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Opus Dei: ¿un CAMINO a ninguna parte?

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CORRESPONDENCIA

 

Miércoles, 29 de Mayo de 2024



Incongruencias en el carisma: el trabajo profesional.- Eilad

Cuando me plantearon pitar, al no tener yo conocimiento de qué era la obra, me indicaron que para enterarme –puesto que no se sabía nada de las constituciones– leyese el libro Conversaciones. Y así lo hice. Yo tenía mucho interés en mi incipiente profesión, y leí con atención ese libro, como quien lee algo que puede ser la pauta de su vida en adelante. Ahí se dice con claridad lo siguiente, sin hacer distinción entre miembros célibes y no célibes (punto 27 del libro, las negritas son mías):

Cada uno de los socios se gana la vida y sirve a la sociedad con la profesión que tenía antes de venir al Opus Dei, y que ejercería si no perteneciese a la Obra… Y si, con ocasión de ese trabajo o de cualquier otro, se busca un nuevo empleo, o decide, con sus compañeros de profesión, fundar una empresa cualquiera, es cosa en la que le corresponde decidir libremente, aceptando él personalmente los resultados de su trabajo y respondiendo personalmente también.
Toda la actuación de los Directores del Opus Dei se basa en un exquisito respeto de la libertad profesional de los socios: éste es un punto de importancia capital, del cual depende la existencia misma de la Obra, y que por tanto se vive con fidelidad absoluta.

Sin embargo, a pesar de que –en palabras del fundador– la existencia misma de la Obra depende del respeto a la libertad profesional, una vez dentro, aunque te siguen insistiendo en la teoría, en la práctica lo que se vive es lo que se narra en la siguiente cita de Cuadernos 8; no olvidemos que en la doctrina de la obra, la voluntad de Dios viene a través de los directores. Y como ejercicio mental intenten aplicar las anteriores palabras del fundador a la situación profesional de las numerarias auxiliares:

Entregar la profesión
...No es contrario a vuestra vocación profesional, y es muestra de buen espíritu, si ante diversas posibilidades igualmente libres, escogéis aquella en la que se os presenta ocasión de hacer una tarea espiritual más fecunda.
También podría suceder que en algún caso –por un tiempo, o definitivamente– se nos propusiera abandonar la profesión que con tanto cariño cultivábamos, para dedicarnos de lleno a una labor interna... nuestro Fundador comentó muchas veces: todos los Numerarios y los Agregados han de estar dispuestos a abandonar la labor profesional más floreciente, para dedicarse a las tareas más humildes, si así lo dispusieran los Directores. Pongamos un ejemplo.
Si un hijo mío, químico, tiene una probeta en la mano, y con sólo echar tres gotas va a inventar la piedra filosofal; si en aquel mismo momento le encomiendan otro trabajo, ese hijo mío, si tiene mi espíritu, razonará y, si –a pesar de todo– le indican que deje la primera tarea, abandonará la probeta y se irá inmediatamente a esa nueva ocupación, para toda la vida si fuera preciso.

Resulta que se te atrae diciéndote que te vas a ganar la vida y vas a servir a la sociedad con la profesión que ibas a ejercer si no pertenecieses a la obra, y, además, se te recalca que los directores del opus actuan con un exquisito respeto de la libertad profesional de los socios, y esto se vive con fidelidad absoluta, porque de ello depende la existencia misma de la obra. Y, luego, la realidad es que esos mismos directores te indican a qué conviene que te dediques por motivos apostólicos, y que tienes que dejar tu profesión por motivos apostólicos. Circunstancias que nunca se mencionan cuando te estás planteando meterte en el opus. Si esto, además de una incoherencia, no es un engaño, pues juzgue el que lo lea.

Por este motivo la Iglesia debería garantizar que cualquiera que se incorpore a una institución que ha sido aprobada por la jerarquía tenga a su disposición todo a lo que se compromete; en caso contrario, la Iglesia es también culpable de los abusos en los que incurran las instituciones a las que da su aprobación, al decir una cosa antes de incorporarse y hacer otra después.

Eilad





Hoy aprenderemos a escribir el nombre del Padre.- Alicia Barillas

Hace pocos días encontré fotos antiguas entre las cuales estaban las de mi primera convivencia como vocación reciente. Año 1973, diciembre, ciudad de Guatemala. Allí llegábamos las recién pitadas de El Salvador, Costa Rica y Guatemala. Alrededor de 20 jóvenes con ilusión de conocer el espíritu del Opus Dei, del cual nos habían confirmado que teníamos la vocación de numerarias. Me faltaban varios meses para cumplir 15 años y ya estaba dispuesta a vivir al pie de la letra la aventura de mi vocación. Con los nervios, la novedad y muchas ganas, inicié mi primera convivencia deseando conocer cómo vivir aquello que Dios me pedía.

Recuerdo mi sorpresa de que una de las clases que recibí en esos días:

-        “La forma correcta de escribir el nombre del Padre es: Josemaría Escrivá de Balaguer” nos explicaba la numeraria que nos daba la clase, y nos pedía que lo escribiéramos repetidas veces en una hoja.

Mi afán de vivir aquello que “Dios quería de mí” no me impidió cuestionarme lo extraño de aquella “enseñanza”.

Tiempo después, encontré en Opuslibros esta biografía del fundador, escrita por  Luis Carandell, publicada en 1975. Entre otras cosas interesantes señala:

Veamos ahora si en la partida de bautismo de monseñor Escrivá, pues la de nacimiento se perdió en los últimos desastres nacionales, se arroja alguna luz sobre este estupendo caso. Transcribo la partida que copié en el libro de registro de la catedral de Barbastro:

En Barbastro, a trece de enero de 1902, don Ángel Malo, regente de la Vicaría Catedral, bautizó solemnemente a un niño nacido a las veinte y dos del día nueve, hijo legítimo de don José Escriba, natural de Fonz y de doña Dolores Albás, natural de Barbastro, cónyuges vecinos y del comercio de esta ciudad. Abuelos paternos, don José, de Peralta de la Sal, difunto, y doña Constancia Corzán, de Fonz; maternos, don Pascual, difunto, y doña Florencia Blanc, de Barbastro. Se le puso por nombre José María Julián Mariano, siendo padrinos don Mariano Albás y doña Florencia Albás, tíos del bautizado, siendo aquél y ésta casados vecinos de Huesca y representada en virtud de poderes por doña Florencia Blanc, a quienes hice la advertencia del ritual.

En una anotación al margen, dice:

Por orden del M.I. señor delegado episcopal de esta Diócesis de Barbastro, dictada el 27 de mayo de 1941 se muda en esta partida el apellido "Escriba" en "Escrivá de Balaguer", debiéndose escribir así en lo sucesivo: José María Julián Mariano Escrivá de Balaguer Albás, hijo legítimo de don José Escrivá de Balaguer y de doña Dolores Albás.


Barbastro, 20 de junio de 1941

José Palacio”

(…)

“Resumiendo la historia de las variaciones en los apellidos y en el nombre de monseñor Escrivá, con arreglo a la forma en que él mismo gusta de presentar su personalidad a sus contemporáneos, podemos trazar la siguiente tabla dando las sucesivas fechas aproximadas de los cambios introducidos:

1902 José María Escriba.
1915 José María Escrivá.
1934 José María.
1940 José María Escrivá de Balaguer.
1960 Josemaría Escrivá de Balaguer.
1964 Josemaría Escrivá de Balaguer y Albás.
1968 Josemaría Escrivá de Balaguer y Albás, marqués de Peralta.”

Comprendo ahora que había razones para que, en mi primera convivencia, parte de la formación inicial fuera hacer planas para aprendernos un nombre que había pasado por tantas transformaciones.

Gracias por este espacio en el que todos sanamos.

Alicia Barillas





Recuerdos de hace más de cincuenta años (I).- Rescatado

 Os envío las propuestas que en 1971 (ahora tengo 91 años) envié para el congreso del Opus Dei que se iba a celebrar. También os enviaré las que ese mismo año expuse a un directivo de la Delegación de Barcelona. Mientras tanto me acabo de enterar –por una numeraria hermana de una amiga mía- que el Opus Dei ha pedido a sus miembros que soliciten opiniones y propuestas a sus familiares y amigos ajenos a la Obra, sobre cambios que vean convenientes en la Praxis de la exprelatura, de cara a la celebración del centenario de la misma.

Por ello yo les pienso enviar (seleccionadas y quizá corregidas entre las que os envío) las que yo les propongo ahora (son las mismas). Estas se encuentran en mi libro Naufragio y rescate de un proyecto vital, pp. 226-230. También añadiré otras dos que ya os envié, y que figuran en el Epílogo de mi libro y también añadiría una selección de las que en diversas ocasiones he enviado a diversas Congregaciones (actualmente Dicasterios) del Vaticano.

 

Por si alguno de los que leen esto se anima a participar en esa encuesta, este es el enlaceEl plazo finaliza el 15 de junio.

 

Propuestas presentadas para el Congreso General



(Leer artículo completo...)




Obsexos.- Ramana


OBSEXOS

 

Qué carisma tan raro, que obsesión,

el sexo condimenta cada plato

de manera enfermiza, desde el trato

con las chicas, o chicos, al millón

 

de prevenciones, normas, un follón

de consignas que crece a cada rato

hasta blindar tu vida en un ingrato

artificioso y turbio murallón.

 

La vida de la gente es más sencilla,

hay chispa en sus miradas, todo brilla.

Vivimos encerrados en la mente,

 

ofuscados, con miedos, tristemente;

una vida infantil, no la de un niño,

aislados, prejuiciosos, sin cariño.

 

Remana





Los gritos del Fundador.- Tomás Torquemada

Muy interesante lo que vos señalás. Desde-las-Quintas. Gracias a Dios, no me dieron bola con mi solicitud de ir a Cavabianca, que hice en mis momentos de juventud en el Opus. Siempre me dio curiosidad cómo es vivir en la misteriosa casa romana. Pero quisiera preguntarte sobre un aspecto concreto de tu escrito (o a cualquier otro desocupado lector de buena voluntad que esté dispuesto a responder): los gritos del fundador.

Una vez escuché en una meditación que el cura habló de esa cinta en la que "nuestro padre" hablaba con su estilo característico y su carácter, que en lenguaje interno se califica de "fuerte", "valiente", "muy español" (o si el que lo dice es español, se dice que era "aragonés"), "directo", etcétera. Todo siempre con el aura que pretende justificar lo injustificable. Lo citaba diciendo que en la confidencia hay que decirlo todo: ¡HABLAAAAD! (decía el pequeño padrecito latinoamericano en la meditación que oí, imitando su característica voz). En otra ocasión, el cura del centro de estudios me entregó unas notas suyas con frases fuertes de esa cinta; yo las había guardado, pero sufrí tanto de pibe que borré todos los archivos digitales que tenía de mis tiempos de (de)formación inicial. Unas frases bien fuertes, que lo dejan a uno hecho fruta. Pero nunca me tocó oír directamente la cinta.

Mi pregunta es esta: ¿recuerdas frases textuales de esa cinta? ¿Algún otro lector que las haya oído las recuerda? Me da muchísima curiosidad que sea algo que se mostrara sólo a los alumnos del colegio romano (no sé si también de "la colegia romana"). Sería interesante poder publicar algo de ese pedacito de purgatorio del que hablas, para que se sepa también en otros lugares. 

¿Por qué pienso que es importante revelar esto? Porque el "San Josemaría" que se muestra a la gente es una construcción, una historia fabricada, un personaje ficticio... Y estaría bueno que se sepa la verdad tal y como es.

Tomás Torquemada




 

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