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CORRESPONDENCIA

 

Viernes, 26 de Mayo de 2023



Lo que el opusdei no pagó: el caso de los sacerdotes numerarios.- E. Kard

 

Lo que el opusdei no pagó: el caso de los sacerdotes numerarios

E. Kard, 26/05/2023

 

En una entrega anterior presenté el caso de Lea, una numeraria auxiliar que después de veinte años de vida infrahumana se desvinculó de la prelatura. Ese escrito se centró las varias dimensiones de los daños financieros que se desprenden de no haberle pagado un sueldo y de no haber cotizado a la Seguridad Social. No trató de los daños fisiológicos, sicológicos y morales -considerables todos ellos[1]de la vida de una numeraria auxiliar, cuyo trabajo es exclusivamente interno.

Otro género de trabajo interno es el sacerdote numerario. El sacerdote numerario es un socio célibe del opusdei que recibe la ordenación sacerdotal y se ve incardinado en la prelatura de la santa cruz. Su ordinario es el prelado. Según el derecho canónico el ordinario tiene la responsabilidad de pagarle un sueldo y velar por su pensión cuando se jubile. Como en el caso de la numeraria auxiliar, al sacerdote numerario no se le paga tampoco.

 

Escrito completo

 





En serio, ¿la obra te hizo daño?.- Mely

Cuando las de la obra me preguntan si la obra me hizo mucho daño, siempre siento esa nausea en el estómago. Habría que preguntarles qué entienden ellas como abuso.

El abuso es cualquier tipo de trato que provenga de otras personas o de uno mismo que cause lesiones o daño; hiere la mente y el espíritu, y con frecuencia también el cuerpo”.

Siempre he pensado que las heridas del cuerpo, aun que duelen, con un buen tratamiento se curan, pero ¿cómo curar la mente y el espíritu, la esencia de una persona?

Entre los tipos de abuso figura el abuso emocional, que puede incluir los insultos, los comentarios despectivos, la humillación y otras acciones orientadas a disminuir la autoestima de la víctima.

Qué difícil es curar un abuso emocional. Hace poco pude ver a una de la obra hablar sobre el reciente tema de abuso sexual, no supe exactamente a cuál se refería ya que hay varios, y me impactó la expresión de desprecio que había en su cara, como diciendo que era un chisme cualquiera. Pensé, si fuera ella la víctima o alguien de su familia, ¿se expresaría de la misma manera?

Lo que me llevó a escribir hoy es una de esas viejas heridas, esas que a veces muerden el alma. La anécdota no tiene país, ni lugar, ni nombre, viene desnuda pero doliente, surge del efímero trato de dos personas, mujeres de la obra, muy jóvenes las dos; una más ingenua que la otra.

Un día Mely se golpea en la espalda, Lili se ofrece a ponerle una pomada, Mely acepta sin ver algún problema. Al aplicar la pomada nota que Mely está muy tensa, así que decide darle un masaje. Mely sin muchas ganas lo agradece y Lili empieza a dar aquel masaje de pies a cabeza. Al terminar, Mely se retira a su habitación a dormir; pero al poco tiempo de entrar llega Lili un poco agitada, y sin decir agua va, se mete en la cama ante la mirada atónita de Mely. Lili le dice que no se preocupe, que solo “le dé chance” intenta abrazarla y Mely se pasma, su cuerpo se ha puesto rígido, no puede moverse, empieza a entender por dónde iba el cuento del masaje y se aterra, pero para su propia sorpresa no puede moverse, entró en shock. Lili, al ver aquello, sale corriendo de la habitación. Regresa porque no se enciende la luz y ve que Mely sigue sin poder moverse, se da cuenta de que está asustada y trata de calmarla en voz muy baja: “No te preocupes, no pasó nada”, “Tú eres una chica muy buena”, “No le vayas a decir a nadie” “No te van a creer”.

- En serio, ¿la obra te hizo daño? ¿No será que no supiste pedir ayuda?...

Siempre que escucho que a las víctimas se les re victimiza entiendo perfecto lo crudo de la expresión. Cuando Mely acudió al buen pastor le dieron de palos por ingenua. Ella tuvo la culpa por cultivar una amistad particular (la cual consistía en reírse de los mismos chistes e ir a jugar de vez en cuando), aun así, le dijeron que el asunto quedaría en absoluto secreto.

Lili tendría que cambiar de centro, pero la seguiría viendo en cursos anuales o cursos de retiro.

 ”Bendita fraternidad llena de cariño”. Sus hermanas se encargaron de correr el chisme. Las directoras le dijeron que ya se pusiera a trabajar y el confesor le dijo que “si Dios había perdonado a la magdalena bien podrá perdonarla a usted”.

Ni falta hace decir la depresión tan grande por la que pasó Mely, pero… sí no pasó nada, ¿cuál es el drama? ¡Ya supérelo!... 

A las que hacen estas preguntas les recuerdo: “El abuso es cualquier tipo de trato que provenga de otras personas o de uno mismo que cause lesiones o daño; hiere la mente y el espíritu, y con frecuencia también el cuerpo.

Y para las de la obra que vienen a fisgonear con afán de criticar les digo: ¡Es verdad, porque lo que acabo de contar lo viví y sufrí en carne propia!

Mely

 




 

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