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CORRESPONDENCIA
Viernes, 11 de Febrero de 2022
La vocación de sirvienta.- Gervasio
La vocación de sirvienta
Gervasio, 11/02/2022
La vocación de sirvienta doméstica no es frecuente. Las mujeres se dedican al servicio doméstico porque no tienen mejor alternativa. Las alternativas serían mendigar, pasar hambre, dedicarse a la prostitución y cosas así. Las que no tiene posibilidades de conseguir mejor trabajo o colocación se acaban quedando de empleadas del hogar toda la vida.
El Opus Dei está necesitado corporativamente de sirvientas, porque el servicio doméstico de las casas del Opus Dei no recae sobre cada concreta casa, sino que recae sobre todo el Opus Dei como conjunto. En la jerarquía eclesiástica no sucede lo mismo. El prelado diocesano no tiene que proveer de servicio doméstico a sus sacerdotes. Es responsabilidad de cada uno de ellos. El Papa de Roma tampoco es responsable de proporcionar servicio doméstico a los obispos. El Opus Dei, en cambio, desde su sede central en Roma organiza, en sus líneas básicas el servicio doméstico de las casas de la Obra. Lo hace no con un reglamentucho, sino muy solemnemente con un documento fechado en números romanos MCMLXXXV y con su genitivo locativo: Romae…
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Lo fundacional lo es todo y no es nada, depende.- Mediterráneo
En una tertulia en un centro de nax, con alguien que vino de Roma a decir cómo debían ser las auxiliares del s XXI. España, 2022.
Quiero contaros lo que le sucedió a DE, hace unos meses. DE es numeraria auxiliar, desde hace años. No conoció las camarillas, las vajillas separadas o vestirse con ropa desechada por las numerarias, pero sí recuerda cuando a las numerarias se las trataba de usted y se las llamaba "señorita". A DE le gustaba leer, aunque ahora lleve años sin coger un libro. Entre tener que consultar las lecturas y no tener tiempo ni para respirar, ni siquiera se lo plantea.
“El domingo tenemos tertulia con ABC, que ha estado en Roma y nos contará la preocupación del padre por las numerarias auxiliares”. Fue el aviso del círculo breve de las auxiliares. La numeraria que impartía el círculo añadió “será a las 16:30, así que por favor, ese día corred un poco, para ser puntuales”. DE pensó, primero, que correr no era ninguna novedad y segundo, cómo podía correr solo “un poco” cuando, semana tras semana, perdía el aliento y la vida para recoger el turno, para dejar las meriendas preparadas, para llegar a la tertulia, para llegar al círculo, para llegar a la meditación.
Amaneció el domingo. Alguien debió decirle algo a la administradora porque cambió el menú por uno mucho más sencillo, el turno se recogió en un segundo y DE pudo estar en la tertulia con sus buenos tres minutos de antelación. ABC llegó, se sentó, flanqueada por la directora y por alguien más que DE no recuerda, y al instante quedó claro que aquello no iba a ser una tertulia al uso. ABC había ido a dar una clase de cómo debían ser las numerarias auxiliares del s. XXI: tendrían estudios, algunas incluso carreras universitarias, serían personas muy instruidas y muy capaces, profesional e intelectualmente. Cuando acabó de sentar cátedra, dijo con una risita cursi “ay, pero si solo hablo yo, preguntad lo que queráis”. DE, ante la idea de una numeraria auxiliar con estudios universitarios, dijo “¿y podrá una numeraria auxiliar ser administradora?” Después se preguntaría cómo pudo ser tan ingenua, porque la respuesta llegó rotunda, clara, inequívoca: “NUNCA. La administradora siempre, siempre, siempre será una numeraria, aunque tenga que administrar cuatro casas a la vez. Esto es fun-da-cio-nal”.
Hasta aquí la historia de DE. Lo que viene a continuación es mi reflexión acerca de “lo fun-da-cio-nal”.
La definición de carisma dice que, en el ámbito religioso, es “un don gratuito concedido por Dios a algunas personas para el bien del conjunto”. Así, el carisma de las religiosas hospitalarias es el cuidado de los enfermos mentales; el de las religiosas de la Presentación es la enseñanza a niñas y jóvenes, el de las Hermanitas de los Pobres es el cuidado de ancianos y desvalidos. En las órdenes religiosas el carisma es lo fundacional y el resto es variable, dependiendo del momento y el lugar. No se atenderá del mismo modo a un enfermo mental en Tanzania, en Viet-Nam, en Dinamarca o en Nueva Zelanda, y no estoy hablando de cariño, compasión o caridad, sino de que cada país es diferente y, en función de esas diferencias, la orden de las hospitalarias actuará de un modo o de otro.
En la peña que nos ocupa todo es fun-da-cio-nal. Lo fueron las camarillas, las vajillas diferentes, no fumar para las numerarias, la tabla para dormir para las numerarias, no llevar pantalones para las numerarias y agregadas, no tumbarse en la piscina para tomar el sol, las numerarias y agregadas. Pasa el tiempo, las camarillas desaparecen, las auxiliares utilizan la misma vajilla que las numerarias, una agregada o una numeraria pueden llevar pantalones y si una numeraria dice “no me sale de allí dormir en tabla”, se le coloca un colchón.
Oh, sorpresa. Ahora resulta que “lo fun-da-cio-nal” ha cambiado en más de una ocasión y en más de cuatro. ¿No sería más sencillo decir “lo fun-da-cio-nal es poner a Cristo en la cumbre de todas las actividades humanas y santificarse en el trabajo” y que el resto sea aleatorio?
ABC soltó en la tertulia lo que en Roma o en Villaliebresdearriba le dijeron que soltara, sin tener en cuenta que:
1) no hay vocaciones de numerarias auxiliares, no hay relevo y la numeraria auxiliar es una especie en vías de extinción,
2) “lo fun-da-cio-nal” cambió y deberá cambiar por fuerza, porque llegará un día, y ya está muy cerca, en el que no habrá auxiliares para atender los centros de la sección de varones (sv). No las habrá porque se han muerto o porque ya no pueden trabajar, y hay que sustituirlas por personas de fuera, legalmente contratadas, con un horario y un sueldo que no admiten excepciones ni favores, a no ser que se consideren horas extras y como tales se paguen. Llegará otro día, y está igualmente cerca, en el que no habrá numerarias que vigilen el “tono”, el “aire de familia”, el “ambiente” en los centros de la sv. ¿Y lo fun-da-cio-nal, entonces?
“Las cosas que aquí se ven / ni los diablos las pensaron”, José Hernández, “Martín Fierro”.
Mediterráneo
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