Sobre la reescritura de los sucesos del 2 de octubre de 1928 y una mentira de Portillo/Positio/Vázquez

 

En el Opus Dei importa más la limpieza que la verdad.

 

Como ya os conté, estoy leyendo con ojos nuevos las hagiografías de José María Escrivá, procurando ver las manipulaciones que contienen. Ya envié algunas colaboraciones en esta línea[i].

 

Ahora estoy tratando de poner en limpio mis ideas sobre los sucesos fundacionales. Comencé a pensar en el 2 de octubre de 1928 y el espíritu fundacional, siguiendo la línea de Guillaume (Sobre la falta de diligencia en fundar de Escrivá). En esta relectura, estoy descubriendo nuevas manipulaciones en la hagiografía de Vázquez de Prada. Manipulaciones, por tanto, también presentes en la Positio de la Canonización de José María Escrivá. Es un trabajo fatigoso que irá por partes.

 

Quiero compartir ahora un dato que me resultó sorprendente y hasta diría que escalofriante. Es sobre las manipulaciones en el relato de la fundación. Quiero destacar, antes de comenzar, que TODO en el Opus Dei se apoya en ese relato. Todo se interpreta en base al 2 de octubre. Y cuando digo todo, es que también el pasado (1902-1928) se entiende a la luz de lo que sucedería ese 2 de octubre. Ni qué decir el futuro, ya que Escrivá adquiere ese día una omnipotencia cuasi divina sobre su Obra y los miembros que la integrarían. Lo que supuestamente vivió Escrivá ese día de 1928 le otorga autoridad para hacer y deshacer a su gusto. Autoridad que es incluso superior a la autoridad eclesiástica, pues ¿quién sino él es el intérprete de lo que quiere Dios para la Humanidad, para la vocación de los laicos?

 

Tan importante es el relato del 2 de octubre, que Vázquez de Prada comienza su monumental hagiografía con una referencia a ese día. Digo que comienza su libro, porque realmente la referencia a ese día está en el segundo párrafo... Nos habla del 2 de octubre incluso antes de relatarnos que nació Josemaría a última hora de un día de invierno, hacia las diez de la noche.Toda su vida, pasado y futuro, se estructuran en relación con el 2 de octubre. Entre los años que van de 1902 a 1975 hay, para él, una fecha culminante: el 2 de octubre de 1928, día de la fundación del Opus Dei. Este hecho sobrenatural marcó su vida de tal manera que, en cualquier referencia autobiográfica, se refleja la conciencia imborrable de una misión personal.

 

¿Qué ocurrió el 2 de octubre de 1928?

Comencemos con Vázquez de Prada cuando nos relata el momento exacto de la fundación (el subrayado es mío).

 

El martes por la mañana, dos de octubre, fiesta de los Ángeles Custodios, después de celebrar misa, se encontraba don Josemaría en su habitación leyendo las notas que había traído consigo. De repente, le sobrevino una gracia extraordinaria, por la que entendió que el Señor daba respuesta a aquellas insistentes peticiones del Domine, ut videam! y del Domine, ut sit!

 

Siempre guardó una comprensible reserva sobre este maravilloso suceso y sus circunstancias personales. Justamente tres años más tarde describirá el meollo de lo ocurrido:

 

Recibí la iluminación sobre toda la Obra, mientras leía aquellos papeles. Conmovido me arrodillé —estaba solo en mi cuarto, entre plática y plática— di gracias al Señor, y recuerdo con emoción el tocar de las campanas de la parroquia de N. Sra. de los Ángeles.

 

Hasta aquí Vázquez. La Positio trae exactamente la misma afirmación: Treannipiùtardi, il 2 ottobre 1931, scrisse: (y sigue con el mismo texto de Escrivá que trae Vázquez). El texto pertenece a Apuntes íntimos, n. 306, de 2-X-1931.

 

Lo que me resulta sorprendente, como he dicho, es que Vázquez/Positio afirmen que Escrivá escribió este famoso texto en 1931, justamente tres años después de fundar y en ese texto se describe el meollo de lo ocurrido. Mi sorpresa fue enorme al leer en el libro sobre DYA que esa frase en realidad la escribió Escrivá EN LOS AÑOS SESENTA. Es decir, en pleno proceso de reconstrucción de la historia de la Obra (y también de su Espíritu, manteniendo la praxis original).

 

En efecto, José Luis González Gullón en su libro DYA, indicaque la frase de Escrivá en que afirma que durante la mañana del martes 2 de octubre recibió “la iluminación sobre toda la Obra, es una nota marginal de los años sesenta[ii].

 

Por consiguiente, todo el texto que Vázquez de Prada atribuye a 1931 fue una elaboración de ¡¡¡más de 30 años después!!!

 

Vamos a tratar ahora de poner la frase con la que Vázquez (y Escrivá) describen el 2 de octubre, en el contexto de un fragmento que llegó a nosotros del Diario (parcialmente liberado) del santo. Veremos claramente dónde comienza el texto original de 1931 y dónde se incluye el añadido de la década de 1960 (cuando Escrivá reescribía la historia de la Obra) para hacerlo parecer parte del documento “fundacional”.

 

El texto de las catalinas que está disponibles (muy parciales y fuertemente mutiladas), transcribe la catalina n.306 de la siguiente forma, incluyendo como un paréntesis en el texto de 1931 otro texto que en realidad fue escrito al margen muchos años después:

 

306. Día de los Santos Angeles, vísperas de Santa Teresita: Hoy hace tres años(recibí la iluminación sobre toda la Obra, mientras leía aquellos papeles. Conmovido me arrodillé —estaba solo en mi cuarto, entre plática y plática— di gracias al Señor, y recuerdo con emoción el tocar de las campanas de la parroquia de N. Sra. de los Angeles) que, en el Convento de los Paúles, recopilé con alguna unidad las notas sueltas, que hasta entonces venía tomando: desde aquel día, el borrico sarnoso se dio cuenta de la hermosa y pesada carga que el Señor, en su bondad inexplicable, había puesto sobre sus espaldas. Ese día el Señor fundó su Obra: desde entonces comencé a tratar almas de seglares, estudiantes o no, pero jóvenes. Y a formar grupos. Y a rezar y a hacer rezar. Y a sufrir... ¡siempre sin una vacilación, aunque yo ¡no quería! (2-X-1931).(El subrayado es mío y muestra el añadido de la década de 1960).

 

Así que lo que Escrivá escribió en 1931 hay que leerlo como hoy hace tres años que, en el Convento de los Paúles, recopilé con alguna unidad las notas sueltas …[iii]Este recopilar con alguna unidad unas notas sueltas no era lo suficientemente grandioso como su Obra requería... Desdecía de la dignidad que el Opus Dei había alcanzado en la década de 1960. Por tanto, se hacía necesario añadir todo el famoso relato de arrodillarse, escuchar con emoción el tocar de las campanas de Nuestra Señora de los Ángeles, etc. Insisto en que este que es el relato más famoso y sobrenatural de la fundación, en realidad fue escrito ¡¡¡más de 30 años después!!! 

 

 

Otra vuelta de tuerca.

Luego de escribir el primer subtítulo de esta colaboración, continué estudiando el tema y parece que esa Catalina en realidad puede haber sido escrita en más de dos períodos distintos. Lo que era complicado se complica todavía un poco más. Es todo extremadamente confuso… Primero escribiré sobre lo que leí de la génesis y crecimiento de ese texto, para, acto seguido, incluir un resumen visual con colores para facilitar la “exégesis”.

 

Pedro Rodríguez afirma[iv]que hay un primer texto original, que va desde Día de los Santos Angeleshasta había puesto sobre sus espaldas(obviamente sin incluir el texto subrayado que es muy posterior). Y después indica que el final de esa Catalina es de una elaboración posterior: desde Ese día el Señor fundó su ObrahastaY a sufrir...Rodríguez señala que en una relectura posterior escribió al margen esa frase.

 

Aquí aprendemos que la afirmación clara de que ese díael Señor fundó su Obra tampoco está en la Catalina 1931, sino que es un añadido posterior. Es sorprendente, ya que pasamos de recopilar los papeles, a asignarle a Dios la fundación de la Obra. Pasamos de un simple borrico que se dio cuenta, a un Dios que directamente funda su Obra, a un Dios que envía una iluminación sobre toda la Obra y los ángeles tocando las campanas en agradecimiento y júbilo.

 

Me gustaría añadir que el texto “original” de 1931, es incluso una interpretación sobre la fundación que había ocurrido tres años antes. No es un texto original de 1928, sino una escritura luego de madurar durante tres años la Fundación. Supongo, pero puedo equivocarme, que el texto original, el verdaderamente original de 1928 que Escrivá quemó, tenía todavía menos de sobrenatural… Mi impresión es que quemó el primer Cuaderno porque no era suficientemente sobrenatural como debía haber sido, justamente lo contrario a quemarlo por la cantidad de gracia de Dios y favores extraordinarios que contenía. Como tantas veces, mi impresión es que para encontrar la verdad hay que mirar justamente para el lado contrario que señala Escrivá. El texto es un crecendo de sobrenaturalidad en sus sucesivas capas de redacción, por lo que el texto original destruido por medio del fuego sospecho que estaría todavía un escalón más abajo en sobrenaturalidad que el texto de 1931 (y ni qué decir que el texto de 1968).

 

Si Pedro Rodríguez no incluye en su análisis toda la frase de recibí la iluminación sobre toda la Obra, mientras leía aquellos papelesy todo el rollo de las campanas y demás, es que su origen debe ser extremadamente dudoso. González Gullón había indicado que es una escritura al margen de la década de 1960. ¡Y resulta que es la frase estrella en Vázquez/Positio!

 

Entonces, a modo de resumen visual, mi interpretación de este texto es la siguiente:

 

306. Día de los Santos Angeles, vísperas de Santa Teresita: Hoy hace tres años(recibí la iluminación sobre toda la Obra, mientras leía aquellos papeles. Conmovido me arrodillé —estaba solo en mi cuarto, entre plática y plática— di gracias al Señor, y recuerdo con emoción el tocar de las campanas de la parroquia de N. Sra. de los Angeles), que en el Convento de los Paúles, recopilé con alguna unidad las notas sueltas, que hasta entonces venía tomando: desde aquel día, el borrico sarnoso se dio cuenta de la hermosa y pesada carga que el Señor, en su bondad inexplicable, había puesto sobre sus espaldas.Ese día el Señor fundó su Obra: desde entonces comencé a tratar almas de seglares, estudiantes o no, pero jóvenes. Y a formar grupos. Y a rezar y a hacer rezar. Y a sufrir...¡siempre sin una vacilación, aunque yo ¡no quería! (2-X-1931).

 

En amarillo: la frase que parece seguro que fue lo único que escribió Escrivá el 2-X-1931, fecha exacta del tercer aniversario del comienzo de su Obra. En esto coinciden Rodríguez y González.

 

En azul celeste: frase que Rodríguez indica que fue escrita al margen, en una relectura posterior, sin indicar fecha de esa relectura[v]. González indica que, según Rodríguez, se trata de una nota marginal autógrafa de José María Escrivá, que fue redactada en 1968, en un cuaderno de 1932[sic][vi].

 

En gris: frase no incluida en el análisis de Rodríguez de 2002 ni 2011, quien no indica cuándo fue redactada. Tampoco González la incluye. Tal vez también sea una reelaboración posterior del cuaderno de Apuntes Íntimos, en fecha y lugar indeterminados.A mí me resulta anacrónica. En efecto, con las dudas que Escrivá tenía en los años 30, es inaudito que haya escrito entonces que avanzaba ¡siempre sin una vacilación, aunque yo ¡no quería!Pues dudaba y dudaba, no sabía por dónde comenzar, no quería avanzar, etc, etc. ¿Será un texto de 1930, será de 1948, será de comienzos de 1960, será de 1968? ¡Hagan sus apuestas! Vázquez de Prada indica que fue escrito en 1931...

 

En rojo: la frase de origen más incierto, y, sorprendentemente, la más famosa[vii]. Afirma González que esa frase es una nota marginal de los años sesenta. ¿Habrá sido redactada en la misma reescritura que la frase en celeste? Porque de la frase azul celeste indica expresamente que fue redactada en 1968; pero de esta frase en rojo indica simplemente que fue en los años sesenta… ¿Por qué no fija las dos reescrituras en 1968?

Por otra parte, Pedro Rodríguez no incluye ese fragmento en su análisis principal (página 62 del libro de 2011) sino que lo incluye un poco más adelante, en la nota al pie 10 en la página 64. Pero sólo transcribe la primer frase en rojo, no la parte de las rodillas y las campanas (¿le habrá parecido demasiado?). Lamentablemente no explica que es una frase escrita en la década de 1960, sino simplemente que es una nota marginal, y por tanto sin negar que sea una anotación de 1931. Una pena.

 

Como decía, me corre un cierto escalofrío por la espalda al considerar que justamente esta frase en rojo es la que se incluyó en la Positio para la Canonización de Escrivá y también en la hagiografía de Vázquez de Prada, mintiendo descaradamente al decir que fue escrita en 1931, cuando en realidad Escrivá la redactó en la década de 1960, cuando se encontraba en plena reescritura de su pasado y reelaboración del espíritu Fundacional, fraguando la fecha de documentos históricos. En el siguiente capítulo incluyo autores de la Prelatura que es probable que hayan caído en la trampa de la datación de esa frase: Fuenmayor, Gómez-Iglesias, Illanes, Aranda, Coverdale, Dolz, por nombrar solo algunos.

 

Por tanto, parece que las frases escritas al margen son la que está en rojo y la de azul celeste (y tal vez la de gris). Es posible que hayan sido escritas en 1968, en una misma jornada de reelaboración del pasado. Pero también es posible que constituyan sucesivas capas de reescritura, intercaladas hábilmente en el texto original, mediante extensas notas marginales… Solo un puñado de personas conocen el documento manuscrito original, que está custodiado bajo llave, y sujeto a manipulaciones indecentes, como las que realizaron Vázquez de Prada y la Positio.

 

Me permito bautizar este texto fundacional como El Camaleón. Creo que este reptil puede ser una buena Mascota Oficial para la Obra. De todas formas, no sé si será posible tener mascotas oficiales. Tal vez como está todo previsto haya un criterio que prohíba adoptar una mascota oficial. Sé que no podemos tener escudo oficial (aunque sí sello oficial)[viii]. En caso que sea posible contar con una mascota oficial, propongo pues que sea el camaleón.

 

Modus Operandi

¿Por qué realizó Escrivá estas anotaciones en 1968 directamente en un texto de 1931? ¿Por qué Alvaro Portillo las incluyó DENTRO del texto principal del n. 306, como un paréntesis hábilmente colocado? La única respuesta que se me ocurre es que querían engañar. Me da profunda pena escribir esto. El santo y el beato querían engañar. ¡Y vaya si lo lograron!

 

En efecto, bien podría Escrivá haber realizado de forma transparente las aclaraciones o añadidos que entendía que había que hacer al texto de 1931. Hay, al menos, dos formas. Podría haber redactado en 1968 sus recuerdos de los años fundacionales, en un documento nuevo (un Apéndice a los Apuntes Íntimos). De esta forma, hubiera dejado bien en claro que era una redacción de 1968 de sucesos ocurridos 40 años antes. Pero no. Un documento nuevo (lo que hubiera sido verdadero) no permitía realizar el maquillaje para que el añadido pareciera un relato de tan solo 3 años después de los hechos. También podrían haber señalado claramente que era un añadido de 1968[ix]

 

¿Cuál fue la estrategia? Reescribir el documento original con notas al margen sabiendo que ese documento quedaría sin abrir hasta después del fallecimiento del Fundador. Y la llave la tendría sólo su fiel hijo Alvaro Portillo, quien tenía la indicación expresa de ser el único que lo leyera, para así realizar las manipulaciones y anotaciones necesarias. De esta forma, Portillo pudo decir, sin mentir expresamente, que Escrivá escribió el relato de la fundación en un cuaderno de 1931. Esto va abriendo la puerta a los engaños. El siguiente paso es fácil de transitar: decir que lo que escribió en un cuaderno de 1931, fue escrito en 1931. Es un detalle pequeño. Es sutil. Es efectivo.Nuevamente: lo que escribió en un cuaderno de 1931, fue escrito en 1931.

 

Considero que hay que recurrir a una restricción mental gigantesca para testimoniar ante los jueces y censores del Proceso de Canonización que Escrivá il 2 ottobre 1931, scrisseel texto en rojo. Dirán que es un engaño menor, una distracción intrascendente, pero estoy seguro que los testimonios del Proceso están repletos de medias verdades, ocultaciones deliberadas, representaciones totalmente inexactas de hechos y personas, alguna mentirilla y alguna mentirota de las grandes. Todo con el fin de crear un José María Escrivá (o Escriba) que no desdijera del Santo que estaban creando.

 

Cada vez me parece más claro que el origen del Opus Dei está profundamente viciado. Cuando uno se asoma, no encuentra la luz y seguridad que esperaría, sino que aparecen sombras, dudas y un tufillo rancio. Por eso, si hubiera que corregir el rumbo, no hay que recurrir a la época fundacional (como ocurrió con la refundación de tantas órdenes religiosas, que procuraban volver a la fuente original).

 

Mi impresión es que el mecanismo de intercalar en 1968 un texto en un manuscrito de 1931 fue una maniobra totalmente premeditada, con la intención de que el añadido quedara como parte del documento original manuscrito de los años fundacionales. Trabajo bien hecho.Obra de profesionales. Capaz de engañar a los biógrafos, a los censores, a los lectores, a miles de personas.

 

Esta intuición de que se trató de un trabajo premeditado se la agradezco a José Luis GonzálezGullón (y a Pedro Rodríguez, quien entiendo que le proporcionó la información, aunque creo que él no la utiliza directamente en sus escritos). Creo percibir descontento e ironía cuando escribe que la frase en azul celeste del texto camaleónico en realidad se trata de una nota marginal autógrafa de José María Escrivá, que fue redactada en 1968, en un cuaderno de 1932 (sic). Entre líneas se respira la molestia del historiador prelaticio quien debe pasar vergüenza ajena por las manipulaciones históricas de Vazquez/Positio.

 

La ocultación deliberada de las fuentes primarias, la reescritura de la historia, es un ejemplo de que en nuestra “familia sobrenatural” vivimos el mundo distópicoque describe la novela 1984.Con la actuación estelar de Alvaro Portillo y unos pocos (¿fanáticos?) colaboradores más, trabajando desde el Ministerio de la Verdad (a.k.a Villa Tevere o Villa Vecchia para ser más precisos). Ministerio este que se dedica a manipular o destruir los documentos históricos de todo tipo (incluyendo fotografías, libros y periódicos), para conseguir que las evidencias del pasado coincidan con la versión oficial de la historia, mantenida por el Estado (Wikipedia).¿Habrá actualmente en VT entre las nuevas generaciones jóvenes algún Winston Smith, ya que incluso su edad coincide con el nuevo perfil etario promedio de los funcionarios prelaticios?

 

Mi impresión es que el texto de las campanas, de las rodillas, de los ángeles y de la luz directa de Dios sobre toda la Obra, era muy conveniente. Escrivá podía. Luego lo hizo.

 

Una última consideración:¡¡¡Que anchos que deben ser los márgenes de ese cuaderno que permiten MÁS anotaciones al margen que en el texto principal!!! En efecto, son 59 palabras en el texto principal y 87 en el resto del texto. Por este motivo, realizo una segunda propuesta. Habría que bautizar al Cuaderno IV, el que contiene el texto camaleónico, como El Cuaderno de los Anchos Márgenes o Aquel que tiene Márgenes Amplios[x].

 

Algunos engañados (¿y engañadores?)

En esta sección incluyo fragmentos que afirman que el famoso texto fue escrito en 1931 y, sobre esta base, construyen interpretaciones sobre lo que Escrivá vio en 1928. Los lectores menos interesados pueden pasar de largo de esta sección sin problemas.

 

Los autores prelaticios considerados en esta sección son: Fuenmayor, Gómez-Iglesias, Illanes, Aranda, Mons. Echevarría, Mons. Ocáriz (es interesante detectar que en algún momento descubrió el engaño), Rodríguez, Coverdale, y Dolz.Sería interminable la cantidad de textos de autores prelaticios que indican que todo el texto es de 1931. Cito algunos a modo de ejemplo, y para confrontar un poco con ellos.

 

La “exégesis” del número 306 de los Apuntes Íntimos la verdad es que no fue tarea sencilla… Por todas partes se afirma que el texto camaleónico fue escrito en un manuscrito original de 1931. Hasta el ¿riguroso? tratado sobre el Itinerario Jurídico del Opus Dei, de Fuenmayor, Gómez-Iglesias e Illanes, indica que todo el texto es de 1931… Y lo incluyen precisamente al comienzo de su libro porque lo que sucedió el 2 de octubre es el fundamento para la comprensión sobre lo que es el Opus Dei. Escriben estos autores prelaticios:

 

¿Qué ocurrió ese 2 de octubre? No se conserva ninguna narración datada en esa misma fecha, pero sí diversos testimonios posteriores del Fundador. El escrito más antiguo dista sólo tres años del acontecimiento; se trata de una nota manuscrita redactada el 2 de octubre de 1931:“Hoy hace tres años (recibí la iluminación sobre toda la Obra …” (el subrayado es mío y después incluyen todo el texto camaleónico).

 

Los autores pasan en seguida a explicar que la iluminación fue sobre la llamada universal a la santidad, que yo dudo muy seriamente que fuera lo que tenía Escrivá en la cabeza en la década de 1930 y 1940… Si fueron inexactos con la datación del relato externo de la Fundación, ¿por qué habré de suponer, viendo además los Reglamentos de 1941, que los autores fueron exactos en interpretar lo sucedido en la mente de Escrivá ese día? Por tanto, hago mías las (duras) críticas a estos autores que en 2012 lanzó Guillaume.[xi]

 

Vayamos ahora con el Prof. Antonio Aranda, en El Bullir de la Sangre de Cristo. El libro contiene un capítulo denominado Una Misión Fundacional cuyo primer apartado se titula justamente“Ese día el Señor fundó su Obra”.Aranda incluye el texto camaleónico completo, indicando que fue escrito en 1931[xii]. En base a este texto fundacional, que considera escrito solo tres años después de la fundación, el autor prosigue con sesudos análisis sobre el (supuesto) espíritu de los años fundacionales, sin caer en la cuenta que la catalina n. 306 incluye reelaboraciones muy posteriores, entremezcladas y camufladas dentro de un (breve) texto original. Aranda indica además que el texto, por su fuerza testimonial y por su contenido objetivo, en el que se dejan entrever importantes cuestiones históricas y teológicas, suscita gran interés. Con cierta irreverencia señalo, parafraseando, que el texto por su contenido “objetivo”, también deja entrever el proceso de reescritura de los documentos históricos del Opus Dei. Esta reescritura, por tanto, es otro aspecto por lo que debería suscitar gran interés: el colorido de las distintas capas de redacción es muy elocuente.

 

Aranda también realiza un análisis muy detallado de este texto, frase por frase, en su artículo El Beato Josemaría Escrivá de Balaguer ante su propia misión. Aranda repitió el mismo análisis del texto, en diferentes publicaciones, sin aportar ningún indicio de que no fue redactado en 1931. Un ejemplo reciente es en 2015, en el Diccionario de San Josemaría, y nada menos que en la voz Fundación del Opus Dei, donde vuelve a repetir el texto camaleónico y su análisis.

 

Supongo que estos profesores prelaticios hubieran agradecido conocer qué texto es original de 1931, qué parte es de 1968 y cuál puede haber sido de otra reescritura. Porque están escribiendo textos científicos, no están en una tertulia o dando un círculo o meditación donde la precisión científica, si bien sería deseable, deja más espacio para alguna anécdota o relato que, aunque no sea exacto, pueda ayudar a la edificación espiritual de los oyentes... Pero en un texto científico cambian las reglas de interpretación. Se espera otra exactitud, otra seriedad. Entiendo que, a esos efectos, no es lo mismo un texto redactado por Escrivá próximo a los sucesos fundacionales, que un texto redactado ya en la madurez, luego de haber visto triunfar su Obra y su idea, luego de que un Concilio hubiera planteado una Iglesia muy distinta a lo que él había aprendido y enseñado que era la institución eclesial en los años 20 y 30. En definitiva, es básico poder distinguir cuáles son fuentes primarias fundacionales y cuáles son reelaboraciones posteriores creadas post-concilio

 

En definitiva, que no es lo mismo un texto de 1931 que un texto de 1968. Es más: la diferencia entre un texto y otro muestra el engaño que se quería perpetrar (que se perpetró). La comparación es valiosa en sí misma. Permite establecer que los autores prelaticios incurren en unos anacronismos grandes como un elefante, al ubicar textos maduros en otro contexto vital e intelectual de Escrivá; y en un contexto social y eclesial español muy distinto a aquel en que verdaderamente se redactaron los textos, cuarenta años después, post Concilio. Los anacronismos son especialmente grandes cuando analizan las cartas fundacionales redactadas en la década de 1960 y fechadas en la década de 1930.

 

Mons. Echevarría utiliza también (parte) de la frase en rojo señalando expresamente que es de 1931, cuando él bien sabía que era una reescritura de 1968… En efecto, Portillo y Echevarría habían sido cómplices de las manipulaciones para reescribir la historia y el espíritu de la Obra de Escrivá. Mi hipótesis es que parte del trabajo de reescritura, del que procede el texto en rojo, fue realizado durante un verano de 1968, en Sant’AmbrogioOlona. Espero que mi próxima contribución sea sobre esto, también en base a textos publicados. A modo de sinopsis, entiendo que Escrivá, Portillo y Echevarría se habían aislado en el verano de 1968 en una Villa en los Alpes para poder realizar (¿o perpetrar?) la modificación de los documentos originales de la fundación. Los tres en solitario (atendidos por un chófer y cuatro mujeres para el servicio doméstico…), reescribieron partes de la historia de la Obra sin que nadie los molestara. Para una (dura) evaluación del papel de Portillo como cómplice de las manipulaciones y mentiras de Escrivá, me remito al escrito Alvaro del Portillo: Misión cumplida, Lucas, 21/03/2012 (y también a Lucas #2).

 

Pues bien, decía que Mons. Echevarría al utilizar esta frase, sabiendo que fue escrita en 1968, indica (mintiendo) que fue escrita en 1931. Un ejemplo está en una Conferencia en la PUSC con ocasión del XXV aniversario de la erección de la Prelatura (Romana, 2008-I, p84, nota 3).

 

Añado algo más. Leyendo esa Conferencia, me encuentro con otra sorpresa. Afirma Echevarría que en febrero de 1931, el Fundador escribió: “En el mundo, en el trabajo ordinario, en los propios deberes de estado, y allí, a través de todo, ¡santos!” (Apuntes íntimos, n. 154). Mi impresión es que es muy poco probable que Escrivá hubiera escrito este texto en 1931. ¡Ya le hubiera gustado![xiii] A decir verdad, no tengo ninguna prueba fehaciente para afirmar que Mons. Echevarría mintió al escribir que el ApInt n.154 es de 1931 y no de 1968. Es él quien leyó los Apuntes Íntimos originales, mientras que yo jamás los vi (¡aunque espero verlos algún día!). Por tanto, tendría que ser prudente y llamarme a matizar mis afirmaciones, brindándole la razón al Santo, al Beato y al futuro Siervo de Dios. De todas formas, si estoy equivocado en mi análisis del n. 306 (y tal vez del n. 154), me retractaré públicamente. Para eso, basta con publicar una copia fiel (edición fotográfica) de los manuscritos de los Apuntes Íntimos. Dios quiera que sean completos, pero para cumplir mi propuesta de retracción bastaría con que publicaran el número 154 y el 306. Así que he arrojado el guante. A ver si lo recogen, para honrar la memoria de los tres “fundadores”.

 

Pasamos ahora a Mons. Ocáriz y afamados coautores (Rodríguez e Illanes), quienes salen mejor parados que Mons. Echevarría. Es divertido notar cómo en algún momento parece que pudieron acceder a los documentos originales… Me explico. En el famoso libro El Opus Dei en la Iglesia[xiv], en la sexta edición indican que la frase recibí la iluminación sobre toda la Obra corresponde a una anotación marginal, que añadió años después. Sin embargo, en versiones anteriores del libro (p.ej. la 2daed) remitían simple y directamente a Apuntes Íntimos, n. 306, sinaclarar que el texto era una anotación marginal, que añadió años después. Así que en algún momento entre la 2da y la 6ta edición, que ahora no tengo ganas de identificar comparando las versiones del libro, se ve que descubrieron, intuyo que con sorpresa, que la famosa frase era una añadido de 1968 a un texto manuscrito de 1931... No sé qué se les habrá pasado por la cabeza con ese descubrimiento, si se habrán indignado con el trío fundacional, etc, etc.

 

Sobre esta base, otros autores menos académicos, pero con muchísima más difusión, son capaces de ir más lejos al describir lo que se le ocurrió a Escrivá (¿o Dios le mostró?) el 2 de octubre de 1928.

 

Por ejemplo, el profesor John F. Coverdale en La Fundación del Opus Dei escribe que:

 

En el preciso instante en que las campanas de la cercana iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles repicaban alegremente para celebrar la fiesta del día, aparecieron de pronto las piezas que faltaban para completar una imagen que ahora veía con nitidez. Escrivá vio cómo Dios quería que hubiera una porción de la Iglesia, compuesta por gente de toda condición, que se dedicara a incorporar a su vida -y lo comunicara a su vez a amigos, vecinos y colegas- el fascinante mensaje evangélico de que Dios llama a todo el mundo a la santidad, sea cual sea su edad, condición social, profesión o estado.

 

Prefiero no comentar lo anacrónica que me parece toda esta interpretación, luego de estudiar qué pensaba en realidad Escrivá en los años fundacionales y qué institución quiso crear.

Coverdale, engañado como tantos otros, vuelve a presentar el supuesto documento más antiguo conservado con el relato de esa fecha, que como ahora sabemos, en realidad no es un documento de 1931 sino de 1968. En un documento del 2 de octubre de 1931, el más antiguo que se conserva con una referencia a la fecha fundacional, Escrivá comenta: “Recibí la iluminación sobre toda la Obra”. Y la cita es a Vázquez de Prada, quien engañó, supongo que junto a Portillo, a propios y ajenos.

 

Sobre lo que Escrivá vio ese día, llegamos, a mi leal saber y entender, a cotas sorprendentes de imaginación como el relato contenido en el Libro Oficial de la Canonización, escrito por Miguel Dolz y conimprimatur de Mons. Echevarría. Este libro se repartió a cientos de miles de peregrinos en 2002:

 

¿Qué vio? Vio, de un modo inefable, a personas de toda raza y nación, de todas las culturas y mentalidades, buscando y encontrando a Dios en su vida ordinaria, en su familia, en su trabajo, en su descanso, en el círculo de sus amistades y conocidos. Personas con el ansia de vivir en Cristo, de dejarse transformar por Él, de luchar por la santidad en medio de sus ocupaciones habituales en el campo, en la fábrica o en el despacho: en todas las profesiones honradas de la tierra.

Vio a multitudes aspirando a la santidad. A miles de santos en medio del mundo. Personas  que se esforzarían por santificar su trabajo, por santificarse en su trabajo y por santificar a los demás con su trabajo; que lucharían por cristianizar su ambiente con el calor de su cercanía con Cristo; que serían, entre sus parientes y amigos, Cristo que pasa. Personas con un afán grande por llevar la fe y el mensaje cristiano a todos los sectores de la sociedad.

Vio a cristianos corrientes que vivirían con plenitud la vocación recibida en el bautismo. Apóstoles de Cristo, que hablarían de Él con sencillez y naturalidad, esforzándose por ponerlo en la cumbre de las actividades humanas, viviendo gozosamente su participación en el sacerdocio de Cristo y ofreciendo a Dios cada día el sacrificio santificante de su propia existencia.

Vio un camino de santidad y de apostolado para servir a la Iglesia. Eso, que no tenía nombre aún, era Iglesia y para la Iglesia. La voluntad de Dios estaba clara: Dios quería abrir un panorama vocacional en medio de la calle para su Iglesia, dirigido a personas de todas las edades, estados civiles y condiciones sociales. Era un nuevo horizonte eclesial que prometía frutos abundantes de santidad y de apostolado en toda la tierra.

Don Josemaría se arrodilló, emocionado, mientras repicaban las campanas de la cercana iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles en el día de su fiesta.

 

Yo creo que este relato refleja el Opus Dei de comienzos de la década de 1970, que es una versión mucho mejor, pero muy distinta, del Opus Dei de 1930 y 1940.

 

Finalizo esta sección con una confidencia. A veces, cuando escribo estas colaboraciones, tengo la sensación de que no dejo títere con cabeza; y eso me hace sentir incómodo. Porque me enfrento, desde mi pequeñez, con Escrivá, Portillo, Echevarría, Ocáriz, Fuenmayor, etc, etc. Pero, por otra parte, entiendo que es importante tratar de colaborar en la búsqueda de la Verdad, y esto me resulta reconfortante. Ya me hubiera gustado que fuera todo diferente.

 

¿Qué nos queda del 2 de octubre?

La verdad es que creo que nadie sabe qué se le ocurrió a Escrivá ese día de 1928. Cuánto hubo de Dios y cuánto de Escrivá. Y él, deliberadamente, fue tratando de oscurecer… Por más que en otros momentos indicara que le gustaba la sencillez: Todo lo embrollado me repugna: me gusta el orden, la claridad, el agua clara y el aire libre. O un desenfadado y alegre: tenemos una vida poco solemne, pero coherente[xv].

 

Como dije, veo en el texto del camaleón una divinización muy clara con las sucesivas capas de redacción. En esos años previos y posteriores a su fundación, Escrivá se encontraba sin director espiritual, con un riesgo cierto de que lo “deportaran” a Zaragoza, pasando por un muy mal momento personal, sin estabilidad sacerdotal ni económica ni creo que tampoco anímica[xvi]. Entiendo que en ese tiempo hubo mucho más de Escrivá que de Dios. Por tanto, considero que llamar al Opus Obra de Escrivá es más apropiado que llamarla Obra de Dios. La divinización de la Obra de Escrivá[xvii], la construcción de la espiritualidad que hoy conocemos, la reconstrucción de la historia, la fabricación de este testimonio sobre las campanas y su datación en 1931, son todas elaboraciones de la década de1960. Tal vez fuera en esos años cuando se haya profundizado el posible trastorno narcisista del Fundador (MarkusTank; Oráculo; Job Fernández, cap. 5.1). Con esta afirmación de que hay más de Escrivá que de Dios en el Opus de la década de 1930, sé que contradigo el contundente Testimonio de Mons. Echevarría (q.e.p.d), quien afirma que “El Fundador no concibió el propósito de fundar el Opus Dei. El Señor le hizo ver la Obra el 2 de octubre de 1928, cuando se encontraba haciendo unos ejercicios espirituales en el Convento de los Padres Paúles, situado en la madrileña calle de García Paredes [...]. Fue, pues, una inspiración que el Señor transmitió exclusivamente al Siervo de Dios. Por lo tanto, no fue una idea que concibió por su cuenta, ni tampoco un proyecto nacido con la participación de otras personas”[xviii]Pero ¿quién soy yo para dudar de la veracidad q dijo Echevarría?

 

¿Es posible que lo del 2 de oct de 1928 fuera mucho más sencillo, humano? ¿Qué no incluyera ni ángeles, ni campanas, ni iluminaciones sobre la evolución de la historia de la Humanidad? Que a Escrivá se le ocurriera que para permanecer en Madrid tendría que fundar algo novedoso, pero no sabía qué ni cómo. Por eso la "pereza para fundar", el tener que buscar información de otras instituciones nuevas del exterior, para traer la novedad a España… Que fuera viendo que era necesario un determinado tipo de institución, dada la situación política y religiosa de España de 1930... Institución esta que se vio reflejada en los Reglamentos de 1941. Posteriormente, ya en la década de 1960, supongo que Escrivá habrá sentido la necesidad de generar un relato más sobrenatural, más acorde a su nueva grandeza, que el que originalmente había escrito en 1931. Como dice Gervasio: la vanidad de Escrivá le llevaba a sublimar todo lo suyo, todas las incidencias de su vida y circunstancias.El relato de 1931 no era lo suficientemente sublime, por lo que hubo que dignificarlo.

 

Hay otro elemento importante del texto camaleónico, que todavía no comenté. Es en 1968 y no en 1931, cuando Escrivá afirma que el 2 de octubre recibió la iluminación sobre toda la Obra. Esta afirmación siempre me había parecido anacrónica y especialmente difícil, por lo de las mujeres y sacerdotes. Además, Escrivá subraya expresamente esta frase: la resalta. Pero resulta que es en 1968 (y no en 1931) cuando afirma que Dios le mostró toda la Obra. Los autores prelaticios hacen malabares para tratar de compatibilizar la afirmación de que Escrivá vio toda la Obra en 1928, con la cantidad de bandazos que fue dando en los años sucesivos, principalmente las mujeres, los sacerdotes y la incorporación de personas casadas muchos, pero que muchos, años después... El problema para el análisis es que los autores prelaticios pensaban que esta frase había sido escrita en 1931… cuando en realidad es una reelaboración de cuarenta años después: en 1968, una vez visto en qué se había convertido su Obra, quiso incluir en la supuesta luz fundacional a las mujeres, a los sacerdotes y a las personas casadas. Por eso, afirma y subraya que Dios ese día le mostró toda la Obra. Esta es mi interpretación.

 

Un último elemento a considerar en la versión de 1968 que no estaba presente en la de 1931: las campanas. En efecto, recordar con emoción el tocar de las campanas aparece en el relato 40 años después de que habían sucedido los hechos... Ahora asigno más credibilidad a los análisis que dudaban de que fuera posible que Escrivá escuchara las campanas (Anna Calzada, Oyó Campanas, 2009). Me decía, ¿cómo vamos a dudar del testimonio escrito sólo tres años después de los hechos? Y además, el testimonio de un santo… También Gervasio escribió sobre el tema de las campanas y concluye su escrito Oír Campanas, 2012, afirmando que lo único que se sabe con certeza de ese dos de octubre es que el fundador oyó campanas sin saber dónde.Y yo diría que tal vez ni eso de las campanas sabemos con certeza ya que entiendo que nunca habló de tales sonidos antes de la década de 1960...

 

Conclusión y reflexiones finales.

Mi balance, con el material que tengo a disposición, es que la afirmación de Vázquez de que justamente tres años más tarde describirá el meollo de lo ocurrido, es falsa. El texto es una reconstrucción muy tardía de los eventos, supongo que tal como a Escrivá le hubiera gustado que sucedieran. Resulta entonces que el principal texto explicativo del suceso del 2 de octubre no fue escrito en 1931, sino 40 años después. Y la Prelatura mintió al datar el texto y ocultar deliberadamente las reescrituras.

 

Afirmo que, hasta que no muestren las fuentes históricas primarias sin manipular, el principal testimonio sobre la sobrenaturalidad de la fundación del 2 de octubre presentada en la Positio del proceso de Canonización de José María Escrivá fue falsamente datado en 1931. El modus operandi consistió en intercalar en 1968 una frase en un manuscrito original de 1931. Estoy convencido que la Positio realiza manipulaciones y engaños sistemáticos que desdibujan al Escrivá histórico para construir un hombre nuevo: un san Josemaría digno de los altares. Si en algo tan central y tan sagrado como el instante de la fundación, mienten, ¿qué no habrán sido capaces de hacer para engrandecer otros aspectos de la vida del Fundador?

 

Titulé este escrito como una mentira de Portillo/Positio/Vázquez, y no simplemente como un error. El motivo es que lo veo como una falsedad con intención de engañar, como define el Catecismo de la Iglesia, que me hace temblar cuando lo leo[xix]. ¡Y bien que lograron engañar! Engañaron a miles y miles de lectores. Pero el fin de canonizar a Escrivá era tan excelso que hacía bueno cualquier medio.

 

A veces dudo de que Vázquez de Prada haya trabajado con los documentos manuscritos originales. Pienso que tal vez haya dispuesto únicamente de un resumen preparado por Alvaro Portillo, o del texto completo pero mecanografiado. Tal vez alguno sepa. En definitiva, si las manipulaciones son de exclusivamente de Portillo (y Echevarría) o si son muchos otros quienes participaron. En este sentido recuerdo el testimonio de Haenobarboquien indicó que los autores del Itinerario Jurídico sorprendentemente no accedieron a los documentos originales, sino que trabajaron con material recibido de Roma y por tanto convenientemente filtrado para manifestar una versión falsa de los hechos. La tesis de los autores del Iter Jurídico (defensa de un carisma) se vería modificada significativamente si hubieran conocido los Reglamentos secretos de 1941.

 

El punto que creo que es indiscutible de mi escrito es la manipulación del texto camaleónico y la falsedad de la afirmación de Vázquez de Prada y la Positio: Treannipiùtardi, il 2 ottobre 1931, scrisse: y citan el texto camaleónico.

 

Reflexión final.

¿Tendrá la Prelatura la honradez de dar a conocer una copia exacta (fotográfica) del manuscrito de las Catalinas del Fundador? Las actuales autoridades, ¿serán lo suficientemente honradas, para pechar con la propia responsabilidad personal? ¿Tendrán la valentía de hacerlo antes de la posible canonización de Alvaro Portillo? Hace un par de meses escribí: “Entiendo que, antes de liberar los Apuntes Íntimos y el Epistolario, estén esperando la canonización de don Alvaro, para que su papel en las manipulaciones históricas no obstaculice ese proceso...”. O como explicó Lucas: Es un error, a mi modo de ver, arrojar sobre las espaldas de Escrivá toda la responsabilidad de la acción tantas veces perversa del Opus Dei. Hay otros culpables. Yo diría que más culpables que el fundador. A fin de cuentas, el fundador era una persona trastornada, pero sus inmediatos colaboradores no parece tan claro que lo fueran. (…) Por lo tanto, Portillo es coautor y responsable directo de las mentiras y deformaciones de la verdad histórica del Opus Dei por parte de la institución hacia sus miembros.

 

Estos manuscritos del Fundador deberían ser luz para los miembros de la Obra, y en general para muchos cristianos. José Luis Illanes indica que estos Cuadernos manuscritos de Escrivá son ante todo, luz, estímulo, recuerdo –“despertador”,(…) medio y ayuda para la formación de quienes, acogiendo su llamada, se acercaban a su apostolado y daban signos de poder entender el mensaje del Opus Dei (SetD, 2009).¡No nos priven de esta luz, de este estímulo, de esta formación!

 

Es más, los Teólogos Censores que estudiaron estos textos inéditos durante el proceso de Canonización afirmaron que estos manuscritos de san Josemaría son muy enriquecedores para la vida de la Iglesia.

 

Questi“appuntiintimi”, splendidatestimoninzadellevetteraggiuntredal Servo di Dio nella vita mistica, palesano la ricchezzadei sui fondamentiteologici, neiqualigliaspettibiblici, ecclesiologici e spiritualisonoarmonizzati in un´originalissima e sempliceuntià di vita cristiana.(Teólogo Censor #1 de los escritos inéditos).

 

(...) las anotaciones personales del Siervo de Dios, por haber recibido tan grandes carismas, suponen un enriquecimiento espiritual para toda la Iglesia. (…)Concluimos, por tanto, afirmando que en estos Apuntes íntimos queda reflejada la hondura espiritual y la originalidad apostólica de uno de los grandes Fundadores -plenamente identificados con el querer de Criso- con que el Espíritu Santo va enriqueciendo a la Iglesia, de forma que los hombres de todos los tiempos encuentren en Ella caminos de santidad plenamente adecuados a las cambiantes circunstancias sociales y culturales y a la perenne novedad del Evangelio.(Teólogo Censor #2 de los escritos inéditos).

Dados estos juicios tan positivos, la Prelatura no debería tener miedo en difundir los originales manuscritos de san Josemaría.

 

Cordialmente,

Stoner

 

 

PD 1: En la siguiente entrega, si Dios quiere, escribiré sobre la quema de documentos fundacionales.

 

PD 2: Pienso que tal vez lo que escribieron en su momento E.B.E. y Otaluto sea plausible. Cito a estos dos colaboradores porque estoy leyendo en estos días a Otaluto y ahí obtuve también la referencia a E.B.E., pero es probable que haya más colaboraciones interesantes sobre el tema.

 

Finalizando aquella conversación, este amigo me decía que él pensaba que el 2 de octubre era simplemente una fecha fraguada, un invento, que en realidad nunca existió como tal. Simplemente era un medionecesario para hacer la Obra y en tal caso, y por el bien de las almas y la gloria de Dios, resultaba algo muy bueno «crear» el 2 de octubre. O sea, nada de romperse la cabeza interpretando qué quiso decir el fundador con ese «vio la Obra»: se le ocurrió la idea (la vio) y le dio «un retoque» de reinterpretación sobrenatural, ambigua y misteriosa.

Además, ese 2 de octubre da fundamento indiscutible a todo y, especialmente, a la autoridad extraordinaria de su fundador.

Después de tantas ambigüedades y tanta dignificación de los medios por parte de la Obra, me resulta bastante sugestiva esta opinión frente al 2 de octubre. Hay demasiadas pruebas que atentan contra la veracidad del discurso oficial y el 2 de octubre podría ser una más de las mentiras de la Obra.

De fines y de medios.- E.B.E.

 

…simplifiquemos: la historia del 2 de octubre es una vil mentira. ¿Qué duda cabe?  Como toda mentira habrá  comenzado de a poco, como el pescador que cada vez que cuenta su historia agranda el tamaño del pez. Quizás ese 2 de octubre se le ocurrió la idea de fundar algo, y ese algo fuera bueno para las almas,  y por lo tanto sería querido por Dios. De ahí a decir que era “divino” había solo un paso. La historieta del 2 de octubre habrá impresionado a la audiencia, y debió ser repetida numerosas veces.  Con el boca a boca se fue agrandando. El fundador no necesitaba decir mucho, sus hijos se encargaban de adornar la historia, pero lo fundamental era que se entendiera que él era la instancia ultima de decisión, el único que podía verdaderamente opinar con autoridad, que el resto estaban pintados. Y así cuando en la obra se dice “lo dijo nuestro padre” o “lo dejó escrito nuestro padre” o simplemente “está escrito”, la frase tiene igual categoría que las palabras del Evangelio, es materia de fe.

 

“Simplifiquemos”: la historia del 2 de octubre fue eficaz. Fue la herramienta para instaurar el gobierno vertical del fundador e imponer una unidad monolitica de criterio. Fundamentó tambien la disciplina interna, otorgando un poder especial a los directores, en tanto actuan en funcion delegada del padre, y promovió la obediencia ciega como única actitud posible de los dirigidos. También fue utilizado como el argumento más definitivo e incontestable para convencer a muchos de su vocación (¿cómo resistirse a un querer explicito de Dios?). En definitiva sirvió para “acercar muchas almas a Dios”, que es lo que verdaderamente importa. Quizás no sea una historia cierta, pero podría haberlo sido. En todo caso, merecía serlo, y por lo tanto, se la puede contar como cierta.

Sobre el 2 de octubre.- Otaluto[xx]

 

 



[i]14-feb-1930: Fui corriendo, de 10 de mayo de 2017.

Con ojos nuevos. Sobre conflictos de interés y el algo pariente Mons. Laplana (I), de 19 de junio de 2017.

Con ojos nuevos. Sobre conflictos de interés y el “algo pariente” Mons. Laplana (II), de 23 de junio de 2017.

Con ojos nuevos. Sobre conflictos de interés: Sebastián Cirac, de 3 de julio de 2017.

 

[ii] José Luis González Gullón, DYA, página 35, nota al pie n.46.

 

[iii] Recordar que había quemado todas sus notas anteriores a 1930. Quemó dos cosas: las octavillas originales y el Cuaderno I donde las había transcrito. En 1931 tenía a mano esos materiales. Los quemó según Rodríguez “desde luego, no antes de 1935” (C.Ed.C-H, p. 22). Incluso sería posible situar la quema del primer cuaderno a comienzos de la década de 1940, como sostiene Job Fernández. En la próxima colaboración espero escribir sobre esto, porque siempre había pensado que Escrivá quemó su primer cuaderno en 1930 o a lo sumo en 1932. Por tanto, una quema con datación “tardía”, luego de 1935 y yo creo que entre 1941 y 1944 me resulta realmente sorprendente.

 

[iv] En Opus Dei: Estructura y Misión. Su realidad eclesiológica (Cristiandad, Madrid 2011, p. 62).

 

Esta referencia a Pedro Rodríguez está incluida en el libro DYA. Es una referencia a la edición de 2001 y yo trabajo con la del 2011 y no sé si hay cambios entre una y otra edición. Mi impresión es que González Gullón en DYA no refleja exactamente lo que escribe Rodríguez. En efecto, Gullón (utilizando la edición de 2001 de Opus Dei…) afirma que Rodríguez escribió que lafrase es una nota marginal de los años sesenta; sin embargo, Rodríguez (en la edición 2011 de Opus Dei… que es la que yo utilizo)en realidad escribe simplemente que es una nota marginal al número 306, pero no indica el año (ni la década…) de redacción.

 

Entiendo, por tanto, que la datación en los años sesenta que Gullón atribuye a Rodríguez la obtuvo de conversaciones personales con el Prof. Pedro Rodríguez (quien no estableció datación en su libro sobre el Opus Dei: Estructura y misión).

 

Como verán, es un poco complicado esto de quién dijo qué cosa. Me gustaría destacar la valentía de González Gullón por haber puesto el cascabel al gato. Por decir que la nota marginal fue escrita en la década de 1960 y no en 1930. Si ese dato surgió del libro de Pedro Rodríguez o de conversaciones privadas entre los dos autores, no es relevante. Yo leí por primera vez este dato al leer el libro DYA de González Gullón. Por último, tengo dudas sobre si este autor accedió a los documentos originales (manuscritos) para escribir su monografía sobre DYA.

 

[v]Allí mismo, en relectura posterior, escribió al margen: “Ese día el Señor fundó su Obra (…)””. Rodríguez, Opus Dei: Estructura y misión, 2011, p. 62

 

Sin embargo, en Camino Edición C-H  (p.8, nota 21) no cita la primer parte (“Ese día el Señor fundó su Obra”), sino que incluye el fragmento “desde entonces… Y sufrir”. Sobre este texto escribe Rodríguez que es una Nota marginal autógrafa en Cuaderno IV, nº 306, sin indicar que fue de una relectura posterior, sino que da a entender que es una nota marginal autógrafa de 1931 y no de años posteriores.

 

[vi] Aquí González está citando CaminoEdición Crítico-Histórica (2004). Supongo que esta información procederá de una comunicación personal entre González y Rodríguez, porque en la Edición C-H de Camino Rodríguez no se atreve a escribir que ese texto fue escrito en 1968, sino que tan solo dice que es una nota marginal autógrafa, sin indicar fecha de redacción. Por tanto, estoy aplaudiendo de pie a González Gullón, quien tal vez sea el primer autor prelaticio que se atreve a comunicar que lo que supuestamente Escrivá escribió en 1931 en realidad lo escribió en 1968.

 

Un detalle. Cuando González escribe que la anotación supuestamente de 1931 en realidad fue redactada en 1968 en un cuaderno de 1932, creo que lo del año 1932 es un error de tipeo. Porque sino sería todo más complicado: una anotación de 1968 a un texto de 1931 escrito en un cuaderno de 1932... Según Rodríguez, el Cuaderno IV abarca el período 15-VII-31 al 3-XII-31, por lo que supongo que González debería haber escrito fue redactada en 1968 en un cuaderno de 1931.

 

[vii] Son muchísimos los autores que utilizan esta frase escrita en 1968 asignándole el valor de un documento manuscrito de 1931. De estos, algunos sabrían del fraude y otros habrán sido víctimas, aunque tal vez una lectura atenta les hubiera hecho sospechar que había anacronismos en el número 306 de ApÍnt.

 

[viii] «A los pocos minutos —refiere Encarnita— apareció de nuevo en el vestíbulo visiblemente emocionado. — Mirad —nos dijo, señalándonos una cuartilla en la que había dibujado una circunferencia y en el centro una cruz de proporciones especiales—; éste será el Sello de la Obra. El Sello, no el escudo —nos aclaró—: el Opus Dei no tiene escudos.».

Vázquez de Prada, Tomo 2.

 

[ix] ¿Qué quiero decir? Que es evidente Escrivá y Portillo bien sabían cómo realizar las aclaraciones para que no hubiera tanta confusión. En efecto, emplearon los dos métodos, las dos formas de actuar, que propongo en el texto principal.

 

Por ejemplo, existe otro relato del 2 de octubre de 1928, escrito en 1968. La Catalina n. 475, fechada el 12-XII-1931, también narra los años fundacionales. Y ahí incluyen una aclaración, como nota 193, indicando claramente que fue redactada en 1968:

 

nota 193: Barruntos, los tuve desde los comienzos de 1918. Después seguía viendo, pero sin precisar qué es lo que quería el Señor: veía que el Señor quería algo de mí. Yo pedía, y seguía pidiendo. El 2 de octubre del 28 viene la idea clara general de mi misión. A partir de ese 2 de octubre del 28 dejé de tener las inspiraciones que me iba dando el Señor. Más tarde, como explico aquí, empieza otra vez la ayuda especial, muy concreta, del Señor, y voy escribiendo estos apuntes pueriles, paralelos a las primeras Cartas y a las primeras Instrucciones, que escribía para darlas a los míos cuando llegara la hora. Ese día preciso —el día 2 de octubre del 1928—, comienza la vida de gestación, nonnata, pero activísima del Opus Dei [anotación en 1968].

 

De esta forma, en la Catalina n.475 se diferencia el texto original (1931) de la aclaración (redactada en 1968 en la nota 193).

 

El segundo mecanismo que utilizaron es incluir Apéndice o Anexos a los ApÍnt. En efecto, los ApÍnt se componen de 9 Cuadernos (el primero fue quemado) y de 14 Anexos. En 1948 escribió un Anexo (por tanto, no en los cuadernos originales) donde brinda otra reflexión (¡una más!) sobre los años fundacionales. En este caso incluyeron el relato como Apéndice independiente que comienza en el n. 1862 (de 14-IV-1948).

 

Por tanto, creo que es evidente que lo que hicieron con el texto del Camaleón (n. 306), fue con la clara intención de engañar en el relato más importante de la Fundación.

 

[x] Es realmente llamativo esto de los Márgenes Anchos, ya que me parece un poco contradictorio con otros datos.

 

En efecto, Alvaro Portillo explicaba la densidad de texto de esos cuadernos: Escrivá escribía sin dejar casi espacios en blanco …

 

Portillo era uno de los pocos (muy pocos) que pudo leer esos manuscritos. En una tertulia en 1976 contaba: Nuestro Padre comentaba que escribía en los papeles por el anverso y por el reverso, y que no lo hacía por el canto, porque no era posible. Pues esos cuadernos están muy llenos. Habitualmente no usa ni los puntos y aparte. Cuando hace falta, deja un espacio de dos o tres centímetros, dentro de la misma línea, que equivale a un punto y aparte. Únicamente empieza otro renglón cuando cambia de día, o de asunto. (Obras, dic 1976, p. 36)

 

[xi]Guillaume, La estafa del libro “El itinerario jurídico del Opus Dei”, 13 abril 2012:

¡Qué vergüenza que una persona con las responsabilidades eclesiales de Mons. Portillo haya instigado una estafa de estas dimensiones! ¡Qué atinado ha estado Lucas en sus dos artículos sobre este siniestro personaje!

Y qué penoso que profesores de cierto nivel, como Fuenmayor e Illanes, se hayan prestado a perpetrar este fraude. Más que “Historia y defensa de un carisma”, que le pusieron como subtítulo, debían haber subtitulado: “Defensa de los bandazos históricos de un «carisma»”.

¡Qué indignidad para cualquier académico con un mínimo de pundonor, prestarse a este bodrio! Pues aquí no se trata de que podamos discrepar sobre la interpretación de unos datos, sino de que, teniendo a su alcance toda la documentación relativa al itinerario jurídico de la Obra de Escrivá, han ocultado documentos y han publicado incompletos otros, con el objeto de intentar poner en pie una justificación de unos monumentales bandazos jurídicos del fundador, que sólo resultan comprensibles como expresión de su oportunismo. Estamos ante una manipulación en toda regla que descalifica desde el punto de vista científico el rigor de este libro, y deja en muy mala posición a sus coautores.

(…) con la publicación de “El itinerario jurídico…”, Fuenmayor e Illanes (Gómez-Iglesias también, aunque no se trata de un profesor de la talla de los anteriores) cometieron uno de los mayores errores de su vida académica. Pues demostraron, más que ausencia de rigor histórico, una lamentable mala fe en sus exposiciones, en cuanto que proporcionaron datos sesgados y ocultaron otros muchos con el objeto de impedir el conocimiento de la verdad histórica del itinerario jurídico de la Obra de Escrivá, que es lo que supuestamente constituía el objetivo de su trabajo.

 

[xii] Edición 2000, p. 81 y 82

 

[xiii] El n. 154 es para mí anacrónico, porque no me imagino a Escrivá en 1931 hablando del trabajo ordinarioy de los deberes del propio estado. Es un texto que también emplean Vázquez de Prada / Positio, y los autores del Itinerario Jurídico, entre otros, para indicar cuál era el espíritu fundacional de 1931. Puedo estar equivocado. En lo que creo no estar equivocado es en el n. 306…

 

[xiv] Para una valoración de la particular importancia de este libro, recomiendo una reciente entrevista a Pedro Rodríguez en la página de la UNAV.

 

[xv] Tomo IV de Meditaciones, p. 16 correspondiente al lunes de la semana XXI del TO.

 

[xvi] cfr. algunas de estas afirmaciones con el análisis de Jaume García Moles, en particular el Capítulo 8 quien lo presenta como un fracasado en 1928.

 

[xvii] La manipulación (reescritura) del texto en 1968 va claramente en la dirección de “divinizar” del relato, ya que la versión original, en realidad la de 3 años después de los acontecimientos, no contenía ni iluminación de Dios, ni ángeles, ni campanas, ni caer de rodillas casi en éxtasis, ni ná de ná.

 

E.B.E. plantea unas consideraciones muy atinadas en sobre la divinización de la Obra (aunque no distingue entre los relatos de 1931 y 1968, lo que reforzaría su tesis de que el relato es una estrategia de poder): Lo primero a objetar es el origen “revelado” de la Obra.

No conozco ninguna institución de la propia Iglesia que haya querido igualarla en su origen divino. Las órdenes religiosas han sido ‘inspiradas’ por Dios pero nunca ‘fundadas’ por Dios.

 

[xviii] Sum. 2139, citado en Vázquez de Prada. (La mutilación es del texto original y por tanto no es mía, ¡faltaría más!).

 

[xix] 2482.  ‘La mentira consiste en decir falsedad con intención de engañar’ (S. Agustín, mend. 4, 5). El Señor denuncia en la mentira una obra diabólica: ‘Vuestro padre es el diablo... porque no hay verdad en él; cuando dice la mentira, dice lo que le sale de dentro, porque es mentiroso y padre de la mentira’ (Jn 8, 44).

 

2483.  La mentira es la ofensa más directa contra la verdad. Mentir es hablar u obrar contra la verdad para inducir a error al que tiene el derecho de conocerla. Lesionando la relación del hombre con la verdad y con el prójimo, la mentira ofende el vínculo fundamental del hombre y de su palabra con el Señor.

 

2484.  La gravedad de la mentira se mide según la naturaleza de la verdad que deforma, según las circunstancias, las intenciones del que la comete, y los daños padecidos por los que resultan perjudicados. Si la mentira en sí sólo constituye un pecado venial, sin embargo llega a ser mortal cuando lesiona gravemente las virtudes de la justicia y la caridad.

 

2485.  La mentira es condenable por su misma naturaleza. Es una profanación de la palabra cuyo objeto es comunicar a otros la verdad conocida. La intención deliberada de inducir al prójimo a error mediante palabras contrarias a la verdad constituye una falta contra la justicia y la caridad. La culpabilidad es mayor cuando la intención de engañar corre el riesgo de tener consecuencias funestas para los que son desviados de la verdad.

 

2486.  La mentira, por ser una violación de la virtud de la veracidad, es una verdadera violencia hecha a los demás. Atenta contra ellos en su capacidad de conocer, que es la condición de todo juicio y de toda decisión. Contiene en germen la división de los espíritus y todos los males que ésta suscita. La mentira es funesta para toda sociedad: socava la confianza entre los hombres y rompe el tejido de las relaciones sociales.

 

2487.  Toda falta cometida contra la justicia y la verdad entraña el deber de reparación, aunque su autor haya sido perdonado. Cuando es imposible reparar un daño públicamente, es preciso hacerlo en secreto; si el que ha sufrido un perjuicio no puede ser indemnizado directamente, es preciso darle satisfacción moralmente, en nombre de la caridad. Este deber de reparación se refiere también a las faltas cometidas contra la reputación del prójimo. Esta reparación, moral y a veces material, debe apreciarse según la medida del daño causado. Obliga en conciencia

 

[xx] En otro escrito, Otaluto cuenta una anécdota sobre D. Javier (Anécdotas, 14 noviembre 2007). San Josemaría le había regalado a un hijo suyo una foto en la que aparecían los dos, pero Escrivá tenía el cuello de la sotana un poco torcido. Don Javier, rompió el regalo (la foto), frente al interesado. La enseñanza es: lo que debíamos entender es el celo que ponen todos en la obra en cualquier detalle referido al padre. Luego intente comprender y acepté la conclusión oficial: en la obra, comenzando por Don Javier,  todos ponen su mejor esfuerzo para que las cosas referentes al padre sean perfectas.

 

Mi impresión es que toda la Positio y la biografía de Vázquez de Prada son un intento por hacer todo perfecto, como tendría que haber sido. De esta forma, ocultaron deliberadamente los (muchos) aspectos de la vida de Escrivá que no son edificantes, que desdecían del santo que estaban construyendo. Y los aspectos que no se podían ocultar, pues entonces había que darle una reinterpretación adecuada.