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CORRESPONDENCIA

 

Miércoles, 27 de Enero de 2023



Cómo no me pregunté en tantos momentos: ¿esto lo quiere Dios?.- Tuces

Gracias Iñigo Rubio Zavala y a tod@s los que se tomaron su tiempo para explicar en distintos momentos lo que es una secta.

Cuando dejé el opus dei, en el año 2001, les contaba a mi familia cómo era mi vida en el opus dei. Ante mi asombro me decían ¡Estuviste en una secta!... ¿Abusaron de vos sexualmente?, me preguntaban. Me parecía tan fuerte la palabra secta que automáticamente y sin saber mucho sobre el tema, lo unía a la falta de libertad. Me costó mucho tiempo aceptar que, efectivamente, fui privada de mi libertad y abusada en muchos aspectos, sobre todo espiritual y psicológicamente.

Perdonarme a mí misma por dejarme manipular de esa forma fue un camino largo y doloroso. No puedo decir todavía "fue" porque cada día en cosas concretas me digo: No puedo permitir que se repita lo que viví en el opus dei. Como que otra persona decida por mí, que me humillen, que no respeten mis derechos. El ceder siempre. El sentir culpa cuando pienso y hago algo para mí. Podría seguir con esa interminable lista que me acompañó durante veinte años.

Vivir con el pisoteo constante de mi autoestima y de mi dignidad pasó a ser parte de mi existencia, de mi día a día. Cómo no pude preguntarme en tantos momentos: ¿Esto quiere Dios?... ¿Dios quiere el desprecio de uno mismo?...

Sin embargo, pasado el tiempo, ya fuera de la obra, repetí la historia en las relaciones familiares, de pareja y laborales. El no saber poner límites, el sentir culpa por pensar y ocuparme de mí misma. Definitivamente el opus dei no solo nos hizo daño estando dentro, ¡cuánt@s fueron víctimas de las pastillas! Impresionante el testimonio de Noob, ese grito diciendo ¡Cuánto daño me has hecho Alex!... refiriéndose al psiquiatra (¡bien se le podría llamar de otro modo!).

Ante este y otros testimonios solo me sale decirles, ¡Siento mucho lo que te hicieron!... Y los que no arrastramos por mucho tiempo o quizás todavía sí, esa especie de efecto residual en nuestras almas, decirles que se contrarresta para empezar con muchas dosis de amor propio, de querernos a nosotros mismos. Nuestra autoestima, de a poco, se va levantando y nos vamos empoderando para poner cada cosa en su lugar, sin resentimientos y en paz.

Qué triste que salga de boca de un sacerdote, ante un reclamo de Justicia de 43 mujeres al opus dei: ¡Son mujeres resentidas! Hubiera sido mejor, de su parte llamarse a silencio. En fin, parece que hasta ese tono humano de gente de bien del que tanto alardeaban, se está perdiendo. ¡Ay ese sacerdote del opus dei!

No quiero salir del tema que hoy quería comentar, más bien reforzar el engaño en nombre de la vocación, el abuso de conciencia con personas vulnerables. Tenía 14 años y no me dejaron hablar con mis padres de la decisión que tomaría, la manipulación en nombre de Dios y las “virtudes” y mortificaciones que en conciencia me obligaban a vivir, y si no las hacía, debía confesarme. Y el trabajo esclavo, con la excusa de la santificación... Sin horarios, sin sueldo, sin posibilidad de elegir lugar y muchas veces hasta imponerme el modo de realizarlo. Con todos estos condicionamientos, si el opus dei no es una secta… ¡le da en el palo!

Para terminar, quería desearles a tod@s, ¡Feliz año! Agradecer a Agustina por los veinte años de Opuslibros y a tod@s los que en estos años han contado sus experiencias con las cuales he reflexionado, emocionado, me he reído y en muchos momentos me han acompañado. ¡Los admiro a tod@s! ¡Vamos por más! ¡Gracias!

Tuces.

 




 

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