Algunas perlitas del
documento de Experiencias Pastorales.
Terpsícore, 13 de diciembre de 2006
Antes que nada, felicidades
a Agustina, a Oráculo
y a los demás defensores de la verdad –de dentro o de fuera del “tinglado”- por
el frenético ritmo, casi diría que “avalancha” de documentos secretos que nos
está literalmente cayendo encima. Es casi imposible leerlos todos. Espero que
la pobre Agustina se limite a escanearlos sin perder mucho tiempo leyendo el
contenido, de lo contrario puede que pronto le dé un yúyu
de tantas burradas y tanta bestialidad que hay que leer.
Al repasar el último
documento sobre experiencias pastorales, no puedo
resistir extraer para vosotras y vosotros unas cuantas “perlas” que casi no
necesitan ningún comentario. Seguro que hay muchas más, pero estas son las que
me han parecido más patéticas tras una primera lectura rápida. El texto
completo siempre se puede repasar para ver que no sólo no están sacadas
de contexto sino que, en su mayoría, estos párrafos precisamente CONSTITUYEN
el contexto.
La numeración y los
títulos en negrita de cada párrafo son cosecha propia. El resto es literal del
original, incluyendo el tipo de letra y las cursivas Los he puesto en el orden
en el que aparecen en el documento. El tiempo no me dio para más:
1- Hablando de la manera de predicar a las mujeres (por cierto, no he logrado
encontrar un párrafo acerca de cómo predicar a los hombres)…
“Cuando se predica en Centros de mujeres,
además de todo lo señalado hasta ahora,
conviene tener en cuenta que, frecuentemente, las Numerarias Auxiliares asisten junto con las
Numerarias, y en estos casos la predicación ha de construirse pensando
especialmente en aquéllas.
La diferente sensibilidad y afectividad de las mujeres, hace que el sacerdote deba cuidar
más el tono: ha de ser menos afectivo o sentimental. También es oportuno poner más ejemplos o
comparaciones, para ilustrar las ideas y para que queden más grabadas -no hay que olvidar que captan mejor lo concreto que lo universal-, y
evitar el paso brusco de las ideas generales
a lo concreto. Naturalmente, hay que ser muy delicado en las expresiones, incluso cuando se trata de
algunos textos más fuertes de los
Sagrados Libros, etc.”
2- Meditaciones a gente de fuera de la obra y grabadoras de voz…
“Otra
consecuencia de este modo de proceder es que nunca se usan aparatos para
registrar la voz, en las meditaciones, charlas, conferencias, etc., excepto en el caso de que se
cuente con el permiso expreso de los
Directores. Sería un abuso y una falta
intolerable, que algún asistente usase alguno de estos aparatos a escondidas;
si sucediera, habría que exigirle la entrega de la cinta, y si hubiera algo
grabado, se borraría en su presencia. Después se le invitaría a que abandone la casa, acompañándole hasta la
puerta.”
3- “Orientación” al sacerdote y al director acerca de un amigo en el curso
de retiro antes de que hablen con él…
“Si alguno de Casa ha invitado a amigos suyos al curso
de retiro, será muy oportuno, ordinariamente, que dé una
breve orientación sobre esas personas al
sacerdote que lo va a dirigir o al Director del curso.
Todo lo anterior es aplicable, servatis servandis, cuando se predica a mujeres; pero la conversación de temas espirituales se tendrá siempre en
el confesonario. En este caso, suele costar un poco
más que las personas acudan, especialmente
en la labor de San Rafael. Por eso, la iniciativa de las personas de Casa que
atienden el retiro habrá de suplir las menores posibilidades que tiene el sacerdote para iniciar la charla espiritual;
si el sacerdote observa que acuden
pocas personas al confesonario, deberá advertirlo a la Directora.”
4- Predicación a personas con poca “formación”…
“Suele tratarse de campesinos, empleadas del
hogar, obreros manuales,
padres de alumnos que frecuentan obras corporativas donde se imparten enseñanzas técnicas, o personas de nivel
social más alto, pero igualmente con escasa formación.
Como ordinariamente
les falta una preparación mínima para aprovechar bien los
cursos de retiro, hay que adaptarlos a sus circunstancias, de modo que saquen todo el provecho espiritual
posible. Puede aprovecharse alguno de
los ratos en que no se guarda silencio -después del almuerzo y de la cena, por ejemplo- para tener
una tertulia, preparando previamente
el tema, que puede ser variado. Si se trata de padres de alumnos, se les explica más a fondo y con muchas
anécdotas la tarea que se hace con
sus hijos; diciéndoles que ese mismo tipo de labor se realiza también en otras ciudades; cómo pueden cooperar a
mejorar la eficacia de ese trabajo,
etc. A empleadas del hogar, se les puede hablar de la formación que se da en
los Centros dedicados a enseñanzas que a ellas les interesan; como es
lógico será una Numeraria quién dirija la charla, pues el sacerdote no asiste a esas tertulias.
Se darán las pláticas
y meditaciones características de los cursos de retiro, pero en menor número; y, sobre todo, tendrán algunas clases o charlas de formación.”
5- Según Escrivá, Dios quiere a la mujer en la cocina…
“Se debe superar además la mentalidad según la cual el honor de la mujer deriva más
del trabajo exterior que de la actividad familiar. Pero esto exige que los hombres estimen y amen verdaderamente a la mujer con
todo el respeto de su dignidad personal, y que la sociedad cree y desarrolle las condiciones adecuadas para el
trabajo doméstico». Y nuestro Padre
señalaba: «No hay excusa para incumplir ese amable deber. Desde luego, no es excusa el trabajo fuera del
hogar, ni tampoco la misma vida de
piedad que, si no se hace compatible con las obligaciones de cada día, no es
buena, Dios no la quiere. La mujer casada tiene que ocuparse primero del hogar»”
6- Medidas para evitar que dos tías se “enrollen” en un centro (no he logrado
encontrar un párrafo similar aplicado a los hombres)…
“A este respecto -y para cuando se atiende a personas que van por un Centro
de mujeres- conviene tener presente que no debe darse el que dos chicas duerman en la misma
cama: ni por miedo, ni por soledad, ni por costumbre adquirida en casa de sus padres, ni por otro pretexto; o el que tengan
familiaridades entre ellas que faciliten una amistad particular y absorbente
que, además de ser ocasión de pecados
contra la castidad, puede dar lugar a una desviación afectiva, a faltas de caridad
con las demás, a habladurías, etc.”
7- Más de psicología de mujeres, con notas al pie. Incluyo un largo párrafo
que no tiene desperdicio. Importante: confrontar y comparar, punto por punto,
con el extraordinario mail de Vado
Via… el resultado es estremecedor…
“En cuanto al modo de
considerar el mundo, la mujer tiende a la subjetividad; es más apasionada y emotiva que el varón, y como tiene una gran capacidad para fijarse y valorar lo
concreto, puede caer con facilidad en susceptibilidades: hay cosas que a lo mejor apenas afectan a un hombre
y, en cambio, tienen una gran resonancia en la mujer. Por eso, tienen más facilidad para dejarse llevar por
apasionamientos poco objetivos, que deforman la realidad: «Decir una verdad subjetiva -que no se ajusta a la verdad real-, hijas, es mentir (...) Esta falta de objetividad es un
defecto, así como la afición a exagerar, a
dramatizar>15.
La mujer tiene una gran capacidad para la
renuncia16 y para poner el propio destino en manos de otra persona;
y emocionalmente presenta una más fácil
inclinación hacia los extremos, pasando, por ejemplo, de situaciones de enfado a muestras de cariño, de la
euforia al desánimo.
Respecto a la propia
persona, la mujer tiende más a la interiorización, en el sentido de que presta mayor atención a su
persona, a sí misma, sin que esto
sea necesariamente una muestra de egoísmo: cartas, diarios íntimos, etc., son manifestación de
esa tendencia. Bajo este aspecto
encontramos que el hombre habla más de lo que va a hacer, de sus planes y trabajos; la mujer, en cambio, suele tener como tema más preponderante a sí misma; el hombre -según los casos-,
puede buscar el aplauso como
reconocimiento de lo que ha hecho, la mujer como reconocimiento del servicio prestado y no tanto de la obra misma
realizada17.
Otra característica
del modo de ser femenino es preocuparse más que el hombre del juicio de los
demás por lo que se refiere a su porte externo. «Tenéis
que esforzaros, hijas mías, por dominar una actitud que es propia de la mujer: llamar la atención, la coquetería»18.
En cuanto a la
emotividad, se suelen señalar en las mujeres las siguientes características:
a)
predominio de lo afectivo e
intuitivo sobre lo racional, del corazón sobre
la cabeza19;
b)
tendencia a lo concreto, que
lleva a ser detallistas, a la observación minuciosa;
este aspecto, que tiene consecuencias muy positivas, puede ser también ocasión de pequeños defectos20;
c)
sensibilidad
más acusada, que puede llegar a complicar asuntos en sí intrascendentes, y a hacer montañas de
pequeñeces: «todos somos complicados,
pero vosotras fácilmente dejáis que una idea pequeñica se haga una montaña que os abrume, aun siendo mujeres de talento»21;
d)
en
general, les resulta más difícil que al varón ser anímicamente estable, en criterios y sentimientos; en ocasiones este rasgo depende de la educación recibida: no es raro que al
varón, desde la infancia, le enseñen a
dominar las pequeñas emociones de miedo, nerviosismo, enfado, etc. Refiriéndose a sus hijas ha escrito nuestro Padre: «Mis hijas no pueden caer en esa falta que
se atribuye a la mujer: ser débil de
nervios, dejarse llevar fácilmente por tonterías e imaginaciones»22.
15.
De nuestro Padre: en Noticias,
IX-1971, pp. 16-17.
16.
«Más recia la mujer que el hombre, y más fiel, a la
hora del dolor» (De nuestro Padre, Camino, n. 982).
17.
Por eso, nuestro Padre decía
a sus hijas: «Procurad no pasarlo mal cuando en apariencia
no se os mire, cuando penséis que no se os hace caso, porque sufrir por estas cosas, hijas, es un defecto: no podemos decir que es una peculiaridad del carácter femenino, porque los defectos nunca son
característicos» (Noticias, VIII-1971,
p. 15).
18. Ibid., p. 16. En este sentido, aunque no se dará en
personas de Casa, en la actualidad es preciso insistir en el posible pecado de escándalo que puede causar el
modo de vestir, de comportarse, etc.,
que va creando un ambiente de
sensualidad en las costumbres, que
ahoga la vida sobrenatural.”
19.
«¿Otra virtud que habéis de vivir?: la serenidad. No os llenéis de espejismos. Escuchad hasta el final lo que tengan que deciros. Si no habéis entendido
bien, preguntad. Y obedeced luego con calma, sin impaciencia, hasta
acabar cumplidamente los encargos. Dejad
que gobierne la cabeza, aunque acompañéis con el entusiasmo lo que
habéis decidido con la razón. Sin nervios» (De nuestro Padre: en Noticias, IX-1971,
p. 18).
20.
La tendencia a ser
detallistas puede presentar una vertiente negativa: «Os cuesta enfrentaros con la realidad, tenéis tendencia a tiquismiquis,
a pequeñeces; y si alguna vez os ponéis a sacar defectos, estáis haciéndolo
durante cuarenta horas seguidas» (De nuestro Padre: en Noticias, VIII-1971, p. 14).
21.
De nuestro Padre: en Noticias,
IX-1971, p. 17. Es preciso, pues, ayudarles a ser muy sinceras, para evitar
este posible peligro: «La mayoría de las
veces os complicáis porque os da la gana, porque calláis» (De nuestro Padre: en Noticias, VIII-1972, p. 46).
22.
De nuestro Padre: en Noticias,
VIII-1971, p. 16.”
8- Unas pinceladas de “moral cristiana”: mujeres, alimentad a vuestros
pobres maridos…
“Con frase muy gráfica, decía en una
ocasión nuestro Padre: «Y si un día (el marido) vuelve
cansadísimo, quizá un poco abatido, porque no le han ido los asuntos como quería, ya que lo habéis cogido por el corazón, y tan
fuertemente, cogedlo también por el estómago: preparad una
buena comidita, ésa que más le gusta... Os digo todo esto porque, a última
hora, no son más que las exigencias de la moral cristiana».”
9- Una de psiquiatras… “de confianza”, claro…
“Si en algún caso se
observaran en una persona algunas anomalías de carácter o
comportamiento, que hagan sospechar una situación especial, habrá que recordar que antes de acudir a un especialista en
psiquiatría, se debe consultar a la
Comisión Regional. También hay que tener en cuenta que la experiencia muestra
que un buen médico de medicina general
-que tenga recto criterio- es muchas veces suficiente. En los casos graves habrá que acudir a un psiquiatra de confianza.
De ordinario, hay que evitar a los
psicólogos, cualquiera que sea la escuela a la que pertenezcan, pero especialísimamente si se adhieren al
psicoanálisis.”
10- Más consejos “sacerdotales”: mujeres, no deis el coñazo a vuestros
pobres maridos. Incluye también profundas observaciones acerca del maquillaje
avaladas por el refranero español, el de toda la vida…
“Nuestro Padre ha dado muchos consejos o
indicaciones a las mujeres casadas sobre aspectos precisos de la vida
matrimonial, que conviene tener
presentes en la formación de las Supernumerarias. Por ejemplo: «Para que en el matrimonio se conserve la ilusión de los comienzos, la
mujer debe tratar de conquistar a su marido cada día; y lo mismo habría que decir al marido con respecto a su mujer. El
amor debe ser recuperado en cada
nueva jornada, y el amor se gana con sacrificio, con sonrisas y con picardía también. Si el marido llega a casa
cansado de trabajar, y la mujer
comienza a hablar sin medida, contándole todo lo que a su juicio va mal, ¿puede sorprender que el marido acabe
perdiendo la paciencia? Esas cosas
menos agradables se pueden dejar para un momento más oportuno, cuando el
marido esté menos cansado, mejor dispuesto. Otro detalle: el arreglo personal. Si otro sacerdote os dijera
lo contrario, pienso que sería un mal consejero. Cuantos más años tenga una
persona que ha de vivir en el mundo, más necesario es poner interés en
mejorar no sólo la vida interior, sino
-precisamente por eso- el cuidado para estar
presentable: aunque, naturalmente, siempre en conformidad con la edad y con
las circunstancias. Suelo decir, en
broma, que las fachadas, cuanto más envejecidas, más necesidad tienen de
restauración. Es un consejo sacerdotal. Un
viejo refrán castellano dice que la mujer
compuesta saca al hombre de otra
puerta».”
11- No fiarse de las
tías ni cuando están a punto de “estirar la pata”…
“Nuestro Padre lo recalcó de forma patente y gráfica, diciendo que prefería que sus hijas murieran
sin los últimos Sacramentos -porque
estaba cierto de que aun así morirían como unas santas-, a que los sacerdotes acudieran sin necesidad a los
Centros de mujeres: sólo van cuando
tienen que ejercer su ministerio”
12- Más consejos en la predicación del sacerdote a numerarias auxiliares…
“Si se trata de Numerarias Auxiliares, no conviene alabar en exceso su
trabajo profesional: es mejor que lo haga la Directora, pues a veces pueden
plantearse pequeños problemas de alguna que se sienta «mejor comprendida por el sacerdote».”
13- Iglesias confiadas a la prelatura (I): fuente de vocaciones…
“Entre el abundante número de personas, que
tanto bien reciben allí, los
sacerdotes saben descubrir a las que den esperanzas de vocación a la Obra -por sus cualidades de laboriosidad,
capacidad de sacrificio, generosidad,
don de gentes, prestigio en su ambiente, etc.-; y procuran ponerlas cuanto antes en relación con algún Centro de
la Prelatura, para que conozcan
cada vez mejor y amen más el espíritu de la Obra.”
14- Iglesias confiadas a la prelatura (II): dar de desayunar a los
monaguillos… eso sí: que los subvencionen los niños bien de la parroquia…
“Hace falta también un
número suficiente de monaguillos, tanto para el servicio normal de la iglesia, como para las celebraciones litúrgicas
especiales. Una persona se encarga de atenderles, instruirles, ensayar con ellos las ceremonias, etc. Se les da la
retribución ordinaria en la diócesis6.
Además de estos
monaguillos, interesa contar con otros chicos de familias acomodadas del
barrio, que vayan para las ceremonias principales: a éstos no solamente no se les paga, sino que -respetando siempre los derechos de los Ordinarios locales- ayudan
económicamente, comprando sus propios
ornamentos, cubriendo la retribución de los otros monaguillos, etc.
6. Los monaguillos
retribuidos son sólo los estrictamente necesarios para las necesidades del culto. Se puede hacer labor de
catequesis, etc. con otros chicos,
sin necesidad de que sean monaguillos, y desde luego sin retribución alguna.
Especialmente cuando los
monaguillos proceden de ambientes con escasa formación,
se les enseña desde el primer momento a vivir con delicadeza la urbanidad
de la piedad en la iglesia, en
los actos litúrgicos y con los objetos de
culto. Y se cuida también de que sean respetuosos y educados con los sacerdotes, sin bromas de ningún género. Un detalle
de corrección -y de higiene- es no
permitirles que beban el vino sobrante de las vinajeras, ni que toquen las formas. Si en algún caso parece
oportuno, no hay inconveniente en
darles de desayunar.”
15- Iglesias confiadas a la prelatura (III): fuente de dinero… para la
prelatura (la nota al pie no tiene desperdicio)…
“Las iglesias -sobre
todo las de las grandes capitales- se sostienen económicamente, a base
fundamentalmente de las limosnas y de las aportaciones
de los fieles que las frecuentan, quienes cubren los gastos de mantenimiento del edificio, de culto y de los
sacerdotes. Para esto, se piden
limosnas, se hacen colectas para fines determinados, etc. El cariño y el agradecimiento de los feligreses por la
dedicación de los sacerdotes de la
Obra, se manifiesta también en la generosidad de sus limosnas. Por eso, lo normal es que las iglesias tengan un
saldo positivo fuerte, de tal modo que no sólo no necesitan recibir donativos
que podrían ir a otras labores
apostólicas de la Obra, sino que las mismas iglesias ayudan económicamente a
esos apostolados7.
Se colocan cepillos para recoger las limosnas
de los fieles; se hace la cuestación, y
además, en algunos actos, se puede poner cerca de la puerta una mesa, con dos o más personas piadosas
que la cuiden, para que los fieles
dejen allí sus donativos.
7. Evidentemente, al actuar de este modo se está respetando la
voluntad de esas personas, que de hecho dan sus limosnas intuitu personae: precisamente porque en esa iglesia trabajan sacerdotes de la Prelatura. Es de
justicia, por tanto, que esas aportaciones se destinen a labores
confiadas a la Obra.”
16- Trato con curas diocesanos…llevarles “cariño sincero de nuestro
espíritu”. Como normalmente esos curas van sobrados de pasta, tratar de
conseguir que alguno de ellos ayude a la Obra con sus limosnas…
“Por su situación personal -a veces están
solos-, los sacerdotes suelen apreciar
muchísimo que se les vaya a ver y que se les brinde una sincera amistad. Esta atención -espiritual y material-
del Opus Dei a los sacerdotes de las diócesis evita que sientan el peso de la
soledad y de la indiferencia, que
muchas veces pueden amargar los corazones de quienes iniciaron llenos de ilusión su labor pastoral. Se
trata de llevarles cariño sincero y
la vibración sobrenatural de nuestro espíritu, que les ayudarán a encender su piedad y celo por las almas, su amor a
la diócesis, el afecto y obediencia
a su Prelado, la unidad y fraternidad con los demás sacerdotes. Por eso,
nos sentimos hermanos de todos los
sacerdotes, iguales a ellos, pues todos
participamos del mismo sacerdocio de Cristo.
Con el trato
apostólico se conseguirá que muchos sacerdotes lleguen a conocer la Sociedad
Sacerdotal de la Santa Cruz, y entre los que no reciban la vocación, algunos podrán ser nombrados Cooperadores, y
ayudarán con su oración, con sus limosnas, acercando almas a la Obra y, en lo posible, con su ministerio sacerdotal.”
17- Y para terminar: buen rollete con los curas diocesanos, pero ojo con
hablar de fútbol…
“En el trato con los demás sacerdotes
seculares, hay que ser prudentes antes de tomar la iniciativa de tutearles
-particularmente si son de más edad-, a no ser que en la
diócesis se acostumbre; sólo cuando es claramente oportuno se habla de temas
como deportes, etc.; es preferible que sea
el otro sacerdote quien tome la iniciativa en fumar, a no ser que ya haya un trato de confianza; en cualquier caso
conviene extremar la templanza en éste y en otros aspectos similares.”
En fin…
Terpsícore