Estos escritos me salen fluidos. Se ve que lo necesito…
Stoner, 5 de mayo de 2017
Les escribo para agradecerles el interés
en mi primer escrito. Junto con ese, le envié a
Agustina otras comunicaciones más, para que las fuera publicando cuando lo
viera mejor. Tengo muchas cosas escritas, que las estoy puliendo. Cuando me
decidí empezar a colaborar aquí, dije “envío varios mensajes juntos por si
después me arrepiento”. No me arrepentí de mandar el primero :-)
Así que intercalo este escrito entre la
serie de colaboraciones que ya mandé para publicar. Escribo ahora para que la
conversación con ustedes sea más fluida. Leyendo el escrito de Gervasio veo que comenta sobre algunos cambios que también yo comentaba en uno de
los escritos que envié a Agustina y están en lista de espera para publicar
(p.ej. saludar al Prelado/Presidente con rodilla izquierda en tierra y ósculo
en el anillo).
A Maripaz: ¡gracias por tus deseos de ánimo y
cariño! Por mi parte, te pido disculpas si mi escrito te hizo “regresar al
pasado” y sentir esa necesidad imperiosa de abrir tu vieja agenda negra, triste
y sombría … No era mi intención … Gracias por compartir la foto.
A mí también, al poco de pitar me dieron
una agenda de cuero y tapas negras… No quería que mis amigos me vieran con
ella, porque era como llevar un cartel “¡Soy Numerario!”. Pero la tenía, porque
había que tenerla. Iba anotando mis ingenuos propósitos para volcarlos después
en la confidencia, que entonces pensaba que era confidencial… Quería ser un
buen numerario. Con pantalón, camisa y agenda.
Al ver la foto de tu agenda, fui a buscar la mía. Hace muchos años que no la uso (quedó superada con el surgir de la era de palms y agendas electrónicas). Revisé en los cajones y
cajas y finalmente… no encontré las lúgubres tapas negras, ¡pero sí el
contenido! Y me acordé que estaba tan gastada, que la tuve que tirar; no sé si
por vergüenza propia o como consecuencia de una corrección fraterna... Pero
sigo conservando los papeles. No me animé a releerlos… Pero retribuyo tu foto
con una foto de lo primero que había del contenido de la mía. Es el almanaque
inicial y los famosos separadores. Mis propósitos y exámenes, los guardo
pudorosamente…
r
Hola, Madurez:
gracias por tu escrito. Tengo en la carpeta de películas para ver justamente la
de El día de la marmota. Cuando pueda mirarla, me acordaré de ti.
Te cuento que por ahora me veo más
dentro de la Obra que fuera. Es cierto que para salir estoy condicionado:
laboralmente, familiarmente, por mis relaciones sociales, ambientes donde me
muevo, etc. Tendría que ser un cambio completo de mi posición vital y no veo
que sea el momento. Pero además de los factores laborales y familiares, hay
otros elementos que me hacen verme dentro:
- El
compromiso que en su momento asumí con Dios. Lo considero vigente, aunque sé
que fui presionado y después engañado: el plano inclinado (en visión positiva),
o la rana en el agua que se va calentando (en visión negativa). Todavía
entiendo que ese compromiso es válido, lo renuevo ahora con una mayor
conciencia, y pretendo mantenerlo.
- Siento
que puedo moverme con libertad interior. Ya no veo como venidas directamente de
Dios las indicaciones de los directores. Son una guía, pero aprendí a decidir
lo que me parece que es mejor, pensando y rezando (bendita conciencia). Sé que
no todos en la Obra pueden tener un cierto oxígeno estando dentro, ni libertad
de pensamiento. Hay quienes se ahogan, que les falta el aire por lo opresivo
del control. Pero por el momento no es mi caso.
- Entiendo
que puedo hacer un mayor bien a otras personas estando dentro que fuera. Así lo
veo.
- Habría
otras razones, que tal vez las medite con pausa en mi próximo retiro mensual
;-)
En cuanto a los cambios, no creo que
sean inmediatos, pero algunos pequeños ya los hay. Hace unos días había enviado
una comunicación sobre esto a Agustina. Estaba escrita en un tono un poco
irónico, porque describo algunos cambios que son en realidad muy pequeños,
frente al listado de temas que me tienen enfadado y que listé en mi primera
colaboración. Ninguno es un cambio de fondo. Pero creo que hay MUCHAS más
posibilidades con don Fernando que con don Javier (qepd).
Veremos.
Por ahora, mi actitud es cambiar lo que
tengo a mi alcance. Se me vino a la cabeza la reflexión que ahora transcribo.
Busqué en la interné y parece atribuida al sufí persa Bayazid
Bastami (S IX):
"De joven yo era un revolucionario
y mi oración consistía en decir a Dios: Señor, dame fuerzas para cambiar al
mundo.
A medida que fui
haciéndome adulto y caí en la cuenta de que me había pasado media vida sin
haber logrado cambiar a una sola alma, transformé mi oración y comencé a decir:
Señor, dame la gracia de transformar a cuantos entran en contacto conmigo.
Aunque solo sea a mi familia y a mis amigos. Con eso me doy por satisfecho.
Ahora que soy un viejo
y tengo los días contados, he empezado a comprender lo estúpido que yo he sido.
Mi única oración es la siguiente: Señor, dame la gracia de cambiarme a mí
mismo. Si yo hubiera orado de este modo desde el principio, no habría
malgastado mi vida".
Ya pasé de la primera etapa. La había
comenzado de adolescente, con el punto 1 de Camino: Que tu vida no sea una
vida estéril. -Sé útil. -Deja poso. -Ilumina, con la luminaria de tu fe y de tu
amor. Borra, con tu vida de apóstol, la señal viscosa y sucia que dejaron los
sembradores impuros del odio. -Y enciende todos los caminos de la tierra con el
fuego de Cristo que llevas en el corazón.
Me considero en la etapa dos. Por ahora
me conformo con tratar de hacer el bien a los que me rodean, tratar
de no cometer injusticias en nombre de Dios. “Con eso me doy por
satisfecho”.
No cuento con grandes cambios de momento
en la Obra, aunque espero que Dios quiera adelantar ese tiempo. Veo en
un futuro, no sé si cercano o lejano, algún comunicado de la Santa Sede,
invitando a arreglar varios embrollos del invento de Escrivá. Buscando separar
qué es Obra de Dios y qué es Obra de Escrivá. Difícil tarea de reconstrucción.
Mutandis mutandi, veo una comunicación del Santo Padre
similar a la de Maciel y los Legionarios.
Se puede sustituir abusos sexuales por abusos espirituales, y mantener casi
íntegro el resto del texto…
De momento, procuro que la vida de mi
centro sea “vivible”. Que las relaciones entre nosotros sean sanas. Que las
correcciones fraternas sean razonables, de temas importantes (Catecismo de la
Obra, n° 224, especialmente numerales 1 y 3). Trato de que no haya
desconfianza. Noto, por ejemplo, que los que más consultan correcciones
fraternas son los más “locos”, los más empastillados.
Creo que están “locos” (ansiosos, obsesivos, depresivos, etc)
justamente por querer vivir al 100% el espíritu y la praxis de la Obra. Son
de esos que se estresan porque no saludaron al ángel del centro al entrar o al
salir. Los que se molestan si uno se sirve una pizza con la mano (supongo que
porque no coincide con el nivel aristocrático que se espera de los hijos
espirituales del Marqués). Piensan que no es conveniente mirar una semifinal de
la Champions en lugar de tener la Tertulia (porque es un medio de formación y
que nuestro Padre dispensaba más fácilmente de hacer la oración que de la
tertulia). Trato de que en mi centro podamos vivir con naturalidad, quitando
trascendencia a cosas que son muy menores. Creo que por cuidar las 1000
indicaciones que dejó esculpidas nuestro Fundador, muchas veces se falta a
la caridad… Veo que hay gente a la que vivir el espíritu de la Obra, y
sobre todo la praxis, en lugar de ser una liberación (la libertad que Cristo
nos trajo), los vuelve ansiosos y obsesivos. Son personas para las que el
apostolado es proselitismo y muchos otros disparates.
De cambios más grandes, más de fondo, no
creo que tenga ninguna posibilidad de impulsarlos. Ya envié varios escritos a
distintos niveles de gobierno. No eran explosivos, sino constructivos. Creo que
fueron bien recibidos, pero no espero mayores cambios de momento. Leyendo esta
página veo que son decenas o cientos de personas que ya comunicaron los
problemas a Roma (VT) sin mayor respuesta. Recibieron por respuesta un “te
falta visión sobrenatural” o “eres soberbio” o expresiones por el estilo.
Es cierto que hay cosas que me ya no me
resultan cómodas. Pero si no las puedo cambiar, tampoco voy a hacer demasiada
mala sangre. Estoy dolido pero bueno… Me indignan las mentiras del pasado. La
reescritura de la historia que hizo Escrivá: la suya personal y la del Opus
Dei. Y que no se haya arrepentido (públicamente) y que aun así sea santo. Pero
eso no lo puedo cambiar. Lo asumo. Y del tiempo actual, no estoy cómodo con los
pitajes de niños (aspirantes) con tremenda presión
psicológica. Dios=Opus Dei=Salvación eterna VS vida triste, a ras del suelo,
con riesgo de condenación. “Del todo y para siempre”. Y rollos por el estilo.
Ninguna actitud de verdadero discernimiento vocacional. Cumplir metas de
pitajes. Tratar a las personas como estadísticas:
“está demostrado que los que pitan de aspirantes perseveran en mayor proporción
que los que pitan de universitarios”. Esto me pone mal y lo trato de evitar,
“presionando” a distintos niveles, para que al menos en mi ámbito de acción se
viva distinto. Somos muchos los que pensamos de esta forma…
También me entristece la convivencia en
algunos centros de mayores. Aunque por otro lado entiendo que las personas van
cogiendo manías con la edad (pienso en mi querido padre, papá) y me doy cuenta
que es natural que con la edad se vuelva más difícil la convivencia. Pienso:
“si pongo a vivir a mi padre con otros 10 o 15 de su edad, ¡la que se arma!”.
Así que una parte del problema de los centros de mayores es simplemente la
edad: los viejos se van volviendo cascarrabias. Natural. Pero otra parte del
olor rancio y opresivo de muchos centros de mayores, con numerarios parcos, de
mal humor constante, cargados de manías y obsesiones, la asigno a que algunos
viven regidos por multitud de mandatos totalmente opinables, pero que nos los
impusieron como querer expreso de Dios. Pido a Dios que me permita llegar a esa
edad sin demasiadas manías y con buen humor.
Un tema gordo que me molesta es todo lo
relacionado con la dirección espiritual. Estuvo concebida como CONTROL y lo
sigue estando, a pesar de los cambios recientes. No es verdadero acompañamiento
espiritual… Como director espiritual, en muchos casos siento que cumplo una
función institucional, y que no llego a establecer una relación personal.
Hay charlas fraternas que son una mentira, un fingir, por ambas partes.
Lamentable e insoportable. Pero así está establecido… Supongo que en algún
momento nos sinceraremos con el rol de la dirección espiritual. Los directores
regionales y centrales deben tener un miedo enorme a perder el control de la
conciencia de los miembros…
Entiendo que durante los años de
formación inicial es conveniente tener esa dirección de manera regular con un
“formador”. Pero después, para muchos es insoportable tener brindar una cuenta
de conciencia (1 y 2) SEMANAL, en 10 minutos. Eso no es dirección
espiritual. Creo que las conversaciones tendrían que ser menos frecuentes y más
extensas. Y tratar los temas de fondo. No: “esta semana dos días no hice la
lectura”. Creo que tendría que ser un verdadero asesoramiento, búsqueda de
consejo, y no un rendir cuentas, un control de las conciencias.
Obviamente, tendría que haber libertad
total para tener dirección espiritual con quien uno vea más apropiado. No
con la persona impuesta por los directores. En la Delegación y Comisión
Regional no tendrían que saber “quién charla con quién” (como sigue
sucediendo). Eso es mezclar gobierno con dirección espiritual. Y se sigue
mezclando…
Las amenazas de
algunos Directores (como las que comenté en mi primer correo “el que no hace la
charla fraterna con la persona designada se tiene que ir de la Obra”) no
deberían tener cabida, y todavía la tienen. Tampoco se tendría que enviar a los
cursos anuales un sobre con el listado de charlas fraternas: Fulano charla con
Mengano (y para completar el lío resulta que Mengano es director de la comisión
regional….). Mi solución es que algunos se presenten de voluntarios para ser
directores espirituales, si sienten esa vocación o llamada. No vale que “todos
en Casa somos directores espirituales, tenemos la pasión dominante de dirigir
almas”. Que den un paso al frente los que sientan que tienen ese don o carisma
del Espíritu Santo para ser buenos consejeros (que de nuevo, no por ser
numerarios automáticamente Dios lo concede, como nos vendió Escrivá).
Directores Espirituales que no sean funcionarios delegados de los Superiores.
Y que de entre ellos cada uno de la Obra puede elegir libremente aquella
persona que le brinda más confianza, en quién ve más sabiduría, más
comprensión, más apoyo e impulso.
Como dice claramente el Catecismo de la Iglesia, pero que en el Catecismo
de la Obra nos lo saltamos olímpicamente:
“El Espíritu Santo da a ciertos fieles
dones de sabiduría, de fe y de discernimiento dirigidos a este bien común que
es la oración (dirección espiritual). Aquellos y aquellas que han sido dotados
de tales dones son verdaderos servidores de la Tradición viva de la oración:
Por eso, el alma que quiere avanzar en
la perfección, según el consejo de San Juan de la Cruz, debe “considerar bien
entre qué manos se pone porque tal sea el maestro, tal será el discípulo; tal
sea el padre, tal será el hijo”. Y añade: “No sólo el director debe ser sabio y
prudente sino también experimentado... Si el guía espiritual no tiene
experiencia de la vida espiritual, es incapaz de conducir por ella a las almas
que Dios en todo caso llama, e incluso no las comprenderá” (Llama estrofa 3).” (n° 2690).
Algunos cambios ya hubo, pero entiendo
que todavía no son suficientes. Todavía sigue habiendo directores jóvenes
(veinteañeros) que llevan la dirección espiritual de sacerdotes y de numerarios
que los doblan o triplican en edad. Y, entiendo yo que es más grave, llevan la
dirección espiritual de menores de edad (aspirantes y adscritos); indefensas criaturas…
Los “directores espirituales” veinteañeros se entendían en el marco de la
dirección espiritual llevada por el Consejo Local (y por tanto por la
Delegación y la Comisión Regional). La Inocente Obdulia
de la que nos contaba Gervasio, se alegraba de tener
todo un Consejo Local para dirigirla espiritualmente, y no solo a Marisa, que
le daba la vara. Los imberbes directores se saben o sabían parte de un
engranaje superior. Su papel básicamente se centraba en transmitir hacia
arriba lo que le llamara la atención, lo que se saliera del ordinario
en la vida interior de sus hermanos, y transmitir hacia abajo las
directrices de gobierno, para tratar de imponerlas en el fuero de la conciencia[1] No importaba
demasiado la edad, ni los consejos que pudiera dar, sino que fuera dócil al
querer de los Superiores, y con un trato mínimamente amable, respetuoso e
inteligente para con el miembro de la Obra que les abrían la conciencia.
Va una anécdota sobre los directores
espirituales imberbes, que contrastan con los guías sabios, prudentes y
experimentados que habla el Catecismo de la Iglesia. Cuando Stoner era más joven, de unos 20-21 años de edad, llevaba
un año de graduado del centro de estudios y un año también de experiencia como
secretario de un consejo local. Y me piden que durante el curso anual brinde 3
charlas de “capacitación” para los que estaban saliendo del centro de estudios
y ya habían sido elegidos para consejos locales de diversos centros. Y ahí voy
a explicarles con toda mi experiencia cómo debían llevar la dirección
espiritual de los otros de Casa… Ni quiero saber lo que hicieron los asistentes
a mis charlas a lo largo del siguiente curso llevando la dirección espiritual
de almas, trabajando con las conciencias de otros de la Obra. De todas formas,
todos teníamos buena voluntad y buenas intenciones. Pero con eso solo no basta…
Me acuerdo que uno en esa charla de “capacitación” me preguntó qué tenía que
hacer si sabía que estaba en pecado mortal y justo llegaba un “hermano” suyo
para hacer la charla fraterna. No me acuerdo qué le respondí. Me descolocó…
También veo a muchos que son interiormente
vulnerables. Que están totalmente entregados y se puede hacer con ellos lo
que quiera. Tal vez sea virtud. Para mí que es indefensión y es probable que se rompan, antes
o después, porque no tienen verdadera libertad interior, no son dueños de sí
mismos. Cumplieron a rajatabla lo que enseñó Escrivá: tenemos derecho a no
tener ningún derecho, o que en Casa se puede mandar todo. Y así están,
totalmente vulnerables. Sin derechos, con confianza ciega. Aunque suene cínico,
estoy convencido que puedo romper a varios de los que charlan
conmigo. Realmente, romperlos interiormente. Y no por maldad, sino por
imponerles el espíritu y la praxis de la Obra al 100%. Si en la dirección
espiritual los fuerzo estoy convencido que los aplasto. Para ello les podría
hablar con “mucha visión sobrenatural”, citar en la charla fraterna una o dos
frases de san Josemaría, de ser heroicamente santos o
marcharse, o lo que fuera, y en un par de meses los destruyo... Hay numerarios
vulnerables porque son ciegos. Vulnerables a directores fanáticos que presionan
en la conciencia como si tuvieran una potestad para ello. Creo
que muchos “directores espirituales” han rompido a
sus dirigidos, por falta de experiencia, por fanatismo en el espíritu de la
Obra, no por maldad. Creo que muchos tienen que abrir los ojos, la Verdad os
hará libres, pero es difícil de hacer. Yo por ejemplo no puedo decirle
a uno: “mira, para entender lo que nuestro queridísimo Padre quiso
originalmente que fuera el Opus Dei tienes que leer el Régimen de 1941 (no en
Opuslibros, que es una página “inconveniente”, sino en una versión impresa)”.
Pero sospecho que tal vez le cause más daño que bien, siento que los puedo
escandalizar. No sé.
De momento, trato de ayudar, sin imponer, sin
chantajear. Respetando a las personas. Parece sencillo, o que se
tendría que dar por sobreentendido en una Obra de Dios, pero si vivo al 100% lo
que está previsto, sé que no puedo cumplir con mis ideales de respeto a las
personas (¿estaré inmerso en una estructura de pecado?).
Bueno, pero me voy largo. Perdón Madurez
que largué este rollo, no sé si habrás llegado hasta aquí. ¡Perdón por la lata!
También escribo para mí, porque me hace bien, y tal vez para algún otro de la
Obra que esté leyendo. Son cosas que tengo que decir y pido disculpas por haber
extendido este escrito.
Retomo la charla contigo, Madurez,
con los motivos por los que por ahora me veo más dentro que fuera. Un aspecto
positivo es que entiendo que hacemos (aramos, dijo el mosquito) bastante
bien a la sociedad con muchas obras asistenciales y educativas. Y ahí sí,
importándonos los destinatarios de esas labores, y no como medio para tratar a
los pitables o para conseguir nuevas vocaciones. Creo
que hay gente en Casa sumamente generosa y entregada a otros. Y eso lo veo y
aprecio. Y me siento cómodo y a gusto compartiendo y trabajando con ellos.
El balance que hago es que puedo hacer
más bien a otras personas desde donde estoy que en otro lado. Tal vez me
equivoque, pero lo veo así. Creo que el espíritu de la Obra de santificación
del trabajo, de unidad de vida, vivir un cristianismo intenso en las
actividades cotidianas, creo que todo eso es positivo. También creo que el Opus
Dei trabaja mucho y bien por las familias cristianas, con los supernumerarios
jóvenes, en los colegios, etc. Vamos, en realidad no es lo que Escrivá pensó
originalmente (Reglamento y Régimen 1941),
pero el invento actualmente creo que ayuda a muchas personas. Tal vez el costo
haya sido demasiado alto en personas desencantadas, engañadas, utilizadas. No
puedo evaluarlo, me da la impresión de que una persona herida (o suicidada…) es
un costo siempre demasiado alto. ¡Gracias a Dios no me toca poner en la balanza
el bien y el mal que se ha hecho! Me apena la gente que vivió muchos años en la
Obra y está decepcionada cuando comienza a ver la magnitud del engaño. Pero
creo que si hubiera más humanidad en el Opus Dei, más Jesucristo y menos
Escrivá, se puede ayudar a muchas personas. Hay un abismo entre ese espíritu
“sano” y la praxis diaria en la vida de un centro, que arrastra con muchas
rémoras de un pasado que se quiere ocultar y reescribir, pero que sigue
viviendo en el día, principalmente de los numerarios.
En definitiva, de momento estoy a gusto
con los de mi centro. Me da pena no poder hablar tranquilamente con
ellos de todos los temas que escribí en mi primer correo. Creo que los ayudo y ellos
también me impulsan a mejorar. Pero estoy convencido que si me mandan a
un centro de mayores, con un director controlador y “fanático”, que los hay y
de los buenos, no duraría mucho. A base de correcciones fraternas por
nimiedades, de imposición obligatoria de la cuenta de conciencia con la persona
designada, de obligarme a vivir el plan de vida a rajatabla, seguro que
explotaría. Si esa fuera mi situación, estaría bien dispuesto a seguir tu
consejo, Madurez.
También le doy una carta de crédito a
don Fernando. Veremos.
Me interesa conocer, Madurez,
cómo te ayudó tu conversación con “alguien mayor, de trato cercano con el
Fundador, de esos que acaparan tertulias premium y
que se desengañan”. Pero sólo cuando tengas tiempo. Y finalmente ¡gracias
por tus deseos de fortaleza! Los necesito…
Gracias, Solitudine, por escribir. Si bien no te
conozco, debemos tener muchas cosas en común. Supongo que nos entenderemos
bien. Te agradezco tu visión: yo también creo que desde dentro a lo mejor puedo
hacer algo.
Me apena mucho tu nik.
No sé si tendrás familia “de sangre” para acompañar tu soledad. Espero que
estés bien. No sé qué más decirte. Mi nik, Stoner, es de la novela del mismo nombre. Tal vez la hayas
leído. Triste, pero muy recomendable. No sé si yo tendré dentro de mi alma algo
de Stoner... El personaje, Stoner de
John Williams, vive con un fondo de tristeza y resignación. Y con una profunda
rectitud y capacidad de sufrimiento. Es una persona muy noble, aunque sufrida.
Tus 50 años de entrega y tu apodo me hicieron pensar en el personaje que dio
vida a mi apodo... Dices: “espero que Dios tenga en cuenta tantos años de
entrega absoluta”. Confío que sí. Es el Buen Dios, como lo llama
Benedicto.
Capaz que soy un iluso. Por el momento,
mi idea es sobrevivir lo mejor que pueda, y como dije, tratar de cuidar y
acompañar a los que viven conmigo. Lo de los cambios, ya canalicé algunos por
“los canales reglamentarios”. Empecé a escribir aquí porque creo que puede
ayudar más que escribir otro informe más a los directores. Como en el
marketing, detrás de una queja hay otras 100 personas (¿o 1000?) que tienen las
misma queja y no la expresan públicamente... Creo que es indudable que muchos
de los cambios que se produjeron en la Obra fueron gracias a Opuslibros.
Aunque (todavía) no lo reconozcamos abiertamente… ;-)
Creo que estaría en tu situación si
hubiera pasado por lo que tú pasaste. Lo sugerí más arriba en este escrito,
cuando dije que no duraría mucho en un centro de mayores, y más si hubiera un
director fanatizado. Tengo miedo de sufrir lo que tú dices tan claramente: “a
mí me bastó el acoso a mi conciencia, el control absoluto de mi vida, la
constante manipulación en los argumentos, el ver una y otra vez que después de
tanto hablar todo queda en saco vacío”. Te entiendo bien.
Escribir aquí me sirvió para aclararme,
porque la verdad es que no puedo hablar con franqueza dentro. Por eso pido
disculpas si a veces escribo demasiado. Y eso que no soy de escribir. Tengo
varios escritos profesionales en los que me cuesta avanzar, no me sale fácil
aporrear las teclas. Sin embargo, estos escritos me salen fluidos. Se ve que lo
necesito…
Supongo que lo sabrás, pero en algunos
centros hay pequeños oasis de normalidad. Creo que en centros de mayores es más
difícil, también por la edad y los caracteres. Y si toca un director fanático,
estás liquidado. También entiendo que los que vivimos con más aire estamos en
la cuerda floja… ¡Me descubren estos escritos, y me ponen de patitas en la
calle! Un poco de riesgo y de adrenalina…
Acabo de leer tus correos anteriores. Me
gustó lo que dices: que estando jubilado y que te dedicas al voluntariado allí
donde hagas falta. Así me gustaría jubilarme a mí. Dios te lo pague. Cuando
llegue el día de mi jubilación pensé en dedicarme a trabajar en hospitales y
organizaciones sociales (fuera del ámbito de la Prelatura). Como desagravio por
la cantidad de veces que usé a los pobres y enfermos
como medios...para remover a los chavalines q me acompañaban en
esas visitas...
Espero que estés bien de salud, física,
psíquica y espiritual. Es una lástima que sea difícil tener amistad en Casa.
Como contaba, hay numerarios con los que vivo hace
10 años y con los que me gustaría ser amigo, o hermano de verdad, pero es
imposible. Está prohibido y perseguido. Las temibles “amistades
particulares”. Y si lo cambian de centro, aunque sea en la misma ciudad, ya no nos
volvemos a ver, salvo en algún retiro mensual y curso anual. No existe por
ejemplo salir a almorzar juntos, ver cómo está, si están contentos o no. Y lo
mismo conmigo, contarle, “oye, que comencé a escribir en OpusLibros
y creo que va bien, aunque recién empiezo”.
En el Opus Dei estamos solos. Y somos
intercambiables. Hay un momento en que te das cuenta de estas dos verdades. Y
es triste. Pero para Dios somos únicos y no se aparta de nosotros. En eso
espero. Y en los cambios de verdad… ¡aunque sea un soñador!
Le pediré a Agustina tu correo. Un
saludo fraterno.
Si alguno necesita mi correo, lo puede
pedir sin problema a Agustina.
Saludos cordiales,
Stoner
[1] “Hay que diseñar
una dirección espiritual personal obligatoria, cuyas
características principales sean el control, dominio y manipulación de la
intimidad de la conciencia de los miembros, y que esté concebida como una de
las tareas propias del gobierno de la institución, de modo que sólo los
directores sean competentes para ejercerla: Por tanto, de acuerdo
con la naturaleza de la charla fraterna, el silencio de oficio prohíbe tratar
esos asuntos con cualquier persona fuera de aquéllas que puedan y deban
intervenir en la dirección espiritual, en la línea que va desde los
Directores locales hasta el Padre. Dentro de esa línea, y en sentido ascendente
(de abajo hacia arriba), no se lesiona el silencio de oficio cuando
la consulta es necesaria o conveniente. (Experiencias sobre el modo de
llevar charlas fraternas). Para evitar cualquier disquisición o resistencia
personal a lo que dicen los directores, hay que convencer al miembro de la
secta que la voluntad de Dios viene sólo a través de éstos. Si se consigue, se
podrá hacer con él lo que se pretenda: el Director −quien
sea— representa a Cristo, y es instrumento de Dios para hacernos conocer su
Voluntad (Libro de Meditaciones)” Escrito de Levantisco
en 2014.