Logros
tras 44 años desvinculado del Opus Dei
Rescatado, 29/12/2017
Tengo
la impresión de que debo ser uno de los más viejos que colaboran en esta
web. A veces desearía que nuestro tema
de comunicación sobre las experiencias vividas en el Opus Dei y nuestras
reflexiones críticas sobre la institución, aunque fuese el principal, no fuese
el único. Que se contaran también experiencias sobre logros conseguidos en
relación con los ideales que un día nos condujeron a cometer el error de vincularnos
a esa institución. Y que esta información no fuese tan escueta como decir:
“estoy muy contento con mi mujer (o marido) y mis hijos”, “colaboro en una
parroquia”, etc., sino que se comunicase cómo se está logrando llevar a cabo la
propia vocación cristiana (o budista, atea-humanista, agnóstica, etc.), siempre
con características peculiares e irrepetibles.
Cumplidos
mis 85 años, paso a practicar este tipo de comunicación, por mi parte,
invitando a que otros lo hagan.
El
ocho de diciembre de 1973 llevé a cabo mi decisión de desvincularme de la Obra.
Había pertenecido a esta institución veintitrés años –desde 1950– cinco como
laico y dieciocho como clérigo. Es decir, que en este diciembre
habrán pasado cuarenta y cuatro años desde mi desvinculación. Por otra parte,
el pasado 29 de junio cumplí ochenta y cinco años. He pensado que estará bien
que –antes de que sea tarde– diga aquí algo sobre lo que he podido lograr, durante estos años, gracias a mi
desvinculación. Seleccionaré algunos logros y alegrías principales. Quizá
también me referiré luego a algunas
frustraciones. Finalmente –pues no veo conveniente concluir con lo
negativo– mencionaré algunas esperanzas.
De
hecho, en mi libro Naufragio y rescate de
un proyecto vital. Testimonio de un ex-cura-del-Opus-Dei (los guiones están
para indicar que el ex se refiere al Opus Dei, no al ser clérigo), en la
segunda parte, ya me refería a lo conseguido tras mi salida desde 1973 hasta el
año 2010. Algo tendré que repetir de lo escrito allí, pero pienso que deben de
ser muy escasos los participantes de opuslibros que lo hayáis leído. En este
libro yo destacaba siete aspectos de la Obra que percibí gradualmente como
negativos, e incluso contradictorios, respeto a la imagen inicial que se me
transmitió. A cada uno de ellos le dediqué un apartado. Así como en el capítulo
anterior destacaba cinco aspectos que me atrajeron hacia la institución, a
partir de la información inicial sobre ella.
Los
seis aspectos que me defraudaron fueron principalmente:
a)
Actitud radicalmente conservadora.
b)
Actitud acentuadamente autoritaria que caracterizaba las relaciones entre los
directivos y los miembros del Instituto (utilizo los términos anteriores a su
cambio como Prelatura), como asimismo el crecimiento constante de normas y
reglamentos sobre la vida cotidiana de los socios (en aquellos años todavía no
estaban reunidos en los posteriores textos de la Praxis).
c)
Actitudes proselitistas y sobrenaturalistas.
d)
Praxis difícilmente compatible con una espiritualidad auténticamente secular de
un cristiano corriente. Especialmente en:
·
la
experiencia de la amistad
·
la
vivencia de las relaciones con la familia
·
la
actividad profesional y ciudadana
e)
Creciente reducción del ámbito para el ejercicio de la libertad y la
espontaneidad.
f)
Escasa sensibilidad respecto a los problemas sobre la justicia social y los
derechos humanos.
g)
Creciente decepción respecto a la persona y conductas del fundador.
LOGROS CONSEGUIDOS
Tras
unos diez minutos de reflexión he podido identificar diez tipos de logros
principales, que voy a indicar a continuación. De haberme mantenido en la
Institución no habría podido experimentarlos.
1.
LIBERTAD DE PENSAMIENTO
Su
ausencia fue el factor principal en mi decisión de desvincularme. He podido
enriquecerme intelectualmente con lecturas que, en un porcentaje elevado, no se
me hubiesen permitido. Me refiero principalmente a libros o artículos de
teólogos, filósofos, antropólogos y psicólogos. Con mayor razón al no
encontrarme entonces integrado en el colectivo docente de universidades de la
Obra. En mi libro, en ocasión de referirme al disgusto de Escrivá, tras la
supresión por el papa Pablo VI del “Índice de libros prohibidos”, recuerdo cómo,
a partir de ese momento, en el Opus Dei se inició algo incomparablemente más
limitador: una especie de Índice de libros permitidos, de forma que todos los
que no estuviesen incluidos se entendían como prohibidos. Ya sé que
posteriormente se matizó algo esta disposición, distribuyendo la concesión del
permiso para leerlos –según la calificación numérica de cada libro– en los
Consejos locales, las delegaciones, las entonces denominadas Comisiones
Regionales o el Gobierno Central. Las obras del teólogo Ratzinger –cuando fue
elegido Presidente de la Congregación para la Doctrina de la Fe– requerían un
permiso especial para su lectura. De esta forma, se producía un hecho
paradójico. Así como yo, a los veinte años (en 1952), necesitando leer las
obras del filósofo francés Henri Bergson –todas ellas incluidas por un error de
la Iglesia en el índice de libros prohibidos– obtenía el permiso para leerlas
del obispado de Barcelona, en un trámite rapidísimo, de pocos minutos. En
cambio, a los treinta y dos años, hallándome en Córdoba y teniendo que dirigir
unas conferencias teológicas (en unas Jornadas de Pastoral en Pozoalbero), en
las que se requería, por su temática, citar al famoso teólogo dominico Yves
Congar (cuyas obras no constaban en la lista de libros permitidos, a pesar de
haber sido una de las principales figuras entre los teólogos asesores del
Vaticano II), tras solicitar el permiso correspondiente de la Delegación de
Sevilla, recibía una respuesta negativa de los directores.
En
cambio, durante estos cuarenta y tres años, desde mi desvinculación, he podido
enriquecerme intelectualmente y para la vivencia de una fe cristiana
inteligente, por la lectura de gran variedad de teólogos. Entre ellos, no
faltan algunos que por su carácter acentuadamente innovador han dado lugar a
tensiones intraeclesiales. Paso a continuación a incluir aquí tres páginas de
mi libro, en la que señalaba una relación de estos autores. Omito, para abreviar, referirme a los autores
leídos después de 2010.
Aparte de mi sentimiento de agradecimiento hacia los teólogos que voy
a nombrar, incluyo esta información como un logro, ya que percibo como tal el
haber sabido acoger con actitud receptiva –eso sí, nunca con confianza ciega–
el regalo de estas obras de sabiduría. El haber conseguido, a través de ellas
una profundización en la vivencia inteligente de mi fe o mis convicciones
cristianas, y el haber sabido disfrutar con ello. La relación de autores y
obras (máximo señalo una o dos por autor) las mencionaré agrupadas en áreas
temáticas.
a) Revelación divina a través de la contemplación del Universo y de
losprofetas de Israel
Respecto a esta cuestión, que ocupa la parte primera de mi libro, me
siento especialmente agradecido a Johnson, E.A.: La que es. El misterio de Dios en el discurso teológico feminista.
Küng, H.:¿Existe Dios? Respuesta al problema de Dios en
nuestro tiempo. Martín Velasco, J.: “Fenomenología de la
religión”, en J. GomezCaffarena y J. Martin Velasco:Filosofía de la Religión.Panikkar, R.: Iconosdelmisterio. La
experiencia de Dios. Tresmontant, C.: Comment
se pose aujourd’hui le problème de l’existence de Dieu, Les
problèmes de l’athéisme, Le
problème de la Révélation, y Le prophétisme hébreu. Zubiri, X.: El hombre y Dios.
b) Revelación divina a través de la doctrina y persona de Yeshúa de
Nazaret
Respecto a esta cuestión, valoro y agradezco especialmente la
aportación de Boff, L.: Jesucristo y la
liberación del hombre. Gonzalez de Cardedal,
O.: La entraña del cristianismo. Guardini, R.: La
esencia del cristianismo. Küng, H.: Ser
cristiano.Meier, J.P.: Un judío marginal. Nueva visión del Jesús
histórico. Tomos
I, II y III. Panikkar, R.: La plenitud
del hombre. Una cristofanía.Robinson, J.A.T.: Redatingthe
New Testament,
y ThePriority of John. Rovira Belloso, J.M.: Revelación de Dios. Salvación del hombre. Schillebeeckx, E.: Jesús. La historia de un viviente. Tresmontant, C.: La
doctrina de Yeshúa de Nazaret, yLe Christhébreu.
c) La expresión comunitaria de la fe cristiana
Aquí incluyo todo lo relacionado con la Iglesia (fundación, modelos de
Iglesia, cuatro rasgos distintivos), los sacramentos entendidos como
celebraciones eclesiales de experiencias culminantes, misión de la Iglesia y
diversidad de carismas entre clérigos, religiosos y laicos, etcétera.
Quiero aquí agradecer especialmente la aportación de
Castillo, J.M.: Teología de la
Iglesia,
y Símbolos de libertad.Dulles, A.: Modelos
de la Iglesia. Estudio crítico sobre la Iglesia en todos sus aspectos, y El oficio de la
teología. Del símbolo al sistema.Gestel, C. van: La doctrina social de
la Iglesia. Gonzalez
de Cardedal, O.: Meditación teológica
desde España, y España por pensar. Küng, H.: La
Iglesia. La Iglesia católica. El cristianismo (Esencia e Historia). Lubac, H.
de: Catolicismo. Aspectos sociales del dogma. Pannikar, R.: “El fragmento y la parte. Una reflexión
índica”, en Concilium, y Le dialogue intrareligieux. Ratzinger, J.: El
nuevo pueblo de Dios. Esquemas para una Eclesiología. Rovira Belloso, J.M.: Los
sacramentos, símbolos del Espíritu. Schillebeeckx, E.: El mon i l’Esglèsia, La presencia de Cristo en la Eucaristía,
El ministerio eclesial. Responsables en
la comunidad cristiana, y Los hombres
relato de Dios. Schmauss, M.: El credo de la Iglesia católica. Orientación
postconciliar.SchüsslerFiorenza, E.: “El emperador no
lleva ropa: Autocomprensiónekklesial democrática y autoridad romana
quiriocrática”., en Concilium. Tresmontant, C.: Shaoul qui s’appelle
ausi Paulus. La théorie de la métamorphose, y Problèmes de nôtre temps
d) El tránsito a la plenitud de la vida eterna
Los autores que valoro y agradezco especialmente por esta cuestión
son: Boff, L.: Hablemos de la otra
vida. Küng, H.: ¿Vida
eterna? Respuesta al gran interrogante de la vida humana. Ruiz de la Peña, J.L.: La otra
dimensión. Escatología cristiana.Tresmontant, C.: Le problème de l’âme, La místicacristiana y el porvenirdel hombre,
Enquête sur l’Apocalypse (Auteur,
datation, signification), y La
finalité de la Creation, le salut et le risque de perdition.
e) Encuentro entre el Cristianismo, las otras religiones, el
agnosticismo y el ateísmo
Alemany, J.J.: El
diálogo interreligioso en el magisterio de la Iglesia. Colombo, D. (Ed.): Documenti
della Chiesa in Asia. Federazione delle Conferenze Episcopale Asiatiche
1970-1995. Comisión Teológica
Internacional: El cristianismo y las
religiones,
en Comisión Teológica Internacional,
documentos 1969-1996. Veinticinco años de servicio a la teología de la Iglesia. Dupuis, J.: Hacia
una teología cristiana del pluralismo religioso, y El cristianismo y las religiones. Del
desencuentro al diálogo. Gonzalez de Cardedal, O.: El poder y la conciencia. Juan Pablo II: Encíclica RedemptorisMissio.
La misión del Redentor, Exhortación
apostólica Ecclesiam in Africa, y Ecclesia
in Asia. Küng, H. y otros: El Cristianismo
y las grandes religiones. Hacia el diálogo con el Islam, el Hinduismo y el Budismo. Lotz, J.B.: “El cristianismo y las religiones no
cristianas en su relación con la experiencia religiosa”, en R. Latourelle
(Ed.): Vaticano II: balance y perspectivas.
Veinticinco años después (1962-1987). Martín Velasco, J.: “Fenomenología de la religión”, en J. GomezCaffarena y J.
Martin Velasco: Filosofia de la Religión,
“Experiencia religiosa”, en C. Floristán y J.J. Tamayo (Eds.): Conceptos fundamentales del Cristianismo,
La experiencia cristiana de Dios, y El fenómeno místico. Estudio comparado. Panikkar, R: Le dialogue intrareligieux. Torres Queiruga, A: Diálogo de las
religiones y autocomprensión cristiana.
Quiero también manifestar mi agradecimiento respecto a algunas
aclaraciones de historiadores sobre la Iglesia o las actuaciones particulares
de cristianos, frente a determinados “mitos” de la leyenda negra:
f) Contribuciones de cristianos españoles durante el descubrimiento
de América
Me han podido aclarar mucho sobre las distorsiones
de la “leyenda negra”: Dumont, J.: La hora de Dios en el
Nuevo Mundo,La Iglesia ante el reto de la historia, y El amanecer de los derechos del hombre. Messori, V.: Leyendas
negras de la Iglesia.
g) Finalmente, algunas aportaciones históricas sobre los mártires
cristianos en el siglo XX
Tengo que destacar con agradecimiento las obras siguientes: Cárcel
Ortí, V.: Mártires españoles del siglo XX, La gran persecución. España
1931-1939. Montero, A.: Historia de la persecución religiosa en España. Osipova, I.: Si el
mundo os odia: Mártires de la fe en el régimen soviético. Riccardi, A.: L’Esglèsia catòlica a l’entrada del tercer mil·leni.
Intransigència i modernitat, y El siglo de los mártires.
En esta relación he omitido, salvo alguna excepción, citar artículos.
Y los libros y autores nombrados son una selección, entre otros muchos que he
leído o consultado. Es posible que haya olvidado destacar algún otro de
importancia para mí.
Pero no quiero dar por concluida esta relación de mis maestros sin
nombrar –aparte de los teólogos- a algunos hacia los que he sentido durante
años especial reconocimiento sobre su sabiduría, o bien sobre el testimonio de
su vida, a saber: los filósofos Henri Bergson, Nicolai Berdiaev, William James
(también primer psicólogo científico), Claude Tresmontant (citado ya en su
faceta teológica), y el metafísico Xavier Zubiri, el antropólogo y médico Pedro
Laín Entralgo, el psiquiatra Juan Rof Carballo, el psicólogo de la corriente
fenomenológica Philip Lersch, el psicólogo humanista de la personalidad Gordon
W. Allport, el psiquiatra existencial Rollo May, el neopsicoanalista humanista
Erich Fromm, y el polifacético Luis Cencillo, filósofo, psicoanalista
independiente, antropólogo cultural, psicológico y filosófico, injustamente
silenciado en las publicaciones españolas, tal vez debido a su independencia de
pensamiento, es decir por razones parecidas al silencio que se produjo respecto
a otros como Claude Tresmontant y Xavier Zubiri.
Respecto
a los teólogos, aquéllos hacia los que me siento más agradecido son: Claude
Tresmontant, Hans Küng, Eduard Schillebeekx y Avery Dulles. Entre los filósofos
de la religión: Juan de Dios Martín Velasco, J. Dupuis y Raimon Panikkar
(también teólogos).
2.
EJERCICIO DE UN TRABAJO CIVIL APARTE DEL MINISTERIO SACERDOTAL
Al
comienzo de mi vinculación en la Obra se decía a veces que en ella habría
sacerdotes que ejercerían también una profesión civil, como San Pablo. Entonces
había surgido en Francia el Movimiento de los sacerdotes obreros, para
compensar la escasez de laicos en ese sector de la sociedad –movimiento que
recibió el visto bueno del valiosísimo cardenal Suhard, arzobispo de París, en
los años 50 del pasado siglo. Se decía que en la Obra habría, no
sacerdotes-obreros, sino obreros-sacerdotes; y, de forma semejante, abogados,
médicos, ingenieros, psicólogos, etc., sacerdotes. Fue uno de los aspectos que
me atrajo de la Obra, relacionado con la necesaria evangelización en sectores
más desvinculados de la fe cristiana, según los países. Como otras muchas
cosas, esto luego no se cumplió.
Yo
he podido vivir con notable libertad esta faceta de mi vocación, desde 1973.
Tuve que cursar, ya desvinculado, la carrera de Psicología, ya que la de
Filosofía, sin el doctorado –tras tantos años desvinculado de la Universidad–
no me permitía integrarme en ese mundo. Fundé en 1979 un Instituto de
Psicoterapia –el más antiguo en España de la orientación existencial-humanista.
Por él han pasado cerca de cuatro mil pacientes –en psicoterapias profundas de
una media de un año de duración– y cerca de cuatrocientos psicólogos/as y una
minoría de psiquiatras, como alumnos de nuestro Máster. Hasta hace unos años,
en este colectivo, la media de católicos –no siempre practicantes– no superaba
el 14%. En los últimos diez años, alrededor del 10%. La misma proporción entre
los colaboradores terapeutas (todos con nuestro Máster) y docentes que han
trabajado sucesivamente en nuestro Instituto.
Toda
esta gente –a excepción de los
colaboradores– ha desconocido mi condición de clérigo e incluso de cristiano.
Es una norma nuestra –y normal en otros ámbitos de la psicoterapia– que este
profesional se abstenga de dar a conocer sus creencias o increencias
religiosas, políticas, etc. Ya que en muchos casos esta información
perjudicaría la buena relación terapéutica que es un requisito básico en
nuestra psicoterapia. Cuando la relación dejaba de ser profesional y pasaba a
iniciarse una relación de confianza, de amistad, o de guía existencial, es
cuando yo he revelado esas facetas de mi persona.
Mi
colaboración en pastoral parroquial ha sido siempre muy modesta; mi principal
actividad pastoral ha sido extra-parroquial, en ambiente de ateos, agnósticos o
de religiosidad estilo New Age. En la
jerga eclesial se distingue entre “pastoral de conservación”, y “pastoral
misionera”. Mi vocación –¿mis carismas?– encajaba más
en la segunda. Hay que tener en cuenta que mi figura parental masculina fue mi
abuelo materno. Este abuelo era ateo (¿o agnóstico?) de toda la vida. Era muy
culto y liberal. Mi padre fue uno de los 7000 asesinados en Cataluña por
anarquistas con el visto bueno del entonces presidente de la Generalitat Lluis Companys, cuando yo tenía
cuatro años y mi hermano, uno. Mi madre fue derivando hacia católica no
practicante y hacia el agnosticismo. Mi hermano desde los 17 años (en 1950)
pasó al ateísmo o agnosticismo. En mi casa nunca se bendijo la mesa, o se rezó
un rosario. Pero estos familiares ateos o agnósticos siempre trataron con
exquisito respeto a las personas religiosas y, en especial, a mi abuela
paterna, profundamente religiosa. Agradezco haber vivido un ambiente de
respeto, en mi infancia, entre cristianos y ateos o agnósticos, cosa
excepcional en los años cincuenta del siglo pasado.
3.
PASTORAL RESPECTO A PERSONAS AJENAS A LA FE CRISTIANA, PRINCIPALMENTE EN EL
ÁMBITO DE LA PSICOLOGÍA CLÍNICA
Agradezco
a los cuatro sucesivos arzobispos de Barcelona, que han presidido la Iglesia
catalana desde mi desvinculación de la Obra en 1973, que me hayan respetado
esta faceta de mi vocación pastoral. Y, como podéis suponer, me ha supuesto una
alegría importante, que ahora el papa Francisco diga a los curas que no estén
demasiado instalados en el despacho parroquial y que salgan a la “periferia”.
Cuando utiliza el término “periferias existenciales”, incluye en éste una
variedad de colectivos como son: las periferias del pensamiento, del dolor, de
la injusticia, de toda miseria; los pobres y analfabetos, los habitantes de la
calle, la población penitenciaria, los drogadictos, las familias monoparentales,
las parejas en segundo matrimonio y, en general, los irregulares en situaciones
que contradicen los códigos legales. Incluye también los ateos, los
desvinculados de toda fe religiosa.
Gracias
a la libertad para ejercer principalmente esta “pastoral misionera” he vivido
la alegría de acompañar en su proceso de conversión desde el ateísmo (o
agnosticismo) a la fe cristiana, a nueve personas, mayoría psicólogas/os. Pero
además, confío en que sean muchos los que haya podido ayudar a vivir –a través
principalmente de la última asignatura de nuestro Máster: Ética Psicológica Humanista– valores éticos muy armonizables con
una Ética y Espiritualidad cristiana. Es decir, personas que el teólogo Rahner
denominaría “cristianos anónimos o implícitos”, por su estilo de praxis vital
muy concorde en muchos puntos con el mensaje evangélico: por ejemplo, ausencia
de idolatrías del dinero, el poder, el éxito, el placer; acentuada solidaridad
para la justicia; profundo respeto a toda persona, magnanimidad; así hasta los
veintidós valores éticos de mi clasificación. Mi aspiración es ayudar a que los
ateos y agnósticos –aquí son la gran mayoría– cultiven esos valores éticos, y
vivan su cosmovisión de forma humanizadora y con sentido de responsabilidad. Y
su creencia atea o agnóstica –porque se trata también de “creencias”– la pueda
justificar como razonable, que no la vivan con fe fideísta.
Trato de contribuir a que los ateos cultiven también una ética y una
espiritualidad que pueda contribuir a una apertura a inspiraciones del Espíritu
Santo. Para no alargarme, no me detengo aquí en informar sobre mii pastoral con
gente que –a veces sin saberlo– se encuentran implicados en el denominado
Movimiento de la New Age, con una
posición sincretista respecto a lo religioso, predominantemente de estilo
oriental, y como síntoma de una nostalgia hacia lo espiritual, tras la
decepción profunda respecto al materialismo predominante en Europa en los
últimos siglos.
Con
lo dicho hasta ahora, no quiero dar la impresión de que infravaloro las
estructuras eclesiales parroquiales, en especial a las del mundo rural. Guardo
un buen recuerdo de la mayoría de los más de cuarenta curas rurales andaluces
que tuve que atender en pueblos de Cádiz, Córdoba y Jaén. Y mis cuatro últimos
años en la Obra, como rector de la segunda Iglesia Pública de la Obra –la
Iglesia del Señor san José, en Sevilla– los recuerdos como los que me
permitieron ejercer más mis iniciativas personales.
Ya
desvinculado, los primeros años ejercí en Barcelona más bien “pastoral de
conservación”. Promoví cursos extraparroquiales de
catequesis de adultos para católicos practicantes. Actualmente mi modesta
colaboración parroquial –básicamente litúrgica– no sobrepasa las cinco horas
semanales. Entre las colaboraciones diocesanas, he dado dos cursos, en la
Facultad de Teología y en el Centro de Pastoral de Cataluña, sobre Presentación de la fe cristiana a ateos.
Requisitos psicológicos. Y unos cuatro cursos sobre Psicología de la Espiritualidad en el Instituto de Teología
Espiritual. Pero considero que, con mucha diferencia, mi pastoral principal ha
sido de tipo misionero –en la “periferia”- de acuerdo con mi vocación, y a
partir de una actividad civil. De los diversos “grupos de reflexión cristiana y
de meditación”, fuera del ámbito parroquial, los que me han resultado de más
interés han sido los que denominé Grupo Metanoia para cristianos y para
ateos o agnósticos simpatizantes de Jesucristo, promovido por mí.
En
las ocasiones en que se celebraba la Eucaristía, al momento de la comunión, se
acercaban primero algunos agnósticos o ateos “simpatizantes de Jesucristo” (que
se concentraban previamente en una comunión espiritual, ya que acogían el
mensaje espiritual de Jesucristo). Yo les imponía las manos en la cabeza y les
bendecía diciéndoles frases variadas del estilo: “Que Jesucristo sea fuente de
inspiración para tu vida”, o “Que el mensaje espiritual de Jesucristo te ayude
a encontrar el sentido de tu vida”. Luego se acercaban los católicos integrados
en la Iglesia. Al final alguno me dijo: “Me gustaría que al comulgar me dijeses
algo parecido a lo que dices a los ateos, y no algo tan escueto como “El Cuerpo
de Cristo”.
Refiriéndome
a actividades del Instituto –aparte de las psicoterapias (individuales, de
pareja, o grupales) y los cursos de formación de postgrado– como actividad
fronteriza con la Evangelización tuvimos los “Encuentros Existenciales de
reflexión y meditación” de sábado entero, sobre valores éticos contemplados
desde la Psicología, o sobre experiencias que pueden dar sentido a la vida, en
un enfoque psicológico-existencial. Tuvimos cerca de cuarenta, con entre 25 y
30 participantes (cristianos unos cuatro).
También
unos cursos sobre Formas psicológicamente sanas y formas insanas en la
vivencia de las cosmovisiones ateas, agnósticas o religiosas. Debido a que
tuvimos que hacer alusiones al Cristianismo, como me lo esperaba, tuve la
alegría de que dos psicólogas del equipo del Instituto –una atea y la otra
agnóstica– al acabar nos pidieron a la co-directora y a mí (los profesores del
curso) si podríamos organizar un curso sobre el Cristianismo tal como nosotros
lo entendíamos. Lo titulamos Contenidos esenciales de la Cosmovisión
cristiana. Tuvo lugar en dos ocasiones. Ocupaban tres fines de semana (un
total de 30 o 40 horas). Sobre unos cuarenta participantes, mayoría psicólogos,
cristianos fueron unos cuatro o cinco. Dejamos claro que esta actividad, aunque
utilizásemos el local del Instituto, no formaba parte de sus actividades (a
diferencia de los Encuentros Existenciales). Fue a partir de estas actividades
que surgieron los grupos de meditación y reflexión teológica, que acabaron
denominándose Grupo Metanoia. De estas actividades procedieron los nueve
conversos a los que me referí antes.
5.
MI EXPERIENCIA PROFESIONAL COMO PSICOTERAPEUTA Y COMO PROFESOR DE POSTGRADO
Pasaré
a un estilo más escueto para no alargarme.
Tuve
que abandonar mi vocación docente universitaria, pero la pude recuperar
parcialmente al fundar en 1979 el Instituto
Erich Fromm de psicoterapia Integradora Humanista. Los primeros años se
denominaba “de Psicología Humanista”, hasta que acabamos de crear la doctora
Ana Gimeno-Bayón (co-directora) y yo el primer modelo de Psicoterapia creado en
España, en el marco de la corriente de Psicología Existencial-Humanista. En mi
libro explico algo de lo que ha significado para mí el descubrimiento de esta
corriente. El año pasado nos concedieron a Ana y a mí, aparte de otros tres
psicólogos de esta orientación, en una ceremonia solemne, el reconocimiento de
pioneros de la psicología Existencial Humanista en España. El acto tuvo lugar
en la Universidad de Comillas, donde actualmente se celebran las Jornadas de la
Sección de Psicoterapias Humanistas de la Federación Española de Asociaciones
de Psicoterapia (FEAP).
Siendo
profesor de una institución privada no he podido disfrutar de los privilegios
de la pública que permiten a los profesores desplazarse periódicamente a
universidades del extranjero (experiencia que lamento no haber disfrutado). En
cambio, el tipo de alumnos de postgrado, de un Máster no oficial (no
obligatorio), es incomparablemente más interesante. No vienen por las ventajas
de un título oficial; vienen por auténtico interés y confianza en el beneficio
de nuestra formación para su vocación de psicoterapeutas. En nuestro Máster,
que hace diez años pasó al formato semipresencial, se exige el estudio de
catorce libros (y correspondientes evaluaciones). Doce son escritos por
nosotros. Los encuentros presenciales son predominantemente prácticos. Los
alumnos experimentan sobre sí mismos técnicas terapéuticas verbales, con
actividad imaginaria y psicocorporales.
Una
de las principales alegrías de estos años, para mí, ha sido el haber logrado
–juntamente con nuestros colaboradores– un ambiente humano ideal entre alumnos
y profesores, y entre los colaboradores terapeutas y docentes.
Ejercí
como psicoterapeuta unos veinte años. A los setenta años –hace quince– me
jubilé de psicoterapeuta. Sigo implicado en la tarea de co-director del
Instituto y colaboro de forma reducida en la parte docente. Leo y escribo.
6.
PUBLICACIÓN DE ARTÍCULOS Y LIBROS
Esta faceta de mi
vocación intelectual no la pude estrenar hasta 1982 –a los cincuenta años– con
mi primer artículo que se titulaba El
Movimiento de la Psicología Humanista y su relación con la Psicología
Científica. Y un primer libro, en 2001 –a los sesenta y nueve años– como
coautor de Psicoterapia Integradora
Humanista. Manual para el tratamiento de 33 problemas psicosensoriales,
cognitivos y emocionales (Bilbao, Desclée de Brouwer, 1ª ed. 2001, 2ª ed.
2016). Y un volumen segundo con subtítulo Tratamiento
de 69 problemas en los procesos de valoración, decisión y práxicos.
No pudo ser antes a causa de la energía que tuve que emplear para crear el
Instituto Erich Fromm, cursar la carrera de Psicología, y obtener el doctorado
en el marco de una corriente contemplada con recelo en el ámbito académico
español, por lo que tuve que trasladar mi expediente a la Universidad de
Deusto, una de las pocas que en España –a diferencia de mayoría de países de la
Unión Europea y de América– respeta el pluralismo de paradigmas en Psicología.
Los
doce libros que he publicado se encuentran relacionados con la Psicología
(algunos como coautor): cinco sobre cuestiones de
Psicoterapia, tres sobre Ética psicológica y filosófica, dos sobre cuestiones
religiosas, y uno autobiográfico (con mi experiencia en el Opus Dei). El último
se titula Cincuenta ateos y agnósticos
convertidos al Cristianismo. Testimonios
y Reflexión psicológica. Tengo seis más pendientes de encontrar
editorial. El no tener el doctorado en Teología me cierra las puertas respecto
a cuestiones teológicas. Sus títulos son: 1) El tránsito a la plenitud de la vida eterna; 2) Por qué y para qué la Iglesia; 3) Del recelo a la simpatía. El Cristianismo y
las otras religiones; 4) Dos
espiritualidades peculiares: la New Age ylas procesiones andaluzas en Cataluña;
5) Encuentro del Cristiano con el ateo o
el agnóstico. Requisitos psicológicos y éticos. 6) Hacia una espiritualidad psicológicamente profunda. Los potenciales
psicológicos en la espiritualidad.
Me
ha tocado vivir esta actividad de escribir en una edad en la que las facultades
mentales –entre ellas la memoria– se han encontrado claramente disminuidas respecto
a la edad del adulto joven (20 a 45 años aproximadamente) y del adulto maduro
(45 a 70 años).
Si
alguno tiene curiosidad por conocer mis artículos puede informarse en las webs
del Instituto Erich Fromm:
http://psicoterapiahumanista.es
y http://psicoterapiahumanistamaster.es.
Aunque
en esta relación no aparecen los de cuestiones religiosas o eclesiales (los
confesionales).
7.
CREACIÓN DE UNA FUNDACIÓN PRIVADA
Para
subvencionar psicoterapias de inmigrantes, refugiados y otros colectivos sin
recursos económicos. También para subvencionar gastos de abogados por personas
en situación de rehacer sus vidas. Y para subvencionar publicaciones,
congresos, etc., para profundizar en la investigación de cuestiones de
Psicología, Psicoterapia, Ética, etc., de línea existencial-humanista. Desde el
curso pasado se subvenciona también un centro en Mataró destinado, aparte de
psicoterapia, a la atención de pacientes con fibromialgia (que acostumbran a no
ser atendidos por los médicos ni en la Seguridad Social ni en las Mutuas
privadas).
He
destinado una parte de lo obtenido con la venta de una finca familiar (el
porcentaje que me correspondía) para la creación de esa Fundación. Y con las rentas de bienes patrimoniales ayudo ahora principalmente a
la Fundación RCC y aparte a entidades tipo Caritas, Manos Unidas, Ayuda en
Acción, Amnistía Internacional, Justicia y Paz, etc. Y a Amigos de Opuslibros.
8.
LIBERTAD PARA CULTIVAR RELACIONES DE AMISTAD Y COMPAÑERISMO CON MUJERES
Sobre
esta cuestión me extiendo en mi libro, dejando clara información sobre mi
praxis, desde 1979, totalmente ajena a las limitaciones impuestas por la
Institución, con comprobación de la compatibilidad entre la experiencia
profunda de amistad (amor) con mujeres y la fidelidad al celibato, sin
puritanismos.
9.
VIAJES EN VACACIONES
En
unos diez veranos he podido viajar a ocho países, mayoritariamente para
participar en Congresos. No en los últimos, dada mi avanzada edad. Y he podido
aprender siempre algo en ellos sobre el ser humano y sobre las diversidades
culturales.
10.
LIBERTAD EN LA ADMINISTRACIÓN DE MI TIEMPO
Aparte
de mis compromisos litúrgicos parroquiales nueve meses al año, en todo lo demás
la distribución de mi tiempo ha corrido a mi cargo. Libertad para elegir mis
iniciativas pastorales, mi dedicación profesional civil, mis lecturas, mi
utilización del tiempo libre, mis prácticas religiosas, mis relaciones
interpersonales.
Dadas
las circunstancias de una pastoral misionera entre colectivos desmarcados de la
fe religiosa, ha sido una gran ventaja vestir como laico, con el consentimiento
de los sucesivos obispos. De no haber sido así, mi principal actividad pastoral
no habría sido posible.
Respecto
a las frustraciones desde mi desvinculación, y a las esperanzas,
lo dejo para otra ocasión, si noto interés por el tema.
Enviaré
también –en otra ocasión, para no alargarme- mis respuestas a un cuestionario
sobre cómo trato de practicar la vivencia cristiana en el ejercicio de mi
trabajo profesional, en un número monográfico sobre esta cuestión que promoví
en una revista de la Iglesia, en el que participaban personas de diferentes
profesiones y oficios.
Un
saludo cordial para todos. Os deseo
muchas alegrías en estas fiestas y muchas esperanzas para el próximo año.
Ramón
Rosal