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CORRESPONDENCIA

 

Miércoles, 08 de Junio de 2016



Abusos y Cristo.- coplasuelta

Asisto con pena al espectáculo dantesco de nuestra querida familia arrasada por el opus en Gaztelueta. Pena porque sufren en sus vidas lo que muchos de nosotros hemos experimentado antes. No hay límites morales. El relativismo moral, las actitudes y el espíritu denunciado hasta causar la muerte del mismo Cristo, relatados en vía judicial, esto es, recogidos de forma escrupulosa en documentos difíciles de hacerlos desaparecer. Es esa semejanza al destino cruel del mismo Cristo el que hace de esa familia la luz del fuego del amor cristiano verdadero.

Doy gracias a Dios por tener aún miembros en la Iglesia que reconocen a ese Cristo. Pido a Dios, aprovechando este ejemplo de paternidad responsable y santidad de vida, que llegue pronto el consuelo de una verdad transparente y clara.

Si una secta se mide por cómo persigue a sus víctimas, esta secta destructiva ha llegado a la prueba definitiva de su carácter diabólico. Entiendo que el Papa podrá llamar a capitulo a esa organización paraeclesial y a los obispos que la amparan. Mientras, que esta familia sienta nuestro cariño y apoyo. Puede que su amor y entrega sean el punto de apoyo para levantar las toneladas de maldad que han arrojado estos indignos seguidores de Cristo. Esa Cruz de palo que muchos besan es el opus para la Iglesia, para el mundo que tanto aman.

coplasuelta





¿Cómo quedarse indiferente?.- pasiva

¿Cómo puede uno quedarse indiferente ante tantos testimonios?

Muchos tan parecidos, no interesa en que lugar del mundo estemos. Duele...

Es ese dolor el que me llevo a la puerta de salida, no podía estar en un lugar, donde se podía hacer tanto daño. TAAAANTOOOO!!!!

pasiva





¿Generalizar o no generalizar?.- Ramón

Hola,

 

Me ha sorprendido el artículo de González Faus (a partir de ahora GF) que nos ha aportado el gran Josef Knecht (1 de junio 2016), titulado "Hacer justicia injustamente". Quizás sea porque vuelve a colear el caso Gaztelueta, o porque el Papa ha tenido que "reformar" la ley eclesiástica sobre el episcopado para hacer frente a la pederastia.

 

El artículo de Gonzalez Faus (a quien admiro desde hace años por su postura cristiana, incómoda, pública y notoria) en mi opinión marra el tiro de manera clamorosa. Creo que se ha dejado llevar por la alarma eclesial, por las consecuencias de lo que se nos viene encima, más que por el análisis realista de la situación con respecto a los abusos a menores en la Iglesia. Viene a decir que no se puede generalizar, que es preciso cuidar mucho las denuncias y acusaciones porque la persona o institución pueden verse dañados irremediablemente o al menos para muchos años. Y acaba matándolo con lo de las denuncias falsas de violencia de género. Ignacio, la has c.... pero bien.

 

Veamos: si bien es cierto que el daño a la imagen de cualquier persona puede ser tremendo, lo que no acaba de reconocer GF es que las denuncias no son un capricho. Los abusos se han producido de manera sistemática en la iglesia católica, contra niños y niñas de corta edad, de forma reiterada, sistemática, con la aquiescencia de los superiores (obispos, abades, rectores, directores de colegios...) La maldad se ha extendido durante años, sin librarse ninguna diócesis ni orden religiosa. Y lo que tampoco acaba de digerir GF es que los responsables no sólo no tomaron cartas en el asunto, sino que se limitaron a cambiar al criminal de parroquia o colegio para que siguiera haciendo de las suyas. Y no sólo eso: cuando las víctimas denunciaron, en su inocencia ante el obispo, se les mandó callar. Y cuando denunciaron ante la justicia, la orden a los abogados fue luchar con todas las armas a su alcance. Manda huevos: un camión entero de crueldad y despropósitos.

 

Frente a esto, la sociedad ya no puede aguantar ni un abuso más: de ahí la "Tolerancia Cero". No es, como dice GF que se acuse sin fundamento, no. Es que no se va a dejar pasar ni una más. ¿Que es incómodo, que puede resultar injusto? Claro que sí. Pero eso lo tenían que haber pensado antes de poner en marcha la máquina de abusar de niños, de hacer la vista gorda, de violentar aún más al rebaño. 

 

Ahora no es sólo eso, sino que muchas diócesis están al borde de la bancarrota y tienen que vender hasta las velas para pagar indemnizaciones. Y lo irónico es que lo que se vende son posesiones compradas / donadas con el dinero de los feligreses. Manda otro camión.

 

¿Que lo sucedido en los colegios de Maristas en Barcelona no debiera echar por tierra su imagen? Pues sería deseable, pero la cosa es como es. Imaginemos que un empleado de banca abusara de las clientas agobiadas por la hipoteca o de otras empleadas de menor rango, y que el director hiciera la vista gorda o no se enterara. Los titulares llegarían al cielo. Esto es igual. En España el abuso infantil por suerte parece que no ha llegado a los extremos de otros países, y quizás por eso nos resulta sorprendente (aquí la iglesia cooperó con el robo de niños recién nacidos, mira qué bien).

 

El Opus se va librando porque por suerte no ha habido denuncias de abusos aparte del caso Gaztelueta. Eso ha hecho un daño al colegio, pero seguro que los padres no dejan de llevar a sus hijos ni la consejería les cierra. Paz y luego más paz. Eso salva al Opus en gran parte frente a la Santa Sede, que puede no tener muchas amistades con el Opus Dei, pero por lo menos no tiene ese frente abierto con ellos, que no es poco. El Opus puede no gustarnos, pero sabe jugar sus bazas frente al poder. En el caso Gaztelueta, los padres están coceando el aguijón, no consiguen ningún tipo de justicia y con ello su sufrimiento se agranda. Fenomenal.

 

Y por cierto, GF: deja la violencia machista para otro análisis. Cuando muere una mujer asesinada cada semana, cuando se producen infanticidios, cuando miles de mujeres sufren agresiones físicas y psicológicas, junto con sus hijos, es de muy poca sensibilidad comentar lo de las denuncias falsas, cuando se sabe que eso es mentira. Me has fallado, Gonzalez Faus. Eso sí que ha sido no hacer justicia.

 

Ramón





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