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CORRESPONDENCIA

 

Viernes, 03 de Junio de 2022



Es cierto...no te dejan hacer el duelo. TULIPAN


Es cierto... No te dejan hacer el duelo

TULIPAN, 3/06/2022

 

En la última aportación de TUCES, decía así este párrafo:

El opus dei no te deja hacer el duelo, no te deja llorar a tus muertos, te vuelve fría ante el dolor más grande que puedas sentir. Y eso que te decían que para ser divinos había que ser muy humanos. ¡Pero qué sabe el opus dei de ser humanos sí son como el muñeco Pinocho, mentiroso y de madera!

Y me trasladó a una vivencia muy dolorosa para mí. Estaba yo en el centro de estudios, limpiando el Oratorio, cuando de repente viene la subdirectora a buscarme para decirme que fuera con ella al despacho de dirección. Allí me dio una de las peores noticias de mi vida, mi hermana con solo 30 años acababa de fallecer en un fatídico accidente de tráfico. Allí de pie, sin ni siquiera invitarme a sentar y como si fuera la cosa más normal, sin “anestesia”, como se suele decir, de sopetón.

Me llevé las manos a la cara, caí en el suelo de rodillas y quise gritar, y grité ¡por qué! ¡por qué!... Al momento me agarró del brazo, me levanto y me dijo “o te tranquilizas o te doy un tortazo” con un semblante serio, sin un abrazo, ni una palabra de cariño, ni de comprensión, con la mirada como desafiante. Inmediatamente cogí 4 cosas en una bolsa, a boleo, pues era tal el bloqueo mental que tenía, que no podía ni pensar, solo quería llegar a casa y reunirme con mi familia, ver a mis padres.

Esta misma numeraria que era como dije, la subdirectora, fue la que me acompañó a la casa de mi familia. La distancia a recorrer entre el centro y mi casa eran 100 km, pues bien, durante todo el trayecto me hizo hacer la lectura espiritual, leerla en alto, rezar las 3 partes del rosario y ya no me acuerdo que más oraciones. Todo era rezar y rezar, y yo no tenía fuerzas, ni física ni mentales en ese momento, necesitaba llorar e ir asimilando la noticia que me acababan de dar, las Ave María me salían entrecortadas, casi sin voz.

Durante todo el proceso de esos días, no me dejaron ni a sol ni a sombra. Yo necesitaba llorar, desahogarme, respirar profundo, sentir el aire en la cara. Después me llenaron a pastillas para que pudiera dormir y no pensar.

Recuerdo que cuando dejé la obra, 4 años más tarde, empecé a llorar por mi hermana fallecida, pero lloraba cuando quería, en mi soledad y sin tener que aparentar nada. Ahora sí podía pasar mi duelo. Hoy pienso en ella, en mi hermana, y sonrío.

Para terminar esta vivencia, y dejar también constancia de la falta de caridad de esta y muchas más que viví allí dentro, días después del funeral, y ya de regreso al centro, estábamos en una tertulia, y no recuerdo a motivo de qué salió el tema del accidente de mi hermana. Esta misma numeraria y subdirectora dijo “es lo que tiene andar de juerga nocturna”. Me quedé callada, pero muy dolida… ¡¡cómo podía decir eso!! Que, además era falso y lo sabía. Mi hermana se murió una tarde de verano a las 18 h cuando venía de visitar a una amiga enferma y ni siquiera fue ella la culpable del accidente.

 Años más tarde, ya no estaba yo en la obra, asistí al funeral de una numeraria auxiliar muy jovencita que había fallecido en un accidente de tráfico junto con otras 3 auxiliares. Como era de mi quinta y la conocía mucho a ella y a sus padres, acudí al tanatorio y allí estaba esta numeraria, que a punto estuve de decirle, ¿qué… éstas venían de juerga nocturna también?

Una imagen que se me quedó grabada de ese momento en el tanatorio era la falta de naturalidad y humanidad que había, salvo 4 auxiliares que las vi realmente tristes y muy descompuestas, y los padres de la fallecida claro, el resto, como si nada, y la susodicha dijo allí delante mía, “no vamos a montar un drama de esto”  

Por mucha fe que se tenga, somos humanos y como humanos la muerte de alguien que quieres duele, y duele mucho, y ¡¡cómo que no es un drama que 3 chicas jóvenes dejen su vida en el asfalto!! Que se lo pregunten a sus padres. ¡¡Si es un drama!!

Claro que en el Opus Dei no se quiere a nadie, solo a ellos mismos. Es cierto TUCES, no te dejan hacer el duelo.

TULIPAN





El sentimiento más profundo.. Jason Jonas

En cierta ocasión me reuní con compañeros y compañeras de la carrera en un aula de la universidad durante un trabajo por la mañana. Por alguna razón de repente apareció por allí un numerario. Yo ya no vivía en la obra desde hace un par de meses al haber reflexionado LO VERDADERAMENTE HUECA Y VACÍA que era mi vida en ese lugar, lo cual es una enorme paradoja con respecto a la vida “espiritual y divina” a la que hacen alarde (aun viviendo como un auténtico numerario en todo y teniendo a Dios presente en todo momento).

Estaba yo muy concentrado con todos y todas por allí, pero cuando llegó este numerario medio que me envolví en la plática, me alejé un poco del lugar y comenzó la retórica de argumentación dizque divina para que recapacitara en mi decisión y volviera al infame redil. Después de un tiempo del cual NO ME DI CUENTA, cuando regresé noté que varios de mis compañeros y compañeras ya se habían ido. De aquí lo que SÍ ME DI CUENTA es que fue una gran descortesía de mi parte abandonarlos maleducadamente por atender a este numerario en sus rollos. Este pequeño relato retrata con exactitud LO QUE SUCEDE TODOS LOS DÍAS en el Opus: Uno se enfrasca en verdaderas tonterías de sectas MUNDANAS y deja atrás lo que realmente vale la pena vivir -cara a Dios- en este mundo (sin perder de vista el valor trascendental de todo, y más aún, repito, de Dios).

Por supuesto que nada de lo que este numerario me dijo sirvió en lo absoluto en mi convencimiento de salir de ese engaño y de rehacer verdaderamente mi vida tras los años transcurridos dentro. Ah, y como en la mayoría de estas situaciones similares, al paso del tiempo ese numerario TAMBIÉN SE SALIÓ e hizo por igual su vida en otros contextos.

Considerando este recuerdo, no sé cuántos de mi generación de numerarios siguen allí. Calculo que de aquellos numerarios que habré conocido y convivido en los largos años que estuve adentro (tal vez unos 150 que más o menos pueda recordar de cara) se me harían mucho 8 o 10 que todavía sigan viviendo en el Opus… El número exacto será un enigma, pero la mayoría sí ubico que se han salido.

Cuando deambulo por la calle, por diversas circunstancias de repente me encuentro en la cercanía de algún centro al cual acudía… Y me detengo a pensar: ¿Quién está en ese mismo espacio que alguna vez habité? (no le llamo ni siquiera casa). ¿Quién y qué estará haciendo aquel POBRE infortunado ADENTRO de aquel oratorio, recamara, sala, comedor o estudio mientras el mundo y Dios están justamente AFUERA?

Y lo que me provocan esos pensamientos son escalofríos… Que no los que pudieran provocar algún momento de terror (aunque poco falte para ello), sino son aquellos que se provocan en la mayor lástima y pesar por quien habita en este mismo momento esos lúgubres y fríos espacios…

A veces me imagino que si me topara con algún numerario de esos 8 o 10 que todavía siguieran allí, lo primero que se me vendría a la cabeza es COMPASION… Los compadecería en todo mi ser al mirarlos sabiendo que su sonrisa solo trata de opacar su dolor justamente en el reflejo de la compasión que los demás hacen de ellos (y que sí observan en sus conciencias, pero que “religiosamente” enmudecen…).

Pienso que si se me topara con uno de ellos de frente, ese uno me miraría “orgulloso” pensando para sí: “Mírame, YO sí fui ´fiel´ a mi ´vocación´…”; mientras yo le miraría y pensaría para mí: “Pobre desdichado, viviste una vida que no fue tuya y por supuesto muy fuera de lo ordinario…Tu vida no fue ni por tantito ni más ni menos valiosa que cualquier otra vida humana por vivir dentro del Opus… ¿¿vocación?? Pobre desdichado…”.

Tal vez uno que otro hoy es sacerdote, uno que otro seguirá “sobreviviendo” haciendo otras cosas que no son las que les pide el Opus, uno que otro seguirá clavado tristemente contabilizando el número de niños y niñas que captan y atrapan en colegios y clubes… En fin, para todos ellos y ellas, el más profundo sentimiento que de verdad del corazón me surge no es otro más que COMPASIÓN...

Es lamentable que existan todavía este tipo de instituciones que arruinan vidas enteras con sus dizque “llamados divinos”, todo por los aires de grandeza de sus autoproclamados “divinos hacedores”… En diferentes contextos, pudiera no haber diferencia esencial entre uno de estos fundadores religiosos y uno que otro Koresh o Jones, o cualquiera que usa la manipulación religiosa para sus propios propósitos... ¿Quién no se compadecería de los pobres infortunados que cayeron en su trampa? (aunque sus circunstancias y desenlaces sean un tanto diferentes).

La paradoja se constata: Ellos son realmente los ciegos guiando a otros ciegos.

El Opus no vale ni una sola pena. Algún día te darás cuenta de todo esto.


JasonJonas



Levadura Opus Dei.- Lulu

Uno de los ideales que me atrajeron del Opus Dei, de adolescente, era el de ser Cristo que pasa entre mis iguales, en mi trabajo, en mi familia, en las actividades que me gustaran hacer.

Una vez dentro de la institución descubrí que lo que se pedía de mi apostolado no era compartir tiempo y actividades con mis amistades y ser un referente de "cristiana en medio del mundo". Se requería traer a mis amistades al centro de la obra a las actividades que allí se organizarán.

O sea. Lo que hace cualquier hijo de vecino es ir juntos a misa o a alguna celebración en la parroquia, ir a los miles de actividades que se ofrecen en tu ciudad: deporte, conferencias, congresos, idas a museos, salidas culturales, recitales, etc.

Para mi sorpresa era el Opus Dei el que organizaba dichas actividades en sus casas para que uno compartiera allí ese tiempo.

Comprendí que el apostolado personal consistía en llevar a los centros del Opus Dei a las personas. Si ya tenían un interés en lo espiritual, llevarlas a las meditaciones, círculos, retiros y confesiones… Si nuestra amiga no tenía intereses espirituales, la invitabas a actividades culturales o de entretenimiento para despertar su interés y que se acercara al calor de la obra y de las sonrisas y hospitalidad de quienes allí vivían.

Ayer soñé que entraba a una secta engañada con que iba a un gimnasio y que querían retener mi documento de identidad para que no pudiera escapar. Después recibí por Whatsapp una invitación para ir a una conferencia en el centro donde con 16 años pedí la admisión.

Y recordé este modus operandi.

Cómo la Obra le organiza el apostolado a su gente.

No tenés que hacer nada... solo invitar a las actividades a tus conocidos... ya que luego la magia, la gracia, el encantamiento sucede una vez allí.

Y viendo los cambios que muestra la web del centro donde pité (ampliación de sus instalaciones con una gran inversión) volví a recordar que la Obra no tiene fe en lo que sus colaboradores orgánicos pueden lograr con sus amigos a través de un real apostolado de amistad y confidencia.

No confía en la acción del Espíritu Santo en las almas y lo que pareciera que persigue es que nuestros amigos se acerquen a la Obra, a sus actividades y no a Dios.

Si no, ¿por qué poner tantas energías y recursos humanos y económicos en organizar actividades para las que no están ni llamados ni capacitados? ¿Por qué poner hospitales, universidades, colegios, escuelas hoteleras y clubs de niños y adolescentes?

¿No era que la Obra no nos sacaba de nuestro lugar, y que debíamos santificarnos donde estuviéramos?

¿Cómo pasó el Opus Dei de hablar de santificación del propio trabajo a ser dueño de una empresa familiar dónde la parentela tiene trabajo solo por tener la misma sangre?

Qué estafa. Entrar para ser levadura en la masa y terminar como cajera en una distribuidora de pan.

Lulu

 




 

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