en su establecimiento. Los obreros trabajan
bajo su vigilancia y la de los contramestres. Ganan
por pieza, lo que dobla el rendimiento. Están sujetos a multas, al látigo,
(...) por retrasos, vagabundamiento (...) por todo
aquello que, pudiendo constituir una causa directa o indirecta de caída del
rendimiento y de elevación de los gastos, sea capaz de provocar un pedido de
aumento de salarios." Traducido por google translate de la edición brasileña História
Geral das Civilizações, Roland Mousnier, Os Séculos XVI e XVII, t. 1, 1973,
p. 285-286 (la edición original francesa es de 1954). Este texto se encuentra
dentro de un capítulo cuyo título es "La lucha contra la crisis". |
Esta
preocupación con costos, calidad y volumen no es diferente de lo que se ve en
el mundo del trabajo actual. Esto sugiere que las ascesis del trabajo fueron
instrumentales, durante la evolución del capitalismo, para transformar la
realidad del trabajo según las tensiones propias del capitalismo. Tensiones que
actualmente permanecen siendo las mismas que Mousnier
describe, aunque el modo de lidiar con ellas haya sufrido ajustes. Por ejemplo
para contener el aumento del costo de mano de obra, hoy se mueven las fábricas
para regiones donde los salarios sean menores.
2. La
santificación del trabajo y la penitencia
Un modo de
hacer teología del trabajo, o de injertar el trabajo en la religión, es
considerar el trabajo como práctica de penitencia. Es decir, valorar el estrés
del trabajo como un bien que asemeja al trabajador a Cristo. Varios autores que
toman esa vía penitencial proponen tres medios ascéticos para santificar el
trabajo. Y lo hacen de un modo que sugiere una correspondencia con la tríada
oración-ayuno-limosna del sermón de la montaña, que es predicada en la
cuaresma. [7]. Para una rápida visualización, compuse un
cuadro con los detalles.
oración (fin último) |
limosna (espíritu de servicio) |
ayuno (deber y fatiga) |
|
medios de Jean Soanen c.
1690 |
Primeiro medio, trabajar para Dios (cf.
"se santifica el propio trabajo haciéndolo para Dios", p. 191, leer
en google books). |
Segundo
medio, hacer el trabajo útil al prójimo (cf. "servir a sus conciudadanos
(...) de tal manera que no los haga perder el gusto por las cosas
celestes", p. 198). |
Tercero
medio, no perder de vista el momento último (cf. "qué consuelo la de
poder decir al morir, trabajé (...) sólo para cumplir los deberes de mi
estado", p. 202). |
avisos de Simó Salamó e Melchor Gelabert c.
1750 |
I. Antes
de comenzar el trabajo, haced la señal de la Cruz, y decid: Dios mio, os ofrezco este trabajo (...) leer
en google books. |
III.
Acabado el trabajo decid: (...) perdonadme (...) en union
de las intenciones y méritos de vuestro Hijo Jesus
mi Salvador. [8] |
II.
Mientras que dura el trabajo (...) Dadme la paciencia que necesito para
sufrir las penas (...). |
fórmula del Catecismo de Reims 1877 |
(1) Se santifica
el propio trabajo orientándolo a Dios leer
en google books |
(3) con
sumisión y espíritu de penitencia. [8]
|
(2) y
soportando las fatigas |
fórmula triple de Escrivá c. 1960 |
Santificar
el trabajo (cf. Camino n. 359 "Pon un motivo sobrenatural (...) y habrás
santificado el trabajo") |
Santificar
a los demás con el trabajo [8] |
Santificarse
en el trabajo (cf. Camino n. 815 "¿Quieres de verdad ser santo? - Cumple
el pequeño deber de cada momento") |
Entre los
autores del cuadro, Jean Soanen (1647-1740) [9] es lo que permite un examen más detallado
(para los demás, véase [10]). Soanen dedica
toda la primera parte de su sermón sobre el trabajo para discurrir sobre la
penitencia. Al principio (p. 171) él destaca que el trabajo fue impuesto a Adán
que, a causa del pecado, comerá el pan con el sudor de la cara (cf. Gn 3,17-19). Esta ley no conoce la excepción (p. 173).
Todos deben orar sin interrupción (p. 180). En la segunda parte enseña 3 medios
para santificar el trabajo [11]. Soanen no dice
que el trabajo sea penitencia, sino que se debe "trabajar en espíritu de
penitencia" (p. 181, 205). También no afirma que los tres medios que
enseñó son la oración, el ayuno y la limosna, pero una correspondencia puede
ser argumentada de la siguiente manera.
A fin de
poder dirigirse a todos (artesano, monarca, estudiante, trabajador, sacerdote,
p. 176-178), Soanen evita los contenidos específicos
de cada estado o profesión. "Sería demasiado prolífico mostrar aquí cuáles
son las obligaciones de cada estado, yo supongo que ustedes las conocen, y que
los pecados sean más por malicia que por ignorancia" leer
en google books.
Una
catequesis genérica que abstraía los aspectos específicos de cada estado o
profesión no era novedad [12]. Sin embargo, en la pedagogía más antigua
de la imitación de las virtudes del patrono, la religión también estaba
presente en cada profesión a través de ascéticas más específicas, como se puede
ver en [13]. Por eso la santificación del trabajo puede
haber representado un paso para delimitar la religión sólo a los aspectos
genéricos, dentro de un proceso que se desarrolló hasta alcanzar la situación
actual, donde la religión no penetra más en la técnica profesional. Esta
delimitación puede haber sido exigencia de la racionalización del trabajo, de
modo similar al que ocurre hoy cuando las fusiones corporativas eliminan
duplicidades de funciones. Así posiblemente se eliminaron las liturgias y
doctrinas que eran específicas para una profesión sólo, a fin de reducir los
costos de la acción social promovida por la religión.
Esto
refuerza la idea, ya presente en la sección anterior, de que la santificación
del trabajo, aunque con una formulación teológica propia, históricamente se
desarrolló en asociación con la política económica de la nación [14]. De ahí la cercanía que existió entre Soanen y el rey Luis XIV (el título de la primera edición
de los sermones de Soanen es "Sermones sobre
diversos temas pronunciados delante del Rey").
3. La
predicación jesuita del "hacer bien las obras"
La penitencia no es la única vía para una teología del trabajo. Francis Fiorenza (Wikipedia
) explica en un artículo de 1980 la existencia de dos teologías del trabajo en el catolicismo de los siglos XVII y XVIII. Él se apoya para ello en el antagonismo entre jesuitas y jansenistas. Los jansenistas valoraron los aspectos negativos del trabajo. Los jesuitas valoraron los aspectos positivos.Haciendo
búsquedas en google books,
no encontré a un jesuita que mencionara la santificación del trabajo antes de
la supresión de la Compañía de Jesús, ocurrida en 1773 [15] (Soanen,
de quien hablé arriba, era personalmente indispuesto contra los jesuitas, vea
por ejemplo este episodio en Google Books).
Así, es posible que los jesuitas hayan deliberadamente evitado hablar en
"santificar el trabajo". En vez de eso hablaron en "hacer bien
las obras" (o "bene omnia fecit"), mote que sintetizaba su predicación. Siguen
tres ejemplos.
Una
diferencia entre la santificación del trabajo y el "hacer bien las
obras", que debe haber sido importante para Escrivá en el posconcilio [16], está en el hecho de que
valorar la perfección del trabajo significa volverse hacia el bien que está en
la criatura. Tomás de Aquino repite que la verdad está en el entendimiento,
pero el bien está en las propias cosas (cf. Suma teologica
I,16,1 leer en wikisource).
Este volver a la criatura confiere al "hacer bien las obras" una
intensidad secular que falta en la santificación del trabajo, que está más
orientada al fin último. La contrapartida sin embargo es un aumento del riesgo
de sobrevalorar el aspecto objetivo del trabajo.
[1] Burkhart y López incluyen extractos de un
discurso de Pío XI, del 31 de enero de 1927 para la Acción Católica que
menciona la santificación del trabajo. No encontré ese discurso en el sitio vatican.va. Algunos fragmentos pueden ser leídos en gloria.tv. En sus discursos, Pío XI
hablaba de improviso, y generalmente no revisaba las notas que eran tomadas, y
que por eso eran publicadas bajo responsabilidad de la persona que anotó (cf.
Carlo Puricelli, Le radici brianzole di Pio XI, p. 24 leer en persee.fr). Es raro un papa
mencionar la santificación del trabajo. Juan Pablo II lo hizo en un discurso en
1978 leer en vatican.va,
y Francisco en Laudato sí n. 98 leer en vatican.va.
Burkhart y López añaden un texto de un manual de la
JOC que afirma que el trabajo unido al sacrificio de Cristo es oración, y
asocian a ese texto el nombre de Ioseph Cardijn, aunque observando que Cardijn
no consta como autor del manual.
[2] En el siglo XVII los libros usaban la expresión "santificar el
trabajo". Sólo encontré la expresión "santificación del trabajo"
a partir del siglo XIX. Pastoralmente, la expresión "santificar el
trabajo" puede haber tomado como modelo el mandamiento "santificar el
domingo", a fin de reaprovechar un mismo modelo
pedagógico, basado en obligaciones y reglas prácticas. Esto puede ser percibido
en varios libros. Por ejemplo, las Instrucciones familiares de Charles-Henri
Janson (1734-1817) leer en google books
enseñan a santificar el trabajo (p. 423), el estudio (p. 426), el comercio (p.
430), la comida (p. 437), la recreación (p. 439), las visitas (p. 443), las
conversaciones (p. 445), aunque sin utilizar explícitamente el verbo santificar
en todos estos casos. Los autores usaban también la expresión "santificar el
propio trabajo". Escrivá la usó algunas veces, por ejemplo
Conversaciones n. 35.
[3] El espíritu secular se manifestó de muchas maneras. En los siglos XVI y
XVII la música secular tuvo una significativa evolución, en particular a través
de Claudio Monteverdi (1567-1643), que fue el
principal creador de la ópera. La Enciclopedia Británica dice que Monteverdi trabajó mucho para traer un espíritu secular
moderno dentro de la música sacra leer en brittanica.com.
[4] Algunos autores dicen que Juan Calvino (1509-1564) creó la santificación
del trabajo, pero no encontré en internet una explicación de ello acompañada de
textos de Calvino, ni de cómo Calvino habría entendido la santificación del trabajo.
En el ensayo sobre la ética protestante y el espíritu del capitalismo, Max
Weber contrasta las dogmáticas protestantes, y defiende que la ascética
calvinista apalancó la actitud que él llama "espíritu del
capitalismo" (véase el siguiente texto de archive.org). Max Weber no
identifica esta ascética a través de un nombre. Joan Estruch
en el libro Santos y pillos se refiere a esa ascética calvinista a través del
término "Bewährung" o
"confirmación", y que en el inglés fue traducido por "proof", en la frase "the
surest and most evident proof of rebirth and genuine faith" leer en archive.org (el original alemán
puede ser confirmado en univie.ac.at). Estruch
da el carácter de esa ascética al mencionar «el elemento que Weber habı́a considerado “especifico” del calvinismo: a
saber, el carácter necesariamente “constante y metódico” del trabajo» (Santos y
pillos 14.3.1 n. 2 p. 328 leer en Opuslibros, cf. texto anterior de
archive.org). Estruch opina que ese mismo carácter
existe también en el Opus Dei. Dámaso ofrece otro punto de vista leer en Opuslibros.
[5] En las búsquedas en google books,
la expresión "saint devoir"
surge en la segunda mitad del siglo XVII. Así como en la santificación del
trabajo, se percibe en el deber santo la misma pérdida de la cara humana. El
patrono es cambiado por un concepto abstracto. Pero el deber santo dio un paso
que la santificación del trabajo no dio. Porque la santificación del trabajo
tuvo escrúpulo de hablar en "trabajo santo". Esto sugiere que el
deber santo tuvo un carácter más popular. De hecho, el deber santo tiene
asociación con el movimiento obrero de los Compagnons
du tour de France, también conocidos como Compagnons
du Devoir, o Compagnonnage.
Las informaciones históricas son escasas. El movimiento aún existe hoy leer artículo reciente en bbc.com. En
cuanto movimiento obrero, tuvo filiación de miembros de diversos credos. De
modo independiente de la Compagnonnage, la relación
entre deber y santidad puede ser encontrada en muchos autores, por ejemplo L.
López en edición de 1867 "Nosotros trabajamos realmente en nuestra santificacion cuando llenamos los deberes de nuestro estado
y cuando nos hacemos capaces de cumplirlos" leer en Google Books.
[6] Dentro de un capítulo cuyo título es "Las nuevas estructuras
económicas", Mousnier explica cambios ocurridos
en el mundo del trabajo. "El mercader encontraba (...) clientes ávidos de
elevar su nivel de vida y dispuestos a comprar productos de buena apariencia y
baratos, aunque no fueran muy buenos". La necesidad de aumento de la
producción para atender esa demanda exigió nuevos modos de ejercer el trabajo,
porque las corporaciones de oficio artesanales no alcanzaban el volumen de
producción que el capitalista necesitaba. "Los mercaderes resolvieron, pues,
partir hacia los burgos, hacia el campo, llevando materias primas,
herramientas, y volviendo más tarde para buscar el producto fabricado, contra
el pago de salarios. Se encargaron también de venderlos. Introducían por todas
partes nuevas herramientas, que las corporaciones rechazaban vender, como el
pisón (...) Esta máquina disminuía la calidad pero doblaba la producción (...)
De esta forma, los trabajadores, que ya no eran señores de los medios de
producción, se transformaron de artesanos en obreros." Roland
Mousnier, obra citada, p. 110 (traducido por google translate).
[7] "La Iglesia ha visto siempre «en la tríada tradicional
oración-ayuno-caridad la forma fundamental para cumplir con el precepto divino
de la penitencia»", José María Iraburu leer artículo en infocatolica.
Aunque sin usar la expresión "santificación del trabajo", Pablo VI
recomendó la vía del trabajo como penitencia. Es decir, en vez de practicar una
mortificación desvinculada de sus actividades, vivir las propias dificultades
del trabajo. "(la Iglesia) Ante todo insiste en que se ejercite la virtud
de la penitencia con la fidelidad perseverante a los deberes del propio estado,
con la aceptación de las dificultades procedentes del trabajo propio (...),
Constitución Apostólica Paenitemini, 1966 leer en vatican.va.
Sin embargo Pablo VI también enseñó otro motivo para trabajar, en el discurso
en Nazaret del 5 de enero de 1964 "Gran motivo de obrar en el hombre es la
obligación (...) para Cristo, que el Padre por amor ha dado al mundo, es la Ley
del Amor" leer en vatican.va.
Diecinueve días después de ese discurso, Pablo VI recibió a Escrivá, y sacó con
él una foto que el Opus Dei editó ver en Opuslibros artículo de Stoner.
[8] en todos los autores del cuadro, la explicación de la columna de la
limosna o servicio es la más difícil. Para Soanen, ya
he notado en el texto que la explicación del sermón fue reductiva.
En el caso de Salamó y Gelabert,
la unión de méritos con el Salvador presupone la orientación al prójimo del
espíritu sacerdotal. Y en el caso del catecismo de Reims, la sumisión subentende atender a otra persona, y no a sí mismo. Escrivá
relaciona el servicio, por ejemplo, con adquisición de competencia (Es Cristo
que pasa n. 50), con ascética (Camino nº 344), con la edificación de la ciudad
terrena (Conversaciones nº 70), con apostolado (Conversaciones n. 90). El libro
Vida cotidiana y santidad, de Burkhart y López,
identifica "santificar a los demás con el trabajo" con apostolado (t.
3 p. 207).
[9] Jean Soanen fue un predicador del Oratorio.
Después de su muerte fueron publicadas sus cartas en 1750 y sus sermones en
1767 (los sermones fueron republicados en 1830 leer en google books
y en 1854 por Migne leer en google books).
El prefacio de la edición de los sermones dice que fueron predicados en una
época en que Soanen tenía la estima del rey Luis XIV,
que murió en 1715 (t. 1 p. vi leer en google books).
Algunos de sus sermones traen la indicación de que fueron pronunciados delante
del rey. La mayoría de los sermones, incluso el sermón sobre el trabajo, no
indican fecha. En los pocos que indican, la fecha varía de 1683 a 1695. Soanen fue ordenado obispo en 1696. Pero fue exiliado en
1727, tras una controversia donde se posicionó contra la bula Unigenitus de 1713, que condenó doctrinas jansenistas. De
todos sus escritos, aparentemente sólo una carta y el testamento fueron
colocados en el Index. El enlace anterior de la
edición de 1854 presenta una anécdota según la cual Soanen
era considerado un rigorista, pero concluye diciendo que era en realidad un
orador simple, que prescinde de los ornamentos innecesarios. La wikipedia en inglés dice que Soanen
era jansenista convencido. La wikipedia en francés dice
que Soanen era simpatizante del jansenismo.
[10] Sobre los otros autores del cuadro, la edición catalana de 1755 del
libro Regla de Vida, de Simó Salamó
(Wikipedia) y Melchor Gelabert puede ser leída em google books.
Este libro fue traducido al español, y tuvo varias ediciones, que adentraron en
el siglo XIX. Después de una breve doctrina en torno a la penitencia, él da
tres avisos para santificar el trabajo corporal de un modo práctico, y listo
para ser vivido. Estas advertencias resumí en el cuadro. El catecismo de Reims
tratare después, a causa del contexto del socialismo. Escrivá yo también
tratare después, sin embargo la lectura de la fórmula triple como penitencia
viene del hecho de que Escrivá imitó lo que otros autores escribieron a lo
largo de por lo menos dos siglos, como se percibe en el cuadro (Escrivá no
ofreció una explicación textual de la fórmula triple). El libro Vida cotidiana
y santidad, de Burkhart y López, confirma la
intención de Escrivá de abordar la vida en el mundo a través de la penitencia,
pero al mismo tiempo intenta apartar la clave de lectura oración-ayuno-limosna «(san Josemaría) desea inculcar un
"espíritu de penitencia" que esté presente en la entera conducta del
cristiano. En vez de hablar de "ayuno, oración, limosna" prefiere
poner ejemplos de que cualquier acto virtuoso puede tener carácter
penitencial.» (t. 3, 2010, ISBN 8432142395, p. 381). La fórmula triple aparece
al menos en Conversaciones n. 10, 18, 24, 55, 70, Es Cristo que pasa n. 45, 122
(en las obras póstumas, la homilía Sacerdote para la eternidad).
[11] Hay una semejanza de planes entre el sermón de Soanen
sobre el trabajo y el ensayo de Max Weber sobre la ética protestante y el
espíritu del capitalismo. Porque ambos inicialmente responden a la pregunta
dogmática "¿por qué trabajar?". Soanen
responde con la condena a comer el pan con el sudor de la cara de Gn 3,17-19. Max Weber responde contrastando la dogmática
luterana, que rechaza la salvación por las obras, y la calvinista, que también
la rechaza, pero en cierto modo recae en ella. A continuación, ambos pasan a la
cuestión ascética "¿cómo trabajar?". Soanen
responde con la santificación del trabajo, y Max Weber con una exposición larga
que destaca la ascética calvinista. Y ambos lo hacen atentos al contexto
socioeconómico, es decir, de un modo compatible con la racionalización
capitalista. Los enfoques sin embargo son distintos. La de Soanen
es pastoral y teológica, la de Max Weber es sociológica.
[12] En el Guía de Pecadores, Luis de Granada (1504-1588) también evitó los
aspectos específicos leer en google books.
Así como Soanen, Escrivá también presenta una
doctrina de santificación del trabajo que es sólo genérica, pero al mismo
tiempo exige los elementos específicos ("No creo en la rectitud de
intención de quien no se esfuerza en lograr la competencia necesaria, con el
fin de cumplir debidamente las tareas que tiene encomendadas", Es Cristo
que Pasa n. 50). Sin embargo en Escrivá no encontré una afirmación clara como
la de Soanen o la de Granada, diciendo que no
instruyó en los deberes específicos. En vez de entrar en esos detalles, el Opus
Dei prefiere aquella imagen sugestiva del "un suelo puchero" de
Amigos de Dios n. 294 leer en escrivaobras.org. Así la nota
"Ao Leitor",
añadida postumamente en el libro Ascetica
Meditata de Salvatore Canals. «Mons. Josemaría Escrivá, Fundador do Opus Dei, explicava que, no exercício do seu ministério, não tinha senão
"uma só panela"
de comida, uma mesma doutrina com validade
universal». Es claro que, en la práctica, esa "validez universal" se
resiente de las dificultades de comunicación que viene de la falta de
contenidos específicos comunes. Gervasio aborda la orientación de las personas
en el Opus Dei sin el apoyo de una experiencia profesional común leer en Opuslibros.
[13] el reglamento de 1688 de la Cofradía de los comerciantes de Lyon es un
caso de espiritualidad de trabajo no genérico. Esta Cofradía fue establecida
por los padres Feuillants, que eran cistercienses, y
desaparecieron en la Revolución Francesa. Ella tenía por lo tanto una herencia
cultural de los monjes (Jean Soanen predicó a los Feuillants un sermón sobre el patriotismo en 1683 leer en google books).
El patrono santo Homobono de Cremona se representa
sosteniendo una bolsa de dinero ver en wikimedia.
Sus virtudes coinciden con las cualidades necesarias para los negociantes de la
época, y constituyen por ello una especie de código de calidad comercial. No
exceder el precio justo p. 25, no permitir injurias en la tienda p. 25, pagar
todas las deudas p. 25, afabilidad y modestia en las palabras p. 25, no prestar
con usura p. 28 (he indicado las páginas del pdf descargado del google books, y
no la numeración impresa en los varios folletos independientes que componen el
volumen). El reglamento también incluye ocho meditaciones (p. 46-101) sobre el
modo de santificarse en el comercio, sobre el nombre, la condición, y la vida
matrimonial de santo Homobono, sobre el amor del
prójimo, sobre el amor de santo Homobono por el
prójimo, su muerte, y sus milagros. Ellos destacan de la Biblia textos que
hablan de negocios como Lc 19,13 o Mt 13,45. El
reglamento también desarrolla que los medios principales de santificación son
sacramentos y oración, y explica por qué en el caso de santo Homobono la oración tenía una importancia peculiar p. 126.
Las aprobaciones de las autoridades eclesiásticas y de los doctores pueden ser
vistas a partir de la pág. 113.
[14] La política económica en España en el período del Concilio y posconcilio fue desarrollista. La Iglesia no estaba
alienada de eso, Pablo VI abordó el tema en un discurso a empresarios de
Barcelona en 1964 "vuestra Patria en que con fe en sí misma y confianza en
el porvenir ve lanzadas fuerzas ingentes hacia metas de desarrollo
económico" leer en vatican.va.
La evolución del PBI de España en la década de 1960, en millones de dólares
estadounidenses, según el Banco Mundial, está en el cuadro abajo. En
el año 1968, el único en que hubo recesión, Escrivá publicó Conversaciones.
[15] El primer jesuita que encontré hablando de santificación del trabajo, en
un libro publicado postumamente en 1815, fue Jean Grou (1731-1803), que vivió en el exilio durante la
supresión de la Compañía de Jesús. (leer en Google Books).
Sin embargo, no usó el enfoque penitencial oración-ayuno-limosna. Yo volveré en
ese asunto después.
[16] En Conversaciones n. 10, Escrivá dice que "Lo que he enseñado
siempre -desde hace cuarenta años- es que todo trabajo humano honesto,
intelectual o manual, debe ser realizado por el cristiano con la mayor perfección
posible" (leer en escrivaobras.org). Esta doctrina,
que los jesuitas predicaban usando el mote "hacer bien las obras", el
Opus Dei llama la santificación del trabajo. En verdad el propio Escrivá habló
en "trabajar bien" (Conversaciones nº 27), que es un nombre más
adecuado para la doctrina de Conversaciones n. 10. Y tal vez por esa doctrina
haber destacado en la institución, el Opus Dei publicó en 2016 un libro dando a
él el título "Trabajar bien, Trabajar por amor", desplazando la
expresión "santificación del trabajo" al subtítulo leer el ebook en opusdei.org.