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CORRESPONDENCIA
Viernes, 14 de Junio de 2023
Sobre el tema psiquiátrico en el opus dei.- Desde Sudamérica
Con la última tertulia de Antonino Moya donde se habló del “terrorismo psiquiátrico del opus dei” me afloraron algunos recuerdos y preguntas. Nunca leí documentos específicos ni oí instrucciones institucionales sobre procederes con temas psiquiátricos, así como sí había sobre otros temas (por ejemplo, sobre el modo de hacer proselitismo, cómo llevar charlas fraternas, y los informes de conciencia y esas cosas). Pero sí recuerdo que cada cierto tiempo, en los años 90 y 2000 venía al país un psiquiatra internacional que andaba de gira por varios países tratando a numerarios (y creo que numerarias). Le daban un despacho en la comisión regional y llevaban a los pacientes.
No cabe duda de que algunos numerarios necesitaran acudir a un psiquiatra, como el común de la gente que necesita uno. Pero pregunto si muchos de estos en otras condiciones hipotéticas fuera de la obra hubieran necesitado acudir a un psiquiatra.
Otra pregunta es si ese psiquiatra internacional de la obra venía por instrucciones de Villa Tevere, por demanda de la respectiva comisión regional o de alguien particular de la región, o si Villa Tevere instruyó sobre estos temas y a quién consultar para tratar los casos de enfermos de la obra. A continuación, alguna elucubración. A lo mejor nunca hubo un escrito o instrucción sobre el modo de tratar psiquiátricamente a la gente de la obra, pero sí es seguro que debió haber alguna charla en alguna convivencia de vocales, vicarios, etc. En esas convivencias ponían a disposición notas y experiencias y luego en los despachos se informaba del país, personas, etc., a los diferentes directores con sus respectivos oficiales. Quizá de palabra luego se recomendaba acudir a la delegación de Pamplona, o a alguna comisión regional que tuviera un psiquiatra de uso institucional.
También recuerdo que un médico numerario de nuestro país que no era psiquiatra fue por los años 90 a hacer un curso corto de psiquiatría en la Universidad de Navarra, y al regresar hubo un punto de inflexión en aumento de atención, diagnósticos y prescripción de medicamentos por depresión, y otras condiciones relacionadas. Incluso enviaban a consulta a numerarios jóvenes estudiantes universitarios que no habían hecho la fidelidad, y que resultaban en prescripciones de medicamentos. De repente los directores se hicieron expertos en medicina psiquiátrica, ansiolítica y antidepresiva, y se empezó a hablar bastante de eso. Más aún, numerarios directores que no eran psiquiatras ni médicos hacían diagnósticos de si fulano era bipolar, etc.
Es difícil establecer documentalmente la mala praxis institucional. Pero como sea, el uso de la psiquiatría bajo juramento hipocrático no debió estar nunca al servicio del opus dei sino de las personas. Forzar la institución médica para usos institucionales como asegurar la perseverancia al opus dei a costa de la salud física y mental es condenable, y deben revisarse protocolos, salir al paso con transparencia antes de que alguien pueda documentar estas acciones y hacerlas públicas, y pedir perdón además de reparar en los casos en los que institucionalmente eso sucedió. Quedaron vidas truncadas y destrozadas.
Alguien de la obra (ex, in o relacionado) al corriente de esos temas, formaciones y cursos a médicos a numerarios en la Clínica Universitaria de Navarra podría decir si institucionalmente hubo alguna directriz (de la comisión de España o de Villa Tevere) sobre cómo “aconsejar” a los médicos de la obra sobre estos temas para tratar a gente de la obra.
Quizá valga la pena matizar que, como cualquier familia, alguno necesitaría los servicios de un psiquiatra. El tema es que la obra no es cualquier familia y el régimen de “familia” del opus dei parece ser una fuente potencial de problemas psiquiátricos. Qué tan probable es que de 12 numerarios que vivan en un centro de opus dei, los 12 tomen medicamentos antidepresivos tal como comentaba un mexicano en la tertulia de Antonio. No se sabe en qué medida existe conocimiento institucional sobre la fuente de estas prevalencias, y si los directores saben del origen de estas prevalencias, cómo son sus directrices, procederes y protocolos, y si es el bien de la persona la guía de la actuación.
Recuerdo también que desde mediados de los 2000 el psiquiatra internacional no regresó más a nuestro país y se instruyó que se podía ir a psiquiatras “externos” recomendados. Una vez acompañé a uno por aquello de que nadie va al médico sólo. En la sala de espera me dijo: “sé que tienes la instrucción de entrar conmigo, pero te voy a pedir que no entres”. Así lo hice dejando en intimidad a mi hermano. Además, me quitó un peso de encima. No se lo dije a nadie. Él sigue dentro, ojalá feliz. Yo gracias a Dios me fui.
Por último, Antonio Moya me hizo recordar el desprecio que se tenía en el opus dei por la psicología. Recuerdo como desaconsejaban estudiarla y acudir a un psicólogo. Charla fraterna y no más. Por mi parte, diez años después de haber dejado el opus dei acudí a un psicólogo para trabajar temas de rendimiento laboral. En la consulta inicial de diagnóstico le conté que había sido del opus dei más de 20 años. Me dijo que yo era el paciente 16 que trataba que había sido del opus dei. Me pareció increíble oír eso esa vez. Ahora leyendo OpusLibros y viendo las tertulias de Agora Quantica veo la importancia de la terapia para sanar una serie de trastornos que deja el paso por la obra.
Desde Sudamérica
Aclaración sobre el escrito Un antifariseo en Sant Cugat.- TAR
No pretendo con estas líneas poner a nadie en pie de guerra, todo lo contrario. Sé que en esta web se ha escrito sobre verdadero sufrimiento y por este motivo, me dirijo con respeto a todas las personas que forman esta comunidad.
Me llegó ayer información del escrito “Un antifariseo en Sant Cugat (Barcelona)” firmado por “Arnau”, que había escrito en este medio sobre el sacerdote de una de las parroquias de donde vivo.
La intención de mis palabras tiene dos finalidades: una, es pedirle a Arnau que retire la carta que ha escrito porque no es fiel a la verdad y la otra es recomendar a Agustina que contraste la información que recibe antes de publicar un escrito, cuando éste contenga ataques e insultos tan duros contra una persona pública. Proceder así, evitará también que, escritos como estos no desacrediten el mensaje honesto de tantos otros.
El sacerdote criticado, además de ser una buena persona, es amigo mío y este es el motivo principal por el que estoy escribiendo estas líneas.
Solamente quisiera hacer unas aclaraciones en defensa de la verdad:
1. Este sacerdote no es del Opus Dei
2. Es cierto que hay reclinatorios para comulgar, pero cada cual es libre de arrodillarse o no. Simplemente los puso para facilitar comulgar de rodillas a la gente que lo desea (hay muchos diferentes carismas). La Iglesia es Madre y acoge las diversas espiritualidades. Cabe aclarar que los reclinatorios son viejos, desgastados y feos
.
3. Este sacerdote da la comunión a todos, en la boca o en la mano, respetando la sensibilidad y libertad de cada uno.
4. Este sacerdote solamente le pidió a “Arnaú”, y no a título personal, que se pusiera la comunión en la boca delante de él, que no se la llevara. La parroquia es un lugar abierto a todos y los párrocos se mantienen vigilantes para proteger la Eucaristía. Desgraciadamente han vivido alguna situación triste respecto a su mal uso y sienten la preocupación y obligación de protegerla.
5. Jamás he visto a nadie ponerse histérico, ni comentar absolutamente nada, por la gente que comulga en la boca. Ratifico que hay de todo y absoluta libertad y no quiero malpensar, a partir de esta frase, que pueda existir una intención a priori provocadora por parte del demandante: “Yo aquí en esta parroquia tomo el Pan de pie, con la mano, giro 90º grados, doy medio (1/2) paso y me pongo el pan en la boca. Este proceder les pone histéricos”
6. No creo que en ningún momento el sacerdote le mirara con ojos de pecador, más bien, a mi entender, su mirada y su corazón estaba puesta en la Eucaristía.
La carta del Sr. Arnau daría para mucho más, especialmente por su gran contenido insultante. Quiero pensar que ha sido un subidón y como muy bien él dice, un “desfogue emocional”, así que tengo la esperanza que todo se arreglará. Comprendo que se sintiera de alguna manera humillado por la corrección en plena comunión, pero estoy segura de que la intención del sacerdote no era ofenderle. Quisiera pedirle que rectifique, que vaya a hablar con él, que le conozca y que deje de hacerle daño injustamente. Creo que no es equiparable la ofensa que Arnau haya podido sentir a su reacción. Quisiera transmitir que me ha dolido mucho que se haya hecho referencia a nuestro párroco, en las redes, como una “cucaracha”, además que no es justo. Nadie merece este trato, ni el más malo.
TAR
¿Qué ocurre?.- Madurez
No sé si os está pasando últimamente pero ya van dos veces que antiguos conocidos de la Cosa Nostra que fueron importantes directores o tal vez lo sean aún..., se han puesto en contacto conmigo para "a ver si nos vemos", "comemos juntos con X, Y y Z "de la vieja guardia"...
Puedo imaginarme cómo pueden tener mi número, algún familiar mío que anda por la Cosa... ¿Pero ese interés? Dudoso, puedo imaginarme cualquier motivo, que puede ir porque ni el Tato se acerca por la Obra y están en horas muy muy bajas.
Con igual cortesía que frialdad he contestado que no tengo tiempo, gracias y colgar. Curioso. Los reyes de instrumentalizar el afecto, la amistad y todo lo generoso del ser humano..., ¿a qué juegan, cuál es la estrategia?
Solamente comunicaros esto. Os leo y observo que la Obra se ha ido ya al pairo, pero aún tienen maletines y algún pez gordo en medios de comunicación, pero... Bye bye, Escrivá.
Madurez
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