Los numerarios estamos cortados con el mismo patrón, con los mismos criterios

Stoner, 17 de mayo de 2017

 

Hola a todos. Comento al hilo de algunos escritos de los últimos días de NVLP, CuG, Bruna, Supo y Alter.Alterius. En el camino hago una consulta a Salypimienta y a otros.

 

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En sus amenos y bien informados escritos, Novaliolapena nos cuenta que en alguna región se prohibió a los numerarios asistir al cine para La Pasión de Cristo, incluso en “plan apostólico”, con un amigo o familiar.

 

Si fue sorprendente la prohibición de asistir a La Pasión de Cristo, más sorprendente para mí fue cuando me prohibieron ir a ver Encontrarás Dragones!!! Como había que apoyar, muchos consiguieron excusas para asistir (laborales, etc). Pero a mí y a otros nos lo prohibieron. No sé si fue una prohibición general, o por países o cómo fue. Por un lado había que ir en masa, armar ruido, y por otro lado a los numerarios se nos frenaba, sin demasiadas razones.

 

Después de ver en mi centro Encontrarás Dragones, agradecí no haber ido al cine. ¡Qué mala película!

 

Pero este hecho me llevó a pensar ¿por qué no puedo ir al cine? Los cristianos corrientes, los fieles de una diócesis, no tienen prohibición para asistir. Es más, en el Opus Dei la mayoría de los miembros (los supernumerarios que serán un 70% y creciendo) sí pueden asistir. Por tanto, la prohibición no es por ser del Opus Dei per se, sino específicamente por ser numerario.

 

Son temas sobre los que es mejor no pensar mucho, porque nos podemos enredar tratando de entender...Si empezamos a razonar en clave de “fieles corrientes” nos podemos armar un problema mental y tener pensamientos ajenos al buen espíritu… Así que los numerarios no vamos y punto: es el criterio más seguro. “Así lo dejó escrito nuestro Padre”. Con eso basta.

 

De todas formas, hice un esfuerzo para tratar entender. Un primer motivo para la prohibición sería por el contenido de la película. Pero es fácil de descartar en este caso: ni La Pasión ni la de los Dragones de san Josemaría tenían contenido inconveniente, sino todo lo contrario.

 

Un segundo motivo sería el de vivir bien la virtud de la pobreza. Pero aunque consiguiera tickets gratuitos, ¡tampoco me permitían asistir! De verdad.

 

Por tanto, no es por motivos de contenido ni de pobreza. La prohibición tampoco era por el tipo de asistentes con que me hubiera cruzado en la oscura sala de cine (con Encontrarás Dragones era toda gente muy maja…).

 

Hasta hace un tiempo no se me ocurrían otros motivos más que el de autoridad. Nuestro Padre estableció que los numerarios no asistimos a espectáculos públicos y punto.

 

Después de leer esta página me pareció vislumbrar el criterio de fondo. La inconfesable razón para lo que me parecía una prohibición absurda, que no condice con fieles corrientes y no se aplica a los supernumerarios, por lo que no es genuino espíritu del Opus Dei, sino una rareza más de la vida numearil. Y el motivo que ahora veo como más razonable es que la prohibición tiene que estar vinculada a la vida de los religiosos. Esta es mi hipótesis. Por eso, nadie se atreve a explicitar los motivos reales… nadie fue capaz de darme una respuesta razonable. Mi hipótesis es que debía existir algún tipo de prohibición en las décadas de 1930-1940 para ir al teatro o al cine o a la plaza de toros u otra mundanal diversión... Y que de ahí surge la prohibición para los numerarios, que vivimos al modo de los religiosos y no de los fieles laicos comunes y corrientes…

 

En efecto, nunca había llegado a pensar que los numerarios vivimos como religioso de la más estricta observancia. Una vez que asumí este concepto, muchas piezas de mi puzle mental comenzaron a encajar en su lugar. Encuentro más coherencia y una cierta paz mental. Tengo que decirlo y escribirlo: vivo como un religioso, aunque de tanto que me insistieron que no tenemos nada que ver con ellos me lo terminé creyendo. Mis colegas de trabajo y mis amigos me ven como una persona más que rara… pero yo firme en que soy igual que los demás. Fue revelador aprender aquí que “los socios del Opus Dei no son religiosos, pero tienen un modo de vivir -entregados a Jesús Cristo- que, en lo esencial, no es distinto de la vida religiosa.” Así nos concibió nuestro queridísimo Padre y lo escribió como primer punto que caracteriza al Espíritu del Opus Dei (1941).

 

Para contrastar mi hipótesis de que la prohibición de asistir al cine o al teatro tiene su origen en alguna prohibición a religiosos en los años fundacionales, me fui a estudiar el CIC de 1917.

 

Y ahí logro confirmar mi hipótesis. En efecto, el cánon 140 se refiere a este tipo de prohibiciones para los clérigos: Can. 140. Spectaculis, choreis et pompis quae eos dedecent, vel quibus clericos interesse scandalo sit, praesertim in publicis theatris, ne intersint.

 

Voilà!

 

Creo que estoy apuntando en la dirección correcta. Me da mucha pena que no me hayan explicado las cosas como son. Y estar viviendo con unas prohibiciones para clérigos de ¡1917! Que además entiendo que quedaron abolidas en 1983...[1] Y yo, numerario con una formación religiosa muy superficial, no me había enterado. ¡Vaya cristiano corriente que soy! Me gustaría poder asistir algunas veces al cine y al teatro para mejorar mi formación cultural, pero antes de pitar no me lo explicaron y ahora no sé bien por qué me lo prohíben. Y también poder ir alguna vez al estadio a gritar y vivir una fiesta popular.

 

Como resumen, la prohibición es un capricho de Escrivá quien nos la impuso a todos los numerarios per omnia secula seculorum, o bien tiene su origen en el mundo religioso o clerical. (Sé que el “o bien” de la oración anterior da lugar a una falsa oposición, pero no importa demasiado).

 

(De paso, el otro día publicaban un artículo sobre san Josemaría y sus oposiciones a la Administración Pública. Un artículo con un fino tinte irónico. No sé cómo se condicen estas gestiones de Escrivá con el canon 139 vigente desde 1917[2]. Pregunto no por malicia sino por sencilla ignorancia. Mi latín y mis conocimientos de derecho canónico son bastante rudimentarios).

 

Concluyo esta primer parte de mis reflexiones agradeciendo, sin embargo, que no me perdí demasiado por no ver a los Dragones en el cine. Cuando vimos la película de Joffe en el centro quedamos pasmados y en silencio. Algunos empezaron con el reclamo “¡esta no cuenta como la peli del mes!” Habíamos quemado un cartucho....en una película mala, malita. Al sábado siguiente, tocó película nuevamente, para calmar a las fieras… Supongo que de esas que comenta nvlp, con violencia, acción, y mucha sangre.

 

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Otro recuerdo que me surgió al leer el escrito de nvlp. Escribes: “Recuerdo en un centro, a un numerario ya de 40 años, no un chaval precisamente, que si salía un beso, se levantaba, se marchaba y ya no volvía. No conozco amigos que tengan ese problema.” Y yo recuerdo también en un centro en que uno de los sacerdotes, tampoco un chaval precisamente, era tan timorato que miraba hacia el piso cuando la cámara enfoca a la protagonista de la película… Vamos, que podía pasarse buena parte de la película mirando al piso… También desviaba la mirada cuando aparecía la presentadora del telediario... Muy llamativo.

 

Yo pienso que se tomó muy en serio la anécdota, creo que era de don Álvaro, que dio vuelta una revista que tenía en la tapa la foto de una mujer. Y debía ser una revista sin inconvenientes para estar en un centro por el que pasaría el beato. La anécdota se contaba por el cuidado delicado de la vista. Entiendo que este sacerdote aplicaba el mismo criterio llevándolo a la pantalla de TV… raro, pero camino de santidad al fin y al cabo.

 

Va otra reflexión divertida con esta idea de no mirar a las mujeres. Supongo que seremos muchos los numerarios que evitamos mirar a las mujeres a los ojos. Hace poco me di cuenta de un problema incómodo que trae esta forma de actuar. Y es que como no miro a los ojos a mis interlocutoras… piensan que les estoy mirando el escote!!!.... De verdad... Sé que a otros numerarios también le ocurre la misma reacción con sus interlocutoras femeninas. Uno me decía, entre divertido y preocupado, que notaban que cuando hablaba con mujeres, estas tendían a subirse la blusa para tapar el escote, aunque no estuvieran mostrando nada.... Y él se sentía incómodo... Después empecé a prestar atención a estas reacciones. ¡Y lo confirmé en mi caso! No me había dado cuenta, pero también a mí me sucedía... muchas veces al hablar con una mujer, se tapaban el escote, espero que inconsciente o automáticamente… Cuando lo notaba, pasaba a mirarlas a los ojos ... Raro. Incómodo. Pero no me había dado cuenta hasta que comencé a verificar. Porque como digo, es ya automático que no miramos a los ojos; y creo que la reacción de taparse también es automática. Aunque alguna mujer debe pensar que miramos lo que no deberíamos. No sé, nunca lo pregunté. Tal vez Salypimienta u otras mujeres que tienen experiencia en el trato con numerarios nos pueda informar. Pero, por favor, sin abundar en fantasías de Golums y escritorios con estampitas…

 

Esta actitud de no mirar a los ojos a las mujeres, y los inconvenientes que traen con los escotes, supongo que tendrá un componente “fundacional”. Creo que lo aprendimos de san Josemaría como forma de “guardar la vista”[3]. Espero que a él no le hayan sucedido las incomodidades que yo noto en mis interlocutoras femeninas.

 

Me pregunto a veces si me puedo llegar a identificar con este tipo de anécdotas. Entiendo que no, ya que lo de no mirar a los ojos y que las mujeres piensen que les miramos el escote le debe ocurrir a cientos de numerarios ;-)

 

Y por la anécdota de mirar el piso y no a la protagonista (por más bien vestida que esté), dudo que don X esté leyendo esta página. Y si lo está, ¡me alegro y le mando un saludo! Es muy probable que otros sacerdotes pudorosos tengan reacciones parecidas a las de don X. Pueden ser varios … De la misma forma, cuando nvlp cuenta la anécdota de un numerario de más de 40 años de edad que se retiraba de la sala cuando veía un beso en la película, yo vi reacciones parecidas en otro centro en que viví. Molestias por besos (castos). Distintas sensibilidades y reacciones similares: levantarse y retirarse.

 

El tema es que somos muchos que estamos cortados con el mismo patrón, con los mismos criterios. Como dije en un escrito anterior, aunque con otro sentido, somos intercambiables. Las reacciones y anécdotas se repiten a lo largo de las décadas en los centros de los distintos países… Al fin y al cabo el numerador no es tan amplio como me dijeron. Estamos cortados con el mismo patrón y nos repetimos bastante…

 

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Una última reflexión que me despertó la lectura del escrito de NVLP: “Antes que nada, me gustaría decir que cuando pedí la admisión nadie me informó de que ya no podría ir nunca más al cine... ni a conciertos, ni a partidos de fútbol... Igual que no sabía que tendría que usar el cilicio dos horas al día y las disciplinas una vez a la semana. Tampoco sabía que no podría merendar los sábados o tendría que ducharme con agua fría (o alguna mortificación similar). ¿Por qué se esconden estas cosas cuando se pide la admisión? ¿Por qué se oculta deliberadamente información que es de justicia saber antes de tomar una decisión tan importante?” En mi caso (y en el de todos, supongo) no nos explicaron algunos aspectos elementales de la entrega.

 

A mí me ocurrió un evento triste pero que muestra la manipulación de la que fui objeto. Unos años después de pitar, ya siendo miembro del consejo local, me puse a repasar unas notas viejas. Me sucedió algo parecido a lo que nos cuenta Escudo de Roble, aunque en mi caso no me puse a husmear en la computadora de secretaría… sino que estaba trabajando con avisos y notas por mi cargo como miembro de un cl. Y viene a suceder que me encuentro con una aviso que enviaba el Consejo Local de mi centro a la Delegación detallando en qué situación se encontraba Stoner para pitar… Por tanto, detallando la estrategia que estaban siguiendo para convencerme… Entre otras cosas, decían que habían decidido no explicarme algunos aspectos de la entrega, sobre los que había preguntado expresamente, por temor a que no pitara... En definitiva, que era mejor que Stoner primero pitara y después me explicarían algunos aspectos de la vocación que entonces no me terminaban de convencer….

 

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Muchas gracias nvlp por contarnos que las cartas que van en sobre cerrado dirigido al Prelado, de todas formas terminan siendo conocidas por los Directores de la Región de origen… No había pensado en ese mecanismo. Sobre las Cartas al Padre, tengo escritos algunos comentarios, tal vez los haga llegar más adelante.

 

Una pregunta final: me comentaron que hay menos personas trabajando en Villa Tevere. ¿Es correcto? Tal vez sea una tendencia de los últimos 5 años. Que hay incluso habitaciones libres. La sensación era que estaba disminuyendo el trabajo burocrático. En esta misma línea, noto que desde Roma/Comisión/Delegación llegan sensiblemente menos avisos que hace digamos 10 años. Esto se podría verificar con la numeración de las notas. Mi sensación nuevamente es que hay menos intervención, control, etc.

 

¿Alguien sabe si es sólo una sensación mía o si efectivamente está disminuyendo el peso burocrático y dejando más libertad de movimientos a nivel local?

 

 

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Gracias CuG por la sugerencia de cuidar mi identidad en la red. Tal vez hayamos coincidido, tal vez no… Espero no haber brindado demasiada información sobre mí mismo, pero creo que seremos muchos con un perfil similar, cortados con el mismo patrón y con experiencias vitales paralelas.

 

Hace años ya, en 2006, Marcus Tank escribió: “Hoy se controlan los números de teléfono con los que se habla desde un centro o desde los móviles, si es posible; la institución se entromete delictivamente en las cuentas privadas de correo electrónico o en ordenadores y agendas, o se contratan los servicios de investigadores privados para “espiar”, porque pocas cosas quedan fuera de sospecha. Y podría seguir describiendo conductas con un largo etcétera de comportamiento de cloacas, practicados por quienes hacia fuera muestran una piel de mansos y afables corderos.”

 

De los servicios de investigadores privados, no tengo referencias de su utilización. Puede que yo sea un despistado, o que haya sido una situación muy excepcional y puntual, o que sean espías tan buenos que por definición uno ni se entera... No sé si alguien tiene experiencias de este tipo. De las otros controles, no me cabe duda… En mi caso, supongo que no durarían en poner cámara filmadora secreta en mi habitación para ver lo que hago, si sospechan que soy Stoner. O tratar de controlar mi tráfico en Internet. A los buenos hijos de Escrivá les encanta controlar. Supongo que habrá alguno con muchas ganas de poder acceder a mi casilla de correo electrónico.

 

Escribo porque lo necesito y me libera. Quiero y espero mantener mi anonimato. De todas formas, aunque descubrieran quién firma como Stoner, no sé qué sería mejor hacer… Tal vez dejarme seguir escribiendo en esta página ya que en principio me leen sólo algunos locos. Aquí soy uno más del montón. ¿Qué le hace una mancha más al tigre? Es una forma bastante inicua para que canalice mi enfado y frustración. Pero si me descubren y me empiezan a presionar en persona (aunque sea sutilmente), no sé cómo puedo reaccionar. Lo digo en serio. Tal vez me amolde o tal vez explote, pegue unos gritos y portazos. Y habrá bastante gente que descubra la razón de mi enfado. Hay mucha gente que me conoce y me consideran una persona razonable. Pues nada, que tal vez sea mejor dejarme escribir que forzar una reacción que puede ser impredecible y con consecuencias negativas para la imagen de la Obra. Porque en definitiva, entiendo que importa, y mucho, la buena imagen de la Prelatura.

 

CuG escribe: “¡Duro encargo tendrá el que reciba la indicación de los directores de escribir sobre el liderazgo al estilo del Opus Dei! Aunque lo más probable es que el título sea "San Josemaría, líder de líderes" o algo así.” Te comento que creo que un profesor del IESE ya escribió en esa línea, repasando las virtudes de san Josemaría como gerente. Ahora no encuentro la referencia. Y, si no se escribió, sería buen material para una “tesis digna”.

 

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Gracias Bruna por lo que me escribes. “No sé si te ha servido o no. Sólo quería que entendieras por qué muchas cosas de las que comentas, pasaban hace años y siguen pasando ahora y no se les pone remedio. Que intentan que entre mucha gente y a esas personas se les engaña y se les dice que van a conseguir entrar en el cielo. Juegan con la buena voluntad de las personas y con que si no están allí, no van a encontrar nada mejor”. Entiendo esto y lo comparto. Sólo que por ahora sigo teniendo esperanzas en que hayan algunos cambios. Tal vez sea un iluso.

 

Acabo de leer tu primer escrito, de 2012, para conocerte un poco más. Por lo que me acabas de escribir, se ve que ahora te encuentras mucho mejor que lo que se reflejaba entonces, a Dios gracias. Y también mejor que en tu segundo escrito, que me causó pena. Me alegro y te deseo lo mejor. Se ve que estás feliz con tu nueva etapa y tu familia maravillosa. Espero que se haya solucionado tu situación laboral y que puedas crecer en tu relación con el buen Dios.

 

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Supo nos cuenta una anécdota sobre la mesa auxiliar nueva en el hall de entrada de Aralar, que se colocó para mejorar la decoración, pero que después tuvieron que retirarla. En principio, los directores locales tenemos muy poca autoridad para cambiar la decoración de los centros, de nuestras casas… Hay avisos del estilo: "Les recordamos que no es conveniente cambiar de sitio los muebles y objetos de decoración ya instalados. Por ningún motivo se retirarán..... "

 

Así que no es sólo para las habitaciones por las que pasó san Josemaría, sino más en general. Por un lado, es razonable limitar los cambios de muebles y de decoración. Sería complicado hacerlos depender del buen o mal gusto del director de turno... Pero por otro lado, esto lleva a un inmovilismo bastante triste: centros que parecen casas de hace 50 o 100 años. Con muebles señoriales y poco funcionales. Con cuadro viejos, viejísimos, y malos. Falta de color.

 

Recuerdo que, frente a algunos cambios en la distribución de muebles y pequeñas reformas por el estilo, si algún director de la delegación venía para un despacho (de san Miguel, san Gabriel o de san Rafael), y se encontraba con algún cambio, al poco tiempo llegaba un aviso que decía “No corresponde al consejo local modificar la decoración de los centros. Tienen que consultar si fuera el caso. Vuelvan todo al lugar en que estaban y hagan la consulta formal”. Ok. Mejor no cambiar. Y así hay centros de gente joven con muebles y cuadros de una casa de abuelos, a no ser que sean reformados o construidos de nueva planta, o que tenga un director con bastante iniciativa e impulso.

 

 

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Alter.Alterius: Me gusta tu nick. Dudo que nos conozcamos, pero quién sabe.

 

Estoy de acuerdo con lo que escribes. Leí tus aportaciones anteriores. Me alegro que hayas vuelto a escribir. Hago unos breves comentarios con un fondo general de sintonía contigo.

 

Dices: “Ahora están empezando a decir que recojamos testimonios de la fama de santidad de D. Javier. Yo no creo que fuera un santo ni mucho menos.” Concuerdo. En la Crónica sobre el fallecimiento de don Javier (diciembre 2016) ya incluye la sección “Favores del Padre”. Son 13 favores/milagros atribuidos a la intercesión del reciente Prelado fallecido (qepd). No me gusta que en la primer Crónica post mortem, la que nos relata sus funerales, venga ya un contingente de favores atribuidos a la devoción espontánea, inmediata y en todo el Orbe a don Javier. Me van a hacer dudar de los milagros... Por favor, esperen un poco, no lo empiecen a canonizar. Creo que ni siquiera en el caso de san Josemaría habían sido tan prestos a difundir la devoción y el surgimiento de milagros...

 

Tal vez sea un iluso, pero espero que don Fernando realice cambios en la dirección espiritual. No son difíciles de implementar. Aunque implicarían perder el control sobre las conciencias que ahora tienen los Directores… Pero es un abuso tan evidente que no puede seguir mucho tiempo más.

 

En cuanto a la historia de la Obra entiendo que sin levantar mucho la voz, algunos autores “oficiales” han estado brindando datos interesantes. Estoy recabando algunos y los trataré de ordenar y compartir.

 

Suscribo el resto de tu listado. Muy bueno. Y también suscribo, dos veces, lo de que “no se puede hablar de libertad si haces una cosa a la que tienes derecho y los directores procuran vengarse donde te pueda doler.” El NO TENEMOS NINGÚN DERECHO es origen de tantísimas arbitrariedades y no ayuda al desarrollo de la personalidad de los miembros.

 

 

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Una emendatio. En un escrito anterior expresé que algunos numerarios fanáticos “piensan que no es conveniente mirar una semifinal de la Champions en lugar de tener la Tertulia (porque es un medio de formación y que nuestro Padre dispensaba más fácilmente de hacer la oración que de la tertulia)”.

 

Rectifico.Acabo de verificar en Experiencias de Consejos Locales y veo que no es correcta mi actitud. “La tertulia, a la que San Josemaría atribuía tanta o más importancia formativa que a la media hora de oración, no se sustituye en el Centro por la radio o la televisión, aunque puede ser más breve si luego se proyecta un vídeo, una película, etc.” (p 255).

 

Así que un coram Deo Dómino Nostro confíteor… y un Propter has culpas…

 

 

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Por último, volví a pensar por qué estoy escribiendo aquí. En mis anteriores escritos (1 y 2) ya proporcioné varias razones. Agrego un par más, porque tal vez les sirvan a otros.

 

Leyendo el Código de Derecho Canónico, después de verificar en el índice que las Prelaturas están fuera de la Parte II (Constitución Jerárquica de la Iglesia), repasé las obligaciones y derechos de todos los fieles (Canon 212§3). Pues bien, es claro que tenemos “el derecho, y a veces incluso el deber, en razón de su propio conocimiento, competencia y prestigio, de manifestar a los Pastores sagrados su opinión sobre aquello que pertenece al bien de la Iglesia y de manifestar a los demás fieles, salvando siempre la integridad de la fe y de las costumbres, la reverencia hacia los Pastores, y habida cuenta de la utilidad común y de la dignidad de las personas”. Eso.

 

También me mueve a escribir una experiencia positiva con una asociación profesional muy prestigiosa. Algunos miembros de esta asociación cometieron ciertas irregularidades. Irregularidades muy evidentes pero ocultas. Cuando el tema salió a la luz, los involucrados y sus jefes, primero guardaron silencio y después se desligaron de las responsabilidades. La asociación funciona como un grupo cerrado de personas muy prestigiosas que se cuidan las espaldas. Internamente no iban a accionar contra los involucrados en las irregularidades. La única forma de impulsar cambios fue una fuerte campaña en un foro de internet anónimo en el que participaban muchos profesionales (miembros de la asociación y otros). Ese foro (anónimo) tenía una fuerte moderación para evitar insultos y calumnias.

 

Veo a Opuslibros con un rol similar. Participé en aquel foro y siento que aporté mi granito de arena para mejorar mi organización profesional. Aquí es similar. ¿Por qué era anónimo el foro que impulsó los cambios? Claramente porque los participantes tenían mucho para perder. La asociación profesional es la más prestigiosa del área y sus miembros tienen MUCHO PODER. Pueden terminar con carreras profesionales. El anonimato permitía denunciar sin miedo a la posterior persecución. Y era fundamental una buena moderación. Con el paso de los meses, el foro anónimo pasó a ser un ícono en la profesión y sus promotores, unos héroes, aunque permanecían anónimos. Por tanto, entiendo que es razonable contar con espacios de este tipo, bien moderados, para poder expresarse sin temor a represalias. En aquel caso fueron denuncias de corrupción profesional. Entiendo que se aplica el mismo criterio para denuncias de corrupción en política, o para casos de pedofilia, o lo que fuera que a los protagonistas les convendría “barrer debajo de la alfombra”.

 

En el caso de mi asociación profesional creo que tenía menos dudas para participar en un foro online. En el caso de la Obra se mezcla el Opus Dei como “familia” y el Opus Dei como “institución”. Tengo bien claro que a mi familia “de sangre” no la criticaría en internet... Y por eso no me siento del todo cómodo participando aquí. De todas formas, en el caso del Opus Dei además de “familia” es una institución con sus problemas a corregir. Es curioso que me siento con más libertad para criticar cuestiones negativas de la Iglesia (como institución) que de la Obra. Así nos enseñaron. Este concepto de separar la Iglesia como institución, con sus defectos criticables, de la Iglesia como cuerpo de Cristo fue el tema de una reciente meditación… Nos animaban a reconocer los errores de la Iglesia, pero, a pesar de ellos, verla como cuerpo místico, Iglesia santa. Así que si bien la Obra es familia, la considero “familia” con los de mi centro, no en un genérico que difumina las responsabilidades. El tema de los Estatutos, Historia, Canonizaciones, etc, es institucional más que familiar, y por eso me vuelvo a aplicar la post-data de mi primer escrito que refería a Santa Catalina de Siena en su fiesta.

 

Entiendo que debería haber una mayor transparencia. Si alguna vez cuelgo fotos de algún documento (p.ej. con lo de “me fui corriendo a mi confesor” del 14 febrero de 1930 o la segunda promoción de sacerdotes) es porque creo que no tienen por qué ser secretos. Claramente no brindaré nombres ni detalles de cuestiones en las que entiendo que tengo que guardar secreto de oficio (o secreto de conciencia). Pero me alegra la tendencia de publicar más materiales oficiales de la Obra en la web. Por ejemplo, las Preces, que fue un salto gigante, porque era como “lo más nuestro y exclusivo”. Si las Preces están en internet, de manera oficial, hay pocas otras cosas que no deberían estar. Al menos así lo veo. También la posición del nuevo Prelado, que me parece muy acertada, de comunicarse con todos los de la Obra a través de medios públicos (le agradezco su último escrito que invita a acompañar al Papa en Fátima y a cuidar la fraternidad en los centros[4]). Si de verdad nos creemos que somos similares a una diócesis (que no lo somos, ni de cerca), pero si de verdad nos asimilamos, entonces me parece muy conveniente que el Prelado se comunique con sus fieles por medios públicos y no secretos. El obispo de la diócesis no manda una correspondencia secreta a sus fieles…

 

También hay una tendencia, muy sana, de comenzar a publicar las editoriales de Crónica y Obras en la web. Y van firmados por sus autores. Esto facilita a los supernumerarios su oración y lectura, y preparación de charlas y círculos. Pero también a otras personas que se pueden beneficiar con esos materiales que ya no son secretos. A los autores entiendo que, si la difusión es pública, los ayuda a escribir y a expresar conceptos más cristianos y menos sectarios…

 

Stoner

 

PD: ¿Alguno dispone de las viejas Praxis, las anteriores a Glosas, Vademecums y Experiencias? Es para consultar la referencia a uno de los criterios (pxl 64).

 

 

 

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[1]El canon 140 del CIC 1917 se corresponde con el actual canon 285 § 1, que elimina prohibiciones: “Absténganse los clérigos por completo de todo aquello que desdiga de su estado, según las prescripciones del derecho particular.” Asistir al cine a ver La Pasión de Cristo entiendo yo que no es indecoroso. La edición anotada de EUNSA comenta este canon: “Hay conductas indecorosas por su propia naturaleza; y otras, cuya calificación de tales depende de las circunstancias de tiempo y de lugar. Por esto el precepto vigente, a diferencia de los cc. 138 y 140 del CIC 17, establece un principio general, mientras que deja su determinación última al derecho particular, que está en mejores condiciones de juzgar in situ sobre lo que desdice de la condición sacerdotal.”

[2]Can. l39. par. 1. Ea etiam quae, licet non indecora a clericali tamen statu aliena sunt, vitent.

 

par. 2. Sine apostolico indulto medicinam vel chirurgiam ne exerceant; tabelliones seu publicos notarios nisi in Curia ecclesiastica, ne agant; officia publica, quae exercitium laicalis iurisdictionis vel administrationis secumferunt, ne assumant.

 

par. 3. Sine licentia sui Ordinarii ne ineant gestiones bonorum ad laicos pertinentium aut officia saecularia quae secumferant onus reddendarum rationum; procuratoris aut advocati munus ne exerceant, nisi in tribunali ecclesiastico, aut in civili quando agitur de causa propria aut suae ecclesiae; in laicali iudicio criminali, gravem personalem poenam prosequente, nullam partem habeant, ne testimonium quidem sine necessitate ferentes.

 

par. 4. Senatorum aut oratorum legibus ferendis quos deputatos vocant munus ne sollicitent neve acceptent sine licentia Sanctae Sedis in locis ubi pontificia prohibitio intercesserit; idem ne attentent aliis in locis sine licentia tum sui Ordinarii, tum Ordinarii loci in quo electio facienda est.

[3] Vázquez de Prada cuenta la siguiente anécdota: Durante toda su vida luchó, mortificándose aún en cosas lícitas, para guardar la vista, como ilustra una curiosa anécdota que ocurrió hacia finales de 1931. Tenía don Josemaría amistad con los marqueses de Guevara (el marqués, Floro Rodríguez Casanova, era hermano de doña Luz, la Fundadora del Patronato de Enfermos). Estando un día en casa de los marqueses, y con objeto de proporcionar trabajo a un joven pintor, que lo necesitaba, preguntó si podía darle un encargo. La marquesa accedió gustosa a que le hiciese un retrato. Se presentó el pintor; posó la marquesa y le prestó luego un traje para que terminara el cuadro en su estudio. A los pocos días fue el pintor a ver a don Josemaría. Se encontraba en un apuro. Necesitaba saber de qué color eran los ojos de la marquesa. El sacerdote confesó su ignorancia; pero todo tenía remedio. Esa semana iba a comer con los marqueses y se enteraría.

                Llegó el día de la invitación y, estando a la mesa, contó ingenuamente su entrevista con el pintor y la dificultad en que se hallaba:

                —«Pues míreme, Padre; tengo unos ojos de un color verde ¡estupendo!», saltó la marquesa. — Ahora los miro menos, ¡majadera!, replicó el sacerdote (cfr. Apuntes, nn. 181, 356, 450 y 462; y AGP, P04 1974, II, 510).

 

[4]Estoy esperanzado con don Fernando. Nos acaba de escribir: La oración será fecunda si la paz y la fraternidad que inspiran los mensajes de Nuestra Señora se hacen más presentes en el amor atento, abierto, delicado, a quienes Dios pone a nuestro lado. La caridad no es una fría educación. Meditémoslo con calma: en nuestra casa, en el trabajo, en la relación con todos, a pesar de nuestras limitaciones y de nuestra impaciencia, ¿pueden reconocer los demás en nosotros algo de la mirada maternal de Santa María? Espero de verdad que procuremos vivir así. Yo reconozco mis limitaciones. Y también mi impaciencia…se habrá notado en mis escritos… Que la Virgen en su mes nos ayude y el buen Dios nos sostenga.