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CORRESPONDENCIA

Miércoles, 28 de Agosto de 2024

Estos días he tenido varios pensamientos sobre diversos temas que me han estado dando vueltas en la cabeza. Quise ponerlos por escrito y enviarlos sin ningún tipo de hilo conductor:

-        Al leer sobre el viaje del Protonotario a Sudamérica, pensaba (como ya se ha mencionado previamente) en la simplicidad de las intervenciones: preguntas genéricas, respuestas vacías, sin ningún tipo de profundidad, respuestas que fácilmente podría dar yo sin ninguna formación teológica particular. Me llamó la atención su actitud distante, no sé si podría relacionarse con el cansancio, la edad o simplemente desinterés y aburrimiento por estar de un lado para otro. Y eso que realizó algunos trayectos en un avión privado prestado por un supernumerario.

-        Recuerdo que, hace ya varios años, cuando don Javier viajó a la región donde yo vivía, me pasaron una pregunta por escrito para realizar en una de las tertulias. Era una pregunta tan insulsa e incluso rozando la ignorancia que me negué a hacerla. Al final, se la dieron a otro, pero no alcanzó a hacerla por falta de tiempo.

-        Me pregunto por qué se le sigue llamando Prelado al Protonotario, cuando muy bien sabemos que la Obra ya no es una Prelatura. Además, no hay ningún tipo de mención a los Estatutos ni cuestiones profundas más allá de las respuestas obvias que ya conocemos. En las fotos se le puede ver ya como un sacerdote más, sin pectoral, sin anillo, sin solideo.

-        Respecto a la entrevista, ya comentada, de don Fernando en la revista “Semana” cuando estuvo en Colombia, tengo entendido que el periodista que lo entrevistó es Numerario, aunque no estoy seguro. Eso podría explicar las preguntas y aún más las respuestas, que seguramente ya estaban preparadas previamente.

-        Ya han pasado más de 5 años desde la muerte de don Javier. Como está en el imaginario colectivo de la Obra que todo sucesor de San Josemaría es santo, ya habría tiempo suficiente para iniciar el proceso de beatificación. Sin embargo, ni rumores se escuchan, seguramente debido al caos de los estatutos y a que las relaciones con el Vaticano no están en su mejor momento. Tal vez, cuando los ánimos se calmen, se inicie el proceso.

-        Estos días me comentaban que el Protonotario, en una tertulia de Numerarios, dijo que tenían que estar dispuestos a todo, incluso a irse a otro planeta, y que no lo vieran como una especie de esclavitud, sino todo lo contrario, como una forma de vivir la libertad. Eso me recordó mi tiempo en la Obra, donde había que hacer las cosas tal cual nos lo decían, aunque en última instancia éramos “nosotros quienes decidíamos”. Muy bonito el discurso, hasta que uno decidía hacer lo contrario...

-        Al Numerario de Barrio, un influencer mexicano que ahora vive en Trinidad, hay que reconocerle, a mi modo de ver, su sinceridad de algún modo. Defiende el estilo de vida de ser Numerario, pero en algunas oportunidades ha dado su opinión sobre lo que podrían ser temas “polémicos”, expresando que la Obra tiene que abrirse más y no ser tan rígida. Hace algunos días le preguntaban por qué don Fernando siempre recibía a las mismas familias donde viajaba, mientras que las familias comunes no tenían nada que ver, a lo que respondió que seguramente había algunas razone$$$ (no recuerdo la palabra exacta, pero esa era la idea). Al preguntarle por qué no viajó a Argentina, contestó que seguramente habría “43” razones para no hacerlo. Estos días le preguntaron sobre las personas que dejan la Obra. Adjunto su respuesta y que cada quien saque sus conclusiones.

Amadeo

Hace casi un año escribí esta colaboración en Opuslibros con el título “Pedir perdón”

El Opus Dei sigue sin pedir perdón por tantas cosas que ha hecho mal y por tanto mal causado.

Ante la pregunta de ¿por qué el Opus Dei no pide perdón? me atrevo a apuntar algunos posibles motivos:

1) en el Opus Dei están convencidos de que no hay nada por lo que pedir perdón, todo se ha hecho bien;

2) (consecuencia de lo anterior) en el Opus Dei no hay cultura de pedir perdón por sus errores: en mis años en la Obra jamás se dio una charla al respecto, en cambio se hablaba de humildad colectiva, algo así como decir que somos tan buenos, que cuidado con creérselo;

3) piensan que pedir perdón sería una muestra de debilidad ante la Santa Sede y el episcopado y quizás eso haría más contundentes las intervenciones pontificias sobre la Obra;

4) quizás piensen que podría dañar la moral de la tropa pues lo único que se ensalza es “nuestra madre guapa la Obra” y pedir perdón piensan que haría que su imagen no quedara tan “guapa” cara a fuera pero también cara a dentro y eso echaría más fuego a la gasolina de la “gran espantada”;

5) pedir perdón supondría un reconocimiento que podría abrir la puerta a futuras reclamaciones jurídicas con consecuencias económicas y probablemente penales. Quizás se me escapen otros motivos, pero creo que esos son los principales.

Solo voy a responder al motivo 5 y les diría que si pedir perdón tiene consecuencias jurídicas y económicas pues no pasa nada. Se venden activos y se repara económicamente a quien haga falta. Al fin y al cabo, las personas están antes que las estructuras e instituciones. Además, viene al pelo esta cita del propio fundador en Camino No tengas miedo a la verdad, aunque la verdad te acarree la muerte (punto 34).

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