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CORRESPONDENCIA

 

Viernes, 08 de Marzo de 2024



Limpieza y riqueza.- E.B.E.


Limpieza y riqueza
(El Opus Dei como una estética de la religión)
8 de marzo de 2024 – E.B.E.

 

«¿Es que los ricos no tienen alma?»
(Escrivá, Instrucción de San Miguel, n.57)

«Derrama sangre el que retiene el salario del jornalero»
(Eclesiástico. 34,22)

El Opus Dei como una estética de la religión

En una de las Instrucciones del fundador, documentos internamente considerados inspirados (hoy en vías de divulgarse, al igual que sus cartas) y que no debían ser leídos e interpretados más que por los directores y "los mayores", Escrivá habla de la limpieza, no ya como una metáfora espiritual referida al alma sino como una característica física que en adelante tendría el Opus Dei: sus casas serían siempre limpias.

«Están acostumbrados a que las obras que se llaman católicas sean tristes, sin el calor de hogar, con la limpieza —cuando la hay de un hospital o de un cuartel. Y no les cabe en la cabeza, porque parecen gente sin hogar, que las casas del Opus Dei sean hogares nuestros. Y por eso hay calor, flores, aseo, ambiente alegre de familia; pero no hay en nuestras casas, riqueza» (Instr. de San Miguel, n. 44, en adelante, el subrayado no es del original en los textos citados)



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Mentira y ocultación a la familia.- Robredal


Mentira y ocultación a la familia

Robredal, 8/03/2024

 

Estamos hablando mucho sobre la obediencia, tal y como realmente se ha vivido en el opus y no en la teoría que expone –pues el papel todo lo aguanta– Ocáriz en su última carta. Como se ha puesto de manifiesto tantos testimonios en los diversos foros ágora, esto versa sobre la libertad y la conciencia tal y como se viven en el espíritu del opus dei.

Una causa de este modo de vivirla es la ascesis opusiana del “plano inclinado”. La cual conduce a ir quedando, suave pero implacablemente, controlado, sometido, por el espíritu del opus. El cual se va empapando en la conciencia joven de quien entra como numerario/a, agregado/a en la obra, normalmente con grandes ileales y no poca generosidad. Ese control va aislándolo poco a poco de todo lo demás, sin dar lugar a un libre discernimiento vital y global. Sin dejarle espacio más allá de lo que, conforme al “conviene(nte)” “criterio”, señalan los directores. Abusando de la vulnerabilidad de una conciencia joven e idealista a la cual se conforma, pues es naturalmente dócil y maleable, a los usos y costumbres del opus. Hasta una suerte de punto-de-no-retorno...



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Una más de postureo.- Alamoto

En la WEB oficial de la Prelatura se anuncia la apertura de un Protocolo de actuación de reclamaciones con un breve texto y la imagen de unos fríos archivadores colocados en una balda que después fue cambiada por dos manos que simulan el estudio de un texto escrito.

La referencia a México que se hizo en la primera versión fue retirada y han cambiado la página donde inicialmente estaba alojada.

Y aquí va mi comentario:

El titular es redundante, abre la información escrita en tono formal, es serio, distante y no se incluyen ejemplos concretos de situaciones que se podrían considerar como "reclamaciones serias y razonables de carácter institucional", falta información sobre el proceso de resolución, no se dice nada de cómo se van investigar las reclamaciones, qué medidas se va a tomar y qué plazos se manejan.

Me parece una más de postureo demoledor. Algo que probablemente se realiza por estrategia mediática, petición del Dicasterio o cierta presión de un sector de los pertenecientes; en cualquier caso, no parece salir del corazón, sino de una orden que es obedecida mecánicamente. La propuesta informativa es poco transparente y nada SERIA.

Me pregunto ¿Qué tipo de situaciones se podrían considerar "reclamaciones serias y razonables de carácter institucional"?

·  Desamparo asistencial y económico después de prestar servicios institucionales a tiempo completo.

·  Discriminación por motivos de raza, económicos, grupo social, sexo u orientación sexual.

·  Encubrimiento de las normas, reglamento y estatutos del Opus Dei en el proceso de admisión.

·  Quebrantamiento de la confianza y privacidad en el desempeño del acompañamiento formativo y espiritual,

·  Abusos de poder, autoridad y coacción en la dinámica de la asistencia formativa, espiritual o salida de la institución.

·  La imposición de presentar una carta de dispensa al solicitar la salida de la Institución y la consiguiente ausencia de una respuesta de acuse de recibo que dejó a muchas personas en un estado de confusión por haberles impedido cerrar con dignidad una etapa de la vida a la que se entregaron con dedicación y esfuerzo.

 

¿Cómo se demuestran estas reclamaciones? Es muy difícil y ellos lo saben. Presentarles una reclamación es perderse en un laberinto en el que solo ellos conocen la salida.

¿Qué se puede esperar de todo esto?

·  Que investiguen las reclamaciones de forma no confidencial.

·  Que no se aporte ninguna información de las medidas de seguimiento que van a tomar.

·  Que se incluya en un inventario de personas y que, si el número de reclamaciones es pequeño lo expongan al Dicasterio en el informe anual como evidencia de que no es para tanto el dolor causado y es cosa de unos cuantos.

 

El Protocolo de la Pretocolo es un desafío, un envite que arrojan a la cara de los que nos fuimos para decirnos si tenemos algo serio que reclamar.

Gracias a Agustina y todas las personas que participan en este espacio.

 

Alamoto





Perelandra y los exoplanetas.- Noob

Desde hace unos años los observatorios y telescopios han ido perfeccionando la técnica de detección de exoplanetas, planetas que orbitan otras estrellas. Las estrellas que podemos observar individualmente están dentro de nuestra galaxia. Las otras galaxias las observamos como grupos de estrellas, pero no discernimos sus estrellas individuales. Nuestra galaxia tiene aproximadamente 100,000,000,000 de estrellas. Cien mil millones. El estimado actual del número de galaxias en el universo observable es de alrededor de 200,000,000,000 de galaxias. En la pequeña ventana de observación que tenemos hoy día en nuestra galaxia hay ya confirmados unos 5600 planetas, llamados exoplanetas porque no están en el sistema solar sino orbitando otras estrellas, con otros miles más probables. Nota bien que sólo hemos podido observar una pequeña muestra de nuestra galaxia, como si miramos por entre un tubo, digamos, en una dirección. Más o menos durante la segunda guerra mundial, nuestro pobre conocimiento de los planetas más cercanos, Marte y Venus, era lo suficientemente burdo como para que C.S. Lewis escribiera su trilogía de teología-ficción incluyendo Perelandra en el lugar de Venus, un planeta donde a sus habitantes no les había ocurrido el “pecado original”.

Uno de los pilares de la ciencia y tecnología moderna ha sido el uso de estadística y probabilidades para entender y controlar los procesos físicos, tanto los llamados “deterministas” cómo los cuánticos. El caso es que podemos inferir lo que ocurre u ocurrirá con base en la observación sistemática de hechos anteriores, y el uso de matemáticas y conceptos básicos (no significa fáciles). Antes de la detección de al menos una muestra mínima de exoplanetas era imposible estimar la proporción de planetas que de una u otra forma pudieran dar lugar a “vida”, y por lo tanto a “consciencia”, es decir, darme cuenta de que me estoy dando cuenta, inteligencia auto-referencial. Esta consciencia también está relacionada con la conciencia moral, es decir nuestra capacidad de juicio del bien o el mal. Hoy día es claro que hay planetas donde hubo/hay/habrá vida semejante, en cuanto consciente, a la vida que conocemos. Ya no son los hombrecitos de color azul celeste del espacio sideral, o los marcianos hypercerebrados, productos del cine o las novelas, o los habitantes de Perelandra. No sabemos los detalles, pero la evidencia va amontonándose de modo que la inferencia ya no es simple imaginación, sino que va poco a poco definiendo la proporción numérica de esos exoplanetas.

Tanto en la biblia como en otras religiones, la existencia del mal y del sufrimiento han sido atribuidos a algún evento inicial de la raza humana, frecuentemente con intervención del diablo. En el caso del cristianismo, la venida de Cristo y su sacrificio en la cruz se presentan como una consecuencia de ese pecado original, que requiere la redención. En otras religiones las consecuencias o relaciones con la divinidad se describen de otras formas. Pero en lo que yo conozco hay en la mayoría ese elemento de buscar entender el origen del sufrimiento y del mal, y proveer algún tipo de redención o sentido. En la mayoría de los casos esa liberación no se da sino hasta que uno se muere y llega al cielo, directamente o a través de pasar por cucaracha, ratón, bodhisattva o lo que sea. Sé que estoy supersimplificando, pero me interesa irme aquí a lo central de esas ideologías, que es la necesidad de una salvación de un pecado que uno no cometió, pero del que no se puede escapar. Esta culpa heredada era, al menos en mi experiencia, una de las raíces del montaje artificial de la realidad, que aprendí y viví en el opus.

Si ahora resulta mucho más contundente que los seres humanos no somos los únicos con consciencia, entonces vuelve a plantearse la pregunta que C.S. Lewis trató de explorar: ¿La supuesta redención obtenida por Cristo en la cruz no era pues universal?

Es hora de quitarse de encima esa culpa ajena, de dejar de sufrir por eso. El dolor, el mal, son consecuencias de la naturaleza, no sólo humana, sino de los procesos que ocurren de forma natural. A cada quien le toca encontrar su centro, su conexión con la realidad, que le permita remontarse por encima de esas narrativas de vergüenza, culpa, y miedo. Sea que se interprete este universo como creado y sostenido por un ser espiritual superior, o no, en el hoy y ahora estamos en la más profunda intimidad con nuestro propio yo, y si existe, con ese Dios.

En su momento nos comimos muchos de los cuentos que nos echaron en el opus sobre lo que es el mundo y lo que son las personas. Hoy, mejorando nuestro conocimiento propio, y del mundo que nos rodea, estamos construyendo un “yo” cada día más cercano a su realidad. Podríamos decir que estamos descubriendo nuestra verdadera antropología. OpusLibros es un repositorio extraordinario de esa evidencia.

“Veritas liberavit vos”. Cada uno de nosotros es en gran medida el resultado de sus narrativas interiores, de cómo interpretamos los sucesos que vemos, aprendemos, padecemos, o generamos. Muchas veces resulta difícil separar las narrativas interpretativas de la simpleza esencial de lo que nos pasa. Por lo menos esa es mi experiencia personal. Le deseo a cada una y a cada uno llegar a encontrar un fundamento interior suficientemente sólido para ir liberándose de esa confusión interior por la que nos causamos tanto sufrimiento. El dolor, la tristeza, son parte de nuestra vida, pero son distintos del sufrimiento mental.

Descubre tu propia Perelandra, tu verdadera realidad libre y consciente. Está ahí dentro de ti, al alcance de tu percepción interior. Así podrás ir liberándote poco a poco, o de golpe tajante si es lo tuyo, de ese cilicio mental que aun trata de agarrarse de nuestra memoria para no ser puesto en evidencia.

Noob





¿Por qué sigues con la vaina esa?.- Noob

 

¿Por qué sigues con la vaina esa?

Noob, 8/03/2024

 

¿Por qué sigues con el asunto del opus, “con la vaina esa?”. Quizá hace no muchos años algunos “de casa” (puede que hoy día también) hubiera dicho “pobrecito, es que está mal de la cabeza, y por eso busca culpar a la obra”.

Pasé 19 años de mi juventud en la institución, desde recién cumplidos los 17, pero estudié en su colegio desde los 13. La lectura de más de diez mil testimonios en OpusLibros, las conversaciones recientes con otros sobrevivientes del opus dei, la terapia, me han ayudado a ir descubriendo el profundo efecto que esa experiencia tuvo para mí. En particular, ha sido muy importante descubrir el trauma real que me causó la institución a la que entregué con toda confianza mi vida, mi corazón, mis energías, mi formación. A pesar de los muchos años que han pasado, esos traumas me hacen HOY DÍA muy difícil la vida...



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