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CORRESPONDENCIA
Viernes, 20 de Enero de 2023
Mejor decir la verdad a la Iglesia.- Hormiguita
Creo que lo que beneficia a la Iglesia es que el Opus Dei le diga la verdad. Con independencia de una nueva redacción de sus estatutos -calificados de "pequeños retoques". Indudablemente el armazón jurídico tendrá sus consecuencias, -que están por ver-.
El Opus Dei ha de poner en conocimiento de la Iglesia un listado de verdades que le son innatas y fundacionales. Las enumero, sin ser exhaustivo.
1. Es verdad que nuestra vocación es proselitista, establecida por el fundador en Camino, y con la idea de que cada socio traiga a la Obra 2-3 incorporaciones al año. El proselitismo ha existido de diversas maneras en la práctica totalidad de nuestra historia.
2. Es verdad que los socios de la Obra se han de confesarse con sacerdotes de la obra, considerándose "de mal espíritu" acudir a la confesión a sacerdotes que no son de la Prelatura.
3. Es verdad que al aspirante, generalmente sin cumplir la mayoría de edad se le aconseja que "no se lo comunique a sus padres"; porque alegamos pueden no entender la llamada.
4. Es verdad que en la Prelatura la dirección espiritual la realizan los laicos de forma colegial a través de un organismo llamado "consejo local" en el cual está incluido el sacerdote en la sección de varones, -con voz pero sin voto-. El mismo sacerdote que habitualmente confiesa al miembro de la obra.
5. Es verdad que se practican mortificaciones corporales. Siempre se ha recomendado así; sobre todo el cilicio y las disciplinas. Y otras menores.
6. Es verdad que la Prelatura tiene su propio catecismo, el cual los socios deben conocer de memoria.
7. Es verdad que nuestro carisma fundacional ha quedado plasmado mediante cartas del fundador, instrucciones, glosas, y un largo elenco de documentos internos que reflejan y concretan en espíritu fundacional.
No pretendo hacer una lista exhaustiva. Pues le toca al opus dei hacer el trabajo de exponerlo ante la Iglesia.
¿Por qué todo esto? Es obvio que la Iglesia necesita conocer cómo se rige la institución. Los socios deben tener opciones de seguir en el camino fundacional o no. Es posible que un determinado número de ellos deseen vivir como se han hecho las cosas desde siempre. Sin cambiar nada.
Los que quieran seguirlo, que se arrimen a estas articulaciones fundacionales. Y que así se lo manifiesten a la Iglesia. Y quienes no quieran seguirlo que se les ofrezcan vías de salida.
La situación me recuerda a la del Cardenal Marcel Lefebvre. Este dijo que quería continuar celebrando la misa tridentina, seguir con el catecismo de San Pío X, y que no aceptaba partes del Concilio Vaticano 2. El hombre expresó su verdad, sin ocultar nada, y aceptó las consecuencias. Fue sincero.
El caso del Opus Dei puede ser peor que del de Lefebvre; no en cuanto a los estatutos, sino en cuanto a que no aflore su régimen interno de ascetismo, dirección espiritual y de praxis.
Más pronto que tarde las cuestiones mencionadas en este escrito y otras no abordadas serán expuestas a la Iglesia. El informe anual que ha de elaborar el Opus Dei para el Dicasterio del Clero -ya en este año 2023- creo que suscitará muchas preguntas.
Hormiguita
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