De reescrituras y modificaciones post factum.
Haenobarbo, 4/12/2017

Es posible que el título prometa esperar más de lo que ofrezco a continuación, pero he querido enlazar esta nota sobre un hecho quizá poco significativo, con aquellas reescrituras y modificaciones de escritos fundacionales de las que ya se ha escrito tanto y a las que el propio fundador y sus sucesores nos tienen  acostumbrados[1] y a los que ha venido a añadirse en los últimos días, lo de la foto trucada. 

Todos recordamos, sin duda con cariño, la “romería de mayo” y quizá recordamos también que tuvo su origen en una romería que hizo Ricardo Fernández Vallespín, en la que lo “acompañó” el fundador, porque todo hay que decirlo: Ricardo Fernández Vallespín, había hecho una promesa a la Virgen, en la que Escrivá no tuvo nada que ver, que consistía en hacer una romería a la ermita de Sonsoles, ubicada a unos cinco kilómetros de Ávila, si salía bien en una prueba de la facultad de arquitectura. 

El cumplimiento de la promesa se había ido retrasando, hasta que un día se decidió a hacerla y se lo comentó al fundador y este se ofreció a acompañarlo, agregándose como tercero, José María González Barredo.

Al parecer, sobre la historia de esta primera romería hubo durante varios años algunos detalles no suficientemente claros y sólidos  -“….algunas discrepancias” las llama el autor del artículo-  que se han visto resueltos con el hallazgo de un documento, una relación, que consta de 14 cuartillas “apaisadas, de 16 x 22 cm. escritas por una sola cara.  Las tres primeras, mecanografiadas son de Ricardo Fernández Vallespín;  las siguientes, redactadas a mano con letra grande y trazo grueso, de Josemaría Escrivá de Balaguer…”[2].

El documento en cuestión fue escrito en mayo de 1935, sin precisar el día, esto es en los días inmediatamente posteriores a la romería, que se realizó el 2 de mayo de ese año – un día jueves –  pero en todo caso antes del día 7, puesto que el fundador la menciona en uno de sus apuntes íntimos de ese día[3] y pretende dejar constancia de un  hecho sin duda  relevante para la historia de la Obra.

Fernández Vallespín había conocido al fundador en 1933 y cuando escribió la relación era director de la Academia DYA.

Mendiz admite un hecho natural: en lo que se ha escrito sobre la peregrinación a Sonsoles, la historia y la tradición oral “…pueden a veces confundirse”, señalando que “…por sorprendente que resulte (…) a veces esas fuentes de segunda mano han llevado a confusión, con el paso del tiempo, a los mismos autores de la relación originaria”[4].

Las principales fuentes de discrepancia son 3:

1.      En 1953, “un redactor anónimo” afirmó en la Hoja Informativa (la que se escribía entonces para mantener en contacto a los que se acercaban a la Obra en los primeros años) que la primera romería a Sonsoles habia sido el 1º de mayo de 1934.

2.      Este dato erróneo, fue acogido, aunque con reservas dice el autor del artículo, por el propio Ricardo Fernández Vallespín, al escribir en 1975 sus recuerdos, con vistas al futuro proceso de beatificación del fundador. Las reservas se refieren a que don Ricardo señala en sus recuerdos la fecha exacta, esto es el 2 de mayo de 1935, pero luego, en un anexo a esa primera redacción de sus recuerdos y seguramente en vista de alguna observación hecha por algún acucioso “revisor”,  admite que, aunque “…algunas fechas de la Hoja Informativa no son precisas”, podría haberse equivocado, remitiéndose a la relación que escribió por entonces, donde seguramente estará la fecha verdadera.

3.      En la homilía Por María hacia Jesús, recogida en Es Cristo que Pasa, Escrivá dice: “Viene a mi memoria una romería que hice en 1933 a una ermita de la Virgen, en tierra castellana: a Sonsoles [...]. Desde aquel año de 1933...».

El autor del artículo señala que el error de Escrivá, “…puede deberse” al recuerdo que tenía de sus primeros encuentros con Ricardo, fechados en 1933.

A favor de la fecha exacta, no solo está la “relación” escrita en su momento por dos de los protagonistas del evento, sino el “Diario” de la residencia de Ferraz, que en la entrada correspondiente al 2 de mayo de 1935 señala que ese día se hizo la romería y quienes participaron.

Hasta aquí, todo normal, es perfectamente posible que una fecha se confunda con otra, no hay absolutamente nada de raro en ello y mucho menos, nada de malo.

Es cierto que los hechos históricos deben datarse lo más precisamente posible y por eso, cuando se advierte un error, conviene corregirlo. ¿Cómo se corrigió? Pues como suele hacerse en el Opus Dei, el autor lo señala en la nota 27 de su artículo:

“Años después de la muerte de san Josemaría se corrigió el dato, por deseo del prelado Álvaro del Portillo, una vez comprobada la fecha real del evento. Por eso en las ediciones de Es Cristo que pasa posteriores a 1985 se lee, en esos dos pasajes, 1935 en vez de 1933.” (La negrita es mía)

Es decir, en las ediciones posteriores a 1985, el predicador dice lo que no dijo, cuando lo más natural habría sido poner una nota de pié de página, donde sencillamente se explicara que el fundador se equivocó, y se aclarara cual fue el año exacto de la Romería: los santos también a veces se equivocaron y no por eso dejaron de ser santos.

Haenobarbo



[1] La presente nota usa como fuente Mendiz, Alfredo, Notas de una romería al Santuario de Nuestra Señora de Sonsoles (mayo de 1935). https://www.isje.org/setd/2011/Mendiz-SetD-5-2011.pdf, pp. 345 – 367.

[2] Cfr. P. 346. Sobre la “relación” escrita por los protagonistas, el autor del artículo señala: “… (esta, por otra parte,  permaneció durante muchos años en una especie de limbo documental, olvidada por casi todos, o al menos no consultada)”.

[3] Vid. Nota 1 del artículo citado.

[4] o.c. p. 352.  Otra discrepancia la proporciona el propio don Ricardo, cuando al escribir sus recuerdos en 1975 dice que también participó en la romería Manuel Saiz de los Terreros. Don Ricardo es la única fuente que sostiene aquello. El “Diario” de Ferraz, escrito por entonces por el propio Saiz de los Terreros, es categórico al afirmar que solo los tres mencionados: Vallespín, Escrivá y González Barredo hicieron esa primera romería.