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CORRESPONDENCIA

 

Miércoles, 11 de Agosto de 2004



Ya me estoy recuperando. Para Ma. Eugenia.- Tamerlán

Para Mª Eugenia: (6-agosto-2004)

A mí me ha pasado algo parecido. También sufrí mucha presión para "pitar". Y también me afectó, aunque no somáticamente. A mí, más bien, me afectó psicológicamente. No estaba en paz para realizar mis actividades cotidianas. La diferencia es que no fué hace 10 años, sino hace sólo 1 año. Ya me estoy recuperando. Y no sólo recuperando, sino que creo que ahora soy más fuerte aún. Fue una época terrible de mi vida.

Me encantaría poder chatear, o al menos comicarme contigo (y con gente que tenga ganas de charlar sobre el tema). Quizás podamos ponernos en contacto. Le dejo mi dirección de mail al Orejas por cualquier cosita.

Un abrazo.

Tamerlán



Vuestra actitud negativa.- M Teresa

Sólo me pregunto por què de vuestra actitud negativa y destructiva.Es una pena.

Vivid tranquilos, y dejad vivid tranquilos.

M TERESA



Estándar económico.- E.B.E.

ESTÁNDAR ECONÓMICO

E.B.E., 11 de agosto de 2004


Es probable que muchos que piden la admisión no experimenten un cambio de estándar económico (entre otras cosa, porque la Obra hace una selección en todo sentido). Sin embargo, para otros el ingreso a la Obra como numerarios es una transformación visible. Este es uno de esos casos en los que la Obra «saca de su lugar» a las personas para ubicarlas en la propia órbita mental y material de la institución.

Lo que sucede es que –específicamente para el caso de los numerarios- la Obra tiene un estándar material mínimo para lo que es la vida en un Centro...

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Entre el camello y el león (Serie completa).- Epi


ENTRE EL CAMELLO Y EL LEÓN

Epi - Entre el camello y el león


O sea, de cómo el Opus Dei y menda, siendo incompatibles, se soportaron mutuamente durante seis años cruciales en la vida del menda


Autor: EPI (11-8-2004)
Imagen: "Hartley"; autora: Alice Neel.



1. De las razones del menda para contar todo esto
2. De cómo me convertí en inquisodorcito
3. De lo mal que me sentaban algunas prendas
4. Del apóstol y el bañador
5. De tipos de miembros
6. De consultismos y normismos
7. De playas y estrabismos
8. De cómo me acojonaba oir hablar de perseverancia
9. De cómo el león se comió al camello
10. Fin del rollo o canto del cisne




Razones del menda para contar todo esto (Cap.1 de 'Entre el camello...).- Epi


1. De las razones del menda para contar todo esto

(Cap.1 de 'Entre el camello y el león')
Enviado por Epi el 11-08-2004

No tengo ni puñetera idea de por qué me encantaban las personas que me rodeaban en la Obra, pero no los medios que la Obra me ofrecía para llegar a ese resultado. Este divorcio entre medios y resultados, entre numerariedad y numerarios, no lo percibo en las demás cosas. Es más, con algunas es justo al revés: más que el resultado de los niños, me gustan los medios de hacerlos (muy bien recogidos, por cierto, en el Kamasutra).

Sin embargo, este sentimiento contradictorio explica por qué abracé la causa de la Obra al conocer a sus magníficos miembros viriles (digo viriles, porque a los femeniles no los conocí; sólo los miraba de reojo cada vez que podía), pero que luego, al conocer algunos medios y métodos y prótesis en mi propia carne, la acabara desabrazando e incluso no quisiera saber ya nada de sus miembros...

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De cómo me convertí en inquisodorcito (Cap.2 de 'Entre el camello...).- Epi


2. De cómo me convertí en inquisodorcito

(Cap.2 de 'Entre el camello y el león')
Enviado por Epi el 11-08-2004


Algunas enseñanzas de la Obra las conseguía yo deglutir agitando y estirando el pescuezo para arriba, con los ojos fuera de las órbitas, como las águilas cuando se tragan una presa más grande que ellas. Luego me venían las cagaleras. Pero en esa operación ponía yo mucho entusiasmo. Nadie me metió la comida por la fuerza...

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De lo mal que me sentaban algunas prendas (Cap.3 de 'Entre el camello...).- Epi


3. De lo mal que me sentaban algunas prendas

(Cap.3 de 'Entre el camello y el león')
Enviado por Epi el 11-08-2004

¡Si el traje de la Obra hubiera sido una túnica inconsútil con la que andar holgado y fresquito! Pero no, era un traje con muchos forros y encajes y bolsillitos y almidones y a algunos nos sobraban mangas, nos apretaban los zapatos y el paquetillo, nos escocían las costuras… De nada servía pedir unos retoques. Y allá que iba uno por la pasarela intentando convencerse a sí mismo y a los demás de lo elegante que iba, a veces con vanidad, a veces con sinceros deseos de hacer las cosas bien, pero siempre dando traspiés...

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Del apóstol y el bañador (Cap.4 de 'Entre el camello...).- Epi


4. Del apóstol y el bañador

(Cap.4 de 'Entre el camello y el león')
Enviado por Epi el 11-08-2004

El apostolado era harina de otro costal. En verdad, en verdad os digo que era una de las prendas que peor me sentaban. De adscrito lo pasé canutas con ese asunto, sobre todo en los dos años que sufrí de estudiante en un colegio de fomento. Allí los alumnos antiopusinos eran legión y me hacían la vida imposible, con violencia verbal y física o estampándome en los ojos revistas donde algunos hijos de Dios realizaban el acto conyugal...

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De tipos de miembros (Cap.5 de 'Entre el camello...').- Epi


5. De tipos de miembros

(Cap.5 de 'Entre el camello y el león')
Enviado por Epi el 11-08-2004

Esto de rellenar tertulias culturales con numerarios ajenos al tema era una práctica habitual. Como no se llenaba con amigos, había que rellenarlo con numerarios para quedar bien. Una vez un numerario invitó a un poeta a recitar sus poemas. Le ayudé a hacer una recolección masiva de numerarios, pues el poeta era también una celebridad. Éramos unos veinte. Los que pensaban dormirse se sentaron en las zonas más oscuras de la sala. El poeta recitó con verdadera emoción, pero, mira tú por dónde, lo que a él le gustaba era dialogar con jóvenes poetas como nosotros. E inició un turno de preguntas. Yo me eché a temblar...

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De consultismos y normismos (Cap.6 de 'Entre el camello...).- Epi


6. De consultismos y normismos

(Cap.6 de 'Entre el camello y el león')
Enviado por Epi el 11-08-2004


Pero, sin duda, la prenda más incómoda, el plato más indigesto, era rendir el propio juicio. No es que a mis veinte años yo tuviese juicio propio, pero ya hacía mis pinitos. Yo había dejado de ser el adscrito adolescente que a todo decía sí, buana. Ahora había que convencerme. Ahora era yo un hombretoncete con todas sus cositas y el escozor de la juventud me hacía rebelde.

Por ejemplo, me jorobaba que tantas novelas actuales fuesen inadecuadas para mi carácter sentimental Y esto de que me censuraran las cartas sólo lo llevé bien cuando era adscrito, porque recibía pocas, pero cuando me fui al centro de estudios, mis amigos me escribían bastantes cartas y cuando me las encontraba censuradas, sentía que los hilos que me unían a ellos los recortaba mi subdirector en vez de reforzarlos. En cierta ocasión le pregunté por carta a un amigo mío cristiano de base qué opinaba del Opus Dei. Era una pregunta retórica. Yo ya sabía lo que opinaba, pero me gustaba y me gusta discutir de todo. Este chico, con toda su buena voluntad, me envió una carta donde, advirtiéndome, me escribía con letras muy grandes y apremiantes algo así como: ¡POR FAVOR! LEE EL FOLLETO QUE TE ADJUNTO. ME LO HA PASADO UN CURA AMIGO MÍO. El folleto no estaba en el sobre. El subdirector de mi grupo, de conocerme un poco mejor, habría comprendido que leer el folleto antiopusino habría sido para mí un aliciente para refutarlo y si él lo hubiese leído conmigo, hasta podríamos habernos reído juntos. Pero como las cosas no fueron así, acabé pensando que yo era un soberbio por desear leerlo y que mi amigo iba por muy mal camino por no apreciar ese miembro robusto y bello de la Iglesia que era la Obra y por simpatizar con la teología de la liberación y no dar importancia ni al sexto ni al noveno mandamiento. Lo que son las cosas: yo me he apartado de la fe y este amigo mío ahora es cura.

Sin embargo, mi subdirector, no sé si porque no las leyó o no las entendió, me pasaba completas las cartas de un antiguo compañero del instituto que, quizá para escandalizarme o espabilarme, me contaba sus dudas sexuales y su visión pornosófica de la vida. Todavía recuerdo el contenido de aquellas cartas por lo mucho que entonces me impresionaron. Lógico, era de las pocas cosas sin censurar que leí por entonces. Ese es el riesgo de sobreproteger al nume de los peligros exteriores: que al menor descuido del jefe, el peligro le ataca más que a nadie. Tanto cuidado para que uno no se pervierta y así persevere, en mí produjo el efecto contrario.

Peor que lo de las cartas, era entregar mi poco tiempo libre. Don Aristocréitor una vez me regañó por verme leer un libro minutos antes de entrar a comer en vez de charlar con mis hermanos. Reconozco que es más enriquecedor hablar con personas que leer un libro que sólo me servía para evadirme. Pero, claro, puesto que no me dejaban leer por la noche y durante el día había tantas cosas que hacer, yo devoraba libros en colas de tiempo. Los caprichos, los gustos personales, las aficiones, que sirven para reafirmar un poco la personalidad y mantener un mínimo espíritu creativo, quedaban tan postergados, que para darles un lugar me las ingeniaba como podía, por ejemplo, robándole tiempo al estudio para mis idiomas, mis poesías y mis lecturas.

Que yo recuerde, el tiempo libre era más bien propio de los cursos anuales, durante los cuales tuve que dar a veces clases particulares para mantenerme económicamente. El resto del año había poco tiempo libre y muchos ratos de ocio eran fiestas comunales en las que no siempre podías hacer lo que querías.

Para hacer lo que uno quería fuera de horarios y de los habituales quehaceres había que recurrir al consultismo, es decir, a consultarlo con los directores, por cuya boca me hablaba el mismísimo Dios. Como yo era muy dado a hacer cosas que no eran las que se esperaba que hiciera, era muy dado al consultismo. Aun así, ¡cuántas cosas agradables dejé de hacer con tal de no consultarlas! Si hubiera sido una persona menos escrupulosa, habría hecho más a menudo lo que me daba la gana, pero yo quería ser del Opus Dei y feliz a la vez, y dado que el lema era "obedecer o marcharse", me empeñaba en obedecer para seguir siendo del Opus Dei, pero intentaba hacer a la vez lo que quería para ser feliz y no tener que marcharme. Pero el consultismo, a fuerza de crisparme y de eliminar mi espontaneidad, me fue enseñando que yo no podía ser feliz y de la Obra a la vez.

No sé si en teoría la fórmula era informar de lo que uno pensaba hacer. Por ejemplo: "Mira, subdire, que, aunque ha empezado el tiempo de la noche, me voy a hacer un puzzle al garaje porque no tengo sueño. Te lo digo pa que lo sepas". Pero en la práctica, al menos en mi caso, consistía en humillarse solicitando venia del modo más sobrenatural posible para hacer algo que no era nada sobrenatural, sino un capricho: "Mira, subdire, que es que tengo un amigo muy aficionado a los puzzles, que me ha dicho que se confiesa si le hago este puzzle que a él no le sale". Claro, casi nunca colaba, pero uno no dejaba de consultarlo, por si caía la breva. Para colmo, unos subdires eran más blandos que otros. El mío no era especialmente permisivo y eso contribuía a mi encabronamiento y al creciente deseo de no someterme más que a mis propios deseos.

Sólo gracias a una rarísima conjunción de los astros conseguía uno, por ejemplo, darse un garbeíto con otros numes sin ninguna excusa apostólica y sin que fuera parte de tu deporte semanal o algo así. Si cada nume conseguía licencia de su subdire (éramos tantos que había tres grupos de numerarios, con sus respectivos subdirectores), al menos esas veces te lo pasabas bien y con la conciencia tranquila.

¡Y qué difícil era el simple hecho de oír música! Una vez un amigo mío que tocaba el violonchelo me grabó unas cintas con el fin de iniciarme en la música clásica. Recuerdo como algo rematadamente difícil conseguir un aparato para poder oírla: nunca había aparato disponible y si lo había, no había un lugar discreto donde hacerlo y si había aparato y sitio, no era el momento adecuado. Creo recordar que el aparato de música era de un nume, que lo prestaba de mala gana, porque nunca se sabía en qué manos iba a acabar.

Especialmente codiciados eran los auriculares. Una vez estuve enfermo y me dejaron unos. ¡Oh qué noches tan deliciosas e insomnes con la música! Recuerdo que un numerario me los pidió encarecidamente porque padecía de insomnio y yo, con la excusa de mi enfermedad, me aferré a ellos mezquinamente. Como yo pensaba por entonces que me iba a morir en la Obra y que noches como esas no se me iban a prodigar, estaba ridículamente aferrado a algo a lo que la gente normal no le da la mayor importancia porque está al alcance de cualquiera. Me figuro que algunas de estas cosas no serían así en un centro con menos gente, pero el consultismo al parecer era de por vida.

Muchas veces, al llegar el tiempo de la noche, se me caía el mundo encima y yo no tenía agallas ni picardía para organizar tertulias pirata. Pero, eso sí, necesitaba rematar la jornada con algo que me gustase realmente, para convencerme con ese gusto de que se estaba bien allí. En general, se trataba de leer o escribir. Como casi siempre me denegaban el permiso, empecé a consultar si me podía quedar a estudiar. Pero como este permiso tampoco se prodigaba, me quedaba a ver, con tal de trasnochar un poco, Estudio Estadio, que era un programa que resumía el fútbol de la semana y que se permitía ver los domingos por la noche a quien quisiera. Pero esa compensación, como tantas otras, se convertía en una mortificación: por más interés apostólico que puse en el fútbol por eso de tener algo de qué hablar con mis amigos, nunca llegó a interesarme. Y al final acababa yéndome encabronado a mi habitación sin terminar de ver el programa.

Tantos noes a mis consultas fomentaban en mí un sentimiento doble, según fuera mi estado de ánimo: "Tengo muy mal espíritu por desear hacer cosas inapropiadas" o bien "Esto de ser nume es muy jodido". Si hubiéramos sido frailes, lo habría sobrellevado a disciplinazos en mi celda o metiéndome mansamente las manos en las mangas del hábito, pero como uno era nume y por tanto laico y del mundo, uno decía "¡Joder!" y se jodía. Pero cada día en peor plan.

Daba la sensación de que el colegio mayor era una inmensa colmena donde cada abeja obrera sabía muy bien su cometido y a él se encaminaba solícita. Yo me movía entre ellas diciéndome: "Yo debo hacer tal cosa, pero me gustaría hacer tal otra". Pero no podía ser, uno no podía pasillear, mariposear de nume en nume, canturrear en una habitación a las doce del mediodía… Si te encontraban ocioso con otros tres en un cuarto, llegaba un secre o un subdire y nos preguntaba qué estábamos haciendo y nos ponía los puntos sobre las íes. Hasta lo más inocente se volvía malo. Si eso era una manera de mandarnos a la calle a hacer apostolado, la verdad es que lo conseguían: con tal de salir un poco, yo era capaz de llamar a mi peor enemigo.

Cuando uno hacía algo sin consultar, lo hacía mirando para los lados, como los que van a cometer un delito. Si te encontraba un nume en tu misma situación, había tertulia pirata. Pero si te pillaba un subdire y te preguntaba qué hacías leyendo a escondidas y a deshora, uno agachaba la cabeza y se iba a vivir el fascinante tiempo de la noche, a no ser que, ¡oh milagro!, tuvieras permiso. En ese caso mirabas con cara de perdonar la vida y decías, sin dar más explicaciones: "Estoy haciendo lo que tengo que hacer".

En cierta ocasión, yo sorprendí a Gilipichis con alguno de sus asiduos viendo una peli por la noche. Como me fastidiaba la desigualdad y que él consiguiera tantos permisos, me empeñé en ver también yo la peli, pero él me echó con no sé qué amenazas o con el poder petrificante de su mirada.

¡Ay Dios mío! ¡Cuánta dignidad perdida en aquellos días! ¿Cómo pude soportar la humillante losa del consultismo durante tanto tiempo? Recuerdo que en algunas ocasiones yo me preguntaba: ¿Qué necesidad tengo de ir pidiendo permisos para tontadas, de aferrarme miserablemente a unos auriculares, de mendigar placeres que la gente normal desprecia, de ponerme a ver el fútbol que nunca me ha gustado, de empeñarme en ver una peli con Gilipichis, de pervertir las relaciones con gente que me cae bien, de arrastrarme por los pasillos haciendo labores que yo no deseo y que ha fijado para mí la abeja reina? Si eso era volar como las águilas, yo prefería volar adocenado como las aves de corral. Al menos en el corral habría gallinas.

Tengo un vago recuerdo de algunas charlas donde nos dijeron que la Obra no es un club de amigos y que si uno no estaba entusiasmado con su vocación, la Obra se convertía en un incordio que nos aburría a fuerza de obligaciones, pero que esas obligaciones tenían un sentido si uno vivía bien su vocación. Eso es exactamente lo que me pasaba a mí: la Obra, a fuerza de obligaciones y de aguafiestas, me recordaba constantemente que aquello no era un club de amigos y yo no lograba entusiasmarme con el panorama; me entusiasmaban otras cosas. ¿No habría sido posible una Obra con menos normismos y consultismos? Pero no, la Obra no podía cambiar y, al fin y al cabo, fue paradójicamente esa Obra la que al principio me atrajo.

Aquel ambiente, en fin, no me ayudó demasiado a superar el enorme complejo de culpa que he tenido desde niño y que en mi caso consistía en pensar que era pecado disfrutar a solas sin la explícita aprobación ajena. Así que mi comportamiento por aquellos días no fue muy positivo. A veces, en horas impropias, me escapaba a la azotea a aprender, en vano, a tocar la armónica o me iba al rincón más recóndito del jardín a tumbarme y fumarme un cigarrillo a solas. Y luego me sentía muy culpable por haber buscado sólo para mí un rato de ocio durante el cual se suponía que debía estar haciendo apostolado o encargos o poniéndome a disposición del subdire. En fin, que acabé haciendo de noche por las terrazas las cosas que hice. Por algún lugar tenía que estallar tanta presión.

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De playas y estrabismos (Cap.7 de 'Entre el camello...).- Epi


7. De playas y estrabismos

(Cap.7 de 'Entre el camello y el león')
Enviado por Epi el 11-08-2004


Sometido a tantos criterios, normas, horarios y consultas y charlas, yo me evadía con la imaginación, aún casta por entonces. Pero, claro, en esas condiciones era lógico que la involuntaria visión de algún encanto femenino provocara en mí un seísmo, un desconcertante hormoneo, y toda mi espiritualidad se derrumbaba en un instante...

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Me acojonaba oír hablar de perseverancia (Cap.8 de 'Entre el camello...).- Epi


8. De cómo me acojonaba oír hablar de perseverancia

(Cap.8 de 'Entre el camello y el león')
Enviado por Epi el 11-08-2004


Entre tantas indigestiones y prendas incómodas, pero aún con el firme convencimiento y el orgullo de que la Obra era mi madre guapa, yo oía en el centro de estudios la palabra perseverancia y me preguntaba taquicárdico: ¿Perseveraré hasta el final? Esta solemnísima pregunta venía acompañada de un séquito (por no decir diarrea) de deseos y, sobre todo, temores. Y, al final de deseos y temores, siempre la misma conclusión...

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De cómo el león se comió al camello (Cap.9 de 'Entre el camello...').- Epi


9. De cómo el león se comió al camello

(Cap.9 de 'Entre el camello y el león')
Enviado por Epi el 11-08-2004


Y ha llegado el momento de contar dos anécdotas que, leyéndoos, he recordado y al recordarlas me han dado una bofetada. La primera se refiere a mi primer día de aspirante y la segunda a mis postrimerías de numerario expirante...

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Fin del rollo o canto de cisne (Cap.10 de 'Entre el camello...').- Epi


10. Fin del rollo o canto de cisne

(Cap.10 de 'Entre el camello y el león')
Enviado por Epi el 11-08-2004

Cuanto aquí he contado no es la Obra, sino mi experiencia en la Obra, las cositas que ella y yo hicimos juntos. Y digo "cositas" porque ni estuve mucho tiempo en ella ni esas cositas son para rasgarse las vestiduras. Si esa experiencia fue negativa, no la achaco a la perversidad de nada ni de nadie. Allí sólo había buenas personas y ganas de ayudar a los demás. Yo realmente estuve en el Opus Dei, dentro de lo que mi adolescencia y mi juventud me permitían, porque me daba la gana. En cuanto quise irme, me dejaron ir sin crearme problemas de conciencia y las personas que yo más quería de la Obra no me dieron la espalda. Los problemas que tengo ahora son míos desde siempre. En cuanto a mi alejamiento de la religión, supongo que era un proceso natural en mí y el Opus Dei no hizo sino retrasarlo. Así que no culpo al Opus Dei de absolutamente nada. Con no estar en él me sobra...

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Epilepsia y religión.- Chamogüiny

EPILEPSIA Y RELIGIÓN

En el siglo XIX los médicos eran dioses con bata blanca. Escribían sus recetas en latín, tanto por guardar una vieja tradición como para evitar que el paciente se enterara de lo que se estaba tomando. Sus palabras eran sagradas. El prestigio de un médico en la sociedad era inalcanzable.

En el siglo XXI los médicos son profesionales de prestigio, como todos los demás. Su trabajo está sujeto a las mismas consideraciones de otras carreras y sobre ellos pende siempre la espada de Damocles de un juicio por mala práctica, si se equivocan en su trabajo.

¿Qué ha pasado para que suceda ese cambio tan radical? Bueno, ha pasado todo el siglo XX, que no es grano de anís. Y ha pasado sobre todo que el público en general ha sido educado por medio de la educación obligatoria en todos los países de nuestro entorno. Y por ello se ha producido una avalancha de publicaciones médicas divulgativas que ha calado hondo en todos los sectores de la sociedad.

Pero además ha pasado que el control de la Medicina ha pasado de los médicos a las compañías que controlan el dinero que se dedica a la misma. Mutuas, seguridad social estatal, igualatorios, compañías de seguros, laboratorios farmacéuticos, etcétera, mediatizan y controlan la labor de los facultativos. Y por medio de ellos, otros profesionales (funcionarios, economistas, ejecutivos de empresas, profesionales de ventas) toman decisiones que a la postre tienen consecuencias en el puro acto médico.

Por estos motivos, todos los periódicos tienen un cuadernillo semanal dedicado a salud. Cuadernillo que está subvencionado por los anunciantes de productos farmacéuticos. Y el de los periódicos no es más que un ejemplo. Las mutuas e incluso las clínicas editan sus propias publicaciones deivulgativas explicando las enfermedades y los medios de que disponen para curarlas, con la sana intención de conseguir más clientes/pacientes.

También en la televisión se produce este fenómeno. Y es a un reportaje de televisión al que me refiero en este comentario.

(Un inciso. Yo soy "de letras". No soy médico. He visto el programa y, a la manera de A. de Saint Exupéry, si bien he podido equivocarme al verlo, bien ciertamente no os engaño al advertíroslo).

Se trata de un reportaje de televisión, de una hora aproximada de duración, de la cadena DOCUMANÍA u otra similar. Lo emitieron hace varias semanas, y se me vino a la cabeza al leer un escrito de esta web que comentaré al final. El tema del reportaje era la relación entre epilepsia de los lóbulos temporales y la religión.

El documental empezaba con el relato de la vida y obra de una señora estadounidense del siglo XIX, cuyo nombre no se me quedó, fiel seguidora de las doctrinas de los adventistas del séptimo día. Esta señora dejó escritas más de treinta mil páginas. Eran escritos de doctrina de su comunidad y de vivencias suyas. Entre ellas se describen más de ciento cincuenta apariciones de Dios, que le infundieron la fé que tenía y le impulsaron a obrar como lo hizo.

El autor del reportaje se preguntaba si era posible que esta señora hubiese sufrido una epilepsia de los lóbulos temporales del cerebro. La duda surgía por algunos síntomas que describía la señora y que coincidían con dicha patología. Naturalmente, la respuesta era que nunca podríamos saberlo, pues ella murió hace más de cien años. Pero la anécdota le daba pié para seguir con el resto del reportaje.

Para tratar de seguir con la tesis propuesta, se presentaban los trabajos y experimentos tres médicos estadounidenses.

El primero era un médico de origen hindú, pero que trabajaba en los E.E.U.U. Su experimento era el más sencillo de todos y estaba basado en la técnica del polígrafo, la "máquina de la verdad". Se trataba de instalar un electrodo en el dedo de unos pacientes y ver la reacción de los mismos ante ciertos estímulos. El primer grupo de pacientes era de enfermos con epilepsia diagnosticada de los lóbulos temporales; y el segundo era un grupo de control.

Una vez instalado el paciente en un sillón con el electrodo en el dedo, se le hacía visionar un vídeo en el que se proyectaban cierta serie de palabras y se registraba el aumento de sudoración del dedo por medio del electrodo. (Se supone que el aumento de sudoración responde a un estímulo incontrolable del cerebro).

La palabras se emitían revueltas, pero eran de tres clases:

a) palabras con un contenido relacionado con lo sexual, como SEXO, TETA, AMOR, etc.
b) palabras con un contenido relacionado con lo religioso, como IGLESIA, SAGRARIO, SACERDOTE, etc.
c) palabras con un contenido neutro, como MESA, SILLA, TAZA, etc.

El resultado fué que los pacientes del grupo de enfermos de epilepsia de los lóbulos temporales se producía una reacción del cerebro al visionar palabras de los grupos a) y b). Mientras que en el grupo de control sólo se producía dicha reacción ante las palabras del grupo a).

El segundo experimento era el protagonizado por un médico que había dado un paso más en su investigación. Ya no se contentaba con registrar o percibir los estímulos del cerebro sino que los producía. Para ello había construído, sobre un casco de motorista, una serie de bobinas que generaban campos magnéticos en las inmediaciones de los lóbulos temporales del cerebro de los voluntarios que se prestaban al experimento

Estos voluntarios, como en caso anterior, eran unos enfermos de epilepsia de los lóbulos temporales; y otros no enfermos que actuaban como grupo de control. Los resultados fueron los siguientes:

a) Al generar los campos magnéticos del casco, los pacientes enfermos de epilepsia sentían una sensación igual a la de los episodios de su enfermedad y que interpretaban como una aparición celestial, o experiencia mística.

b) Los voluntarios del grupo de control, no enfermos, sentían una variedad de sensaciones que variaban entre la descrita por los enfermos y nada en absoluto.

c) Un amigo del experimentador, ateo confeso y radical, aseguró no sentir nada en absoluto.

Una conclusión provisional era que hay unas personas más sesibles que otras a ciertos estímulos. Y que la razón de esta sensibilidad está en la conformación del propio cerebro.

El tercer experimento relatado en el documental, en orden de complejidad, fué el descrito por otro investigador estadounidense con ayuda de un scanner. En esta ocasión se trataba de observan por medio del scanner la actividad cerebral de los enfermos de epilepsia de los lóbulos temporales, cuando están en medio de un episodio epiléptico. (No recuerdo si el epidodio era inducido de algún modo, ni si para observarlo por el scanner era necesaria la administración de algún contraste).

Se introducía al enfermo en un scanner y se le daba un dipositivo para que indicara cuándo empezaba el episodio epiléptico. Cuando el paciente daba la señal se ponía en marcha el scanner y se registraba la actividad cerebral.

El resultado que se observó fué que la sangre del cerebro se acumulaba los lóbulos temporales del cerebro, mientras que se desalojaba de los lóbulos parietales u occipitales (no lo recuerdo exactamente). El efecto combinado era una exaltación de los lóbulos temporales mientras que se perdía el sentido de la percepción del propio cuerpo, del espacio y del tiempo por la falta de riego de la parte del cerebro que controla dichos sentidos.

La conclusión que sacaba el autor del documental televisivo era que, de momento, podía sostenerse la tesis de que las experiencias místicas y las apariciones de seres espirituales eran en realidad producto de un funcionamiento irregular de la química del cerebro. Y que por lo tanto Dios era una creación de nuestro cerebro humano. O bien que Dios ha creado este mecanismo en el cerebro humano para manifestarse al hombre.

Hasta aquí, lo que recuerdo del interesante documental de la tele.

Y ahora viene la parte delicada del escrito: explicar por qué os he metido este ladrillo sobre un asunto tan árido. Pues porque en la biografía de Escrivá de Balaguer que ha hecho Jesús Ynfante, y que está colgada en la sección de Libros Silenciados, aparece la información de que el fundador del opus padecía epilepsia. Y que esta dolencia podía ser la causa, según el autor, de los accesos de ira que sufría en los momentos más insospechados.

Pero también pudiera ser que esa dolencia fuera causa de algo más que ataques de ira. Si es cierta la tesis del documental televisivo, la epilepsia podría ser la causa de las experiencioas místicas o "visiones" que se atribuyen "sotto voce" a monseñor Escrivá.

Y si esta tesis fuera cierta, las virtudes cristianas en grado heroico que protagonizó pudieran no ser más que los efectos de una enfermedad tan humana y tan natural como la diabetes u otra disfunción bioquímica.

¿Y qué conclusión saco yo de todo ello? Pues una muy sencilla: esperar y ver. Los estudios e investigaciones que se están haciendo en todo el mundo sobre el cerebro arrojan resultados sorprendentes practicamente todas las semanas. Muy pronto nos enteraremos.

Un cordial saludo.

Chamogüiny.



Frase lapidaria. Para José A. Botella.- Chamogüiny

Estimado José A. Botella:

Me gustaría recordarte una frase lapidaria de mi filósofo favorito, Robert Heinlein:

"El único pecado debería ser dañar a alguien innecesariamente. Dañarse a sí mismo no es pecaminoso, sólo estúpido".

Un cordial saludo.

Chamogüiny.



¡Me escapé a tiempo!.- Medir

¡Me escapé a tiempo!

Descubrí esta página hace unos días y estoy enganchado a ella. ¿Por qué? Porque estudié en un colegio del Opus y asistí a algunas convivencias, retiros, charlas, misas, etc. etc. y saber qué ocurre realmente en esta organización me motiva muchísimo porque casi me pillan,... tuve suerte y escapé a tiempo. Después de leer algunos de vuestros escritos me horroriza pensar qué me habría pasado si realmente hubiera ingresado en ella.

En fin, sólo quiero agradeceros vuestra valentía e información. También desearos lo mejor para todos.

Hasta otra, un abrazo.
Medir



¿Está operativo el chat?.- Earl

Hola Oreja:

Hace unos meses entraba en el chat y hace tiempo que dejé de hacerlo.
Esta semana pasada, que tenía tiempo pues estoy de vacaciones, he intentado y no consigo conectarme. ¿Está operativo el chat o es que no se usa?

Gracias por todo.
Saludos.

Earl



El 'chip' de la intolerancia.- Kapo

Hola amigos y amigas, hace tiempo que no escribo, pero a raíz de que el tema de la homosexualidad ha vuelto a salir a "la luz", quiero hacer unos comentarios.

El "chip" de la intolerancia está muy incrustado -aunque digan lo contrario- en la obra, pues de continuo se preenjuicia a las personas con solo su aspecto externo; tan solo un ejemplo: hasta el año 2000 cuando salí, el que un tipo usara pelo largo o peor, que llevara un "arete" en la oreja... era motivo de "escándalo", léase "gay". Me acuerdo de las "explicaderas" a uno de mis amigos para que se quitara su arete antes de entrar a la meditación. Hoy en día la residencia de estudiantes está llena de chavalos con pelo largo y aretes… es la moda ¡qué ironía!

Y digo que está muy incrustado pues se nota que permanece -aun en algunos de los ex que escriben en esta página- mandando sus "ideas madre", sus "máximas".

Lo dije antes, en mis aportaciones anteriores, que no pretendo justificar nada y mucho menos modificar o crear un código de moral diferente, no; únicamente quiero hacer unos comentarios acerca de las cosas pequeñas, que dos personas del mismo sexo, hacen cuando deciden vivir juntas:

1. Decidieron vivir juntas por que se quieren. En las buenas y en las malas resuelven las cosas de manera conjunta. Tienen tareas asignadas en la casa, muy limpia y ordenada por cierto. Ríen, conviven y discuten. Tienen intimidad también…

2. Son personas comunes que trabajan; estudian; van al supermercado; hacen deporte; caminan; ven TV; oyen música; comparten con amigas y amigos; se divierten juntos. Rezan también…

3. ¿Errores?, ¿Infidelidades?; tristes posibilidades de las que nadie está libre también…

Pero bueno, debido al famoso "chip"… ¿qué tenemos en la cabeza?:

1. Decidieron vivir juntos para satisfacer su lujuria. Son personas "raras" que cada uno tira para su lado. Las casas de los gay son un desastre. Son un par de "locas". Sodomía pura (gráficamente se imaginan el acto sexual con los detalles más aberrantes), exento del más mínimo sentimiento de afecto y además sin dar cabida al significado de una caricia o simplemente estar abrazados.

2. Deben ser personas de baja educación, ¿se prostituirán? Cuando ven a "dos" en el supermercado se preguntan: "¿quién será la mujer?". ¿Rezar? Jamás, su conciencia está deformada; ¿cómo van a rezar?

3. Los gay son todos promiscuos; era lógico, se lo merecen por ser así…

Intolerancia… y de la mala. Dejemos vivir, preocupémonos por trabajar más, por ser más solidarios con el niño pobre que está a nuestro lado. Preocupémonos por sonreír.

Kapo



¡Cuántos y tan buenos testimonios!.- Mariano Curat

Cuántos y tan buenos testimonios!

Quiero agradecer el email (4/8) de Javier, y es verdad, cuando uno intenta explicar a alguien lo que estuvo haciendo en el Opus Dei lo miran uno con cara de loco, por eso esta web es tan importante y nos está ayudando a muchos, pues finalmente podemos compartir lo que nos pasó con gente que nos entiende.

Y muy bueno también el email de Otaluto (3/8) pues resume en pocas palabras el sentimiento de muchos de los que participamos de esta web.

Con referencia al email de José Botella (4/8), me parece que has leído el email de Daniel (3/8) muy literalmente, pues a mi parecer lo que Daniel quiere rescatar es que la sexualidad es algo bueno de lo que no tenemos que avergonzarnos. Los que estuvimos en el Opus Dei sabemos cuánto se reprime la sexualidad y cuánto cuesta el poder sentirse a gusto uno mismo con su cuerpo. El cuerpo dentro del Opus Dei es el "cuerpo de muerte" asi que hay que tenerlo siempre bajo látigo, y lleva tiempo el poder disfrutar de algo tan sano como es el sexo.

José, todos pasamos por horas y horas de clases de filosofía y teología asi que no hace falta que nos vengas a dar clases de moral.

Uno de los grandes cambios por los que pasamos los ex (al menos la gran mayoría) es que yo no damos más cátedra. Ahora vivimos en carne propia que somos tan humanos como cualquier otro, y que no somos nadie para juzgar la conducta de ninguna persona. Aprendimos de una vez por todas que el único que puede juzgar los corazones de las personas es Dios.

Qué tenemos que dejar de lado a alguien porque es divorciado, separado, juntado, madres soltera, o gay? El email de EPI (9/8) de ayer lo dice mucho mejor que yo, y me siento un privilegiado de poder participar en esta web con personas que tienen una comprensión y un cariño que es difícil de encontrar en la vida diaria.

Finalmente, quiero agradecer a Satur por su último aporte (9/8), me acuerdo mi cara de sorpresa cuando me encontré con un Vademecum (no me acuerdo el nombre) que describe el tamaño de las camas, el diseño de las duchas y toda una sarta de detalles arquitectónicos increíbles!!! no podía creer que todo, todo estaba tan reglado.

Mariano Curat



De 100 almas ¿Les interesan 100?.- Orugaria

De 100 almas ¿Les interesan 100?

Les escribo una experiencia que tuve cuando vivía en un centro de la Obra. En ese centro había labor de San Rafael. Yo impartía un Círculo al que acudían 5 estudiantes universitarias que en su vida anterior habían pitado como aspirantes pero no siguieron con la vocación de numerarias por diversas razones. Ellas querían seguir recibiendo formación, por lo que yo accedí a darles el Círculo. Además traté de dedicarles tiempo e ir platicando con cada una de ellas para que vayan asimilando la formación, ya saben, todo lo que uno hace cuando se encarga de un círculo.

Un día me llamó la Directora del Consejo local y me dijo: "Orugaria, te quería pedir que ya no le dediques tiempo a dar ese círculo de "ex-numerarias" y mejor dedícale más tiempo a otros (en ese entonces yo daba 8 círculos a la semana con diferentes tipos de participantes), tenemos poco tiempo para hacer proselitismo y creo que lo estás perdiendo al darle formación a estas personas que no van a pitar nunca".

A mí me hizo corto circuito la petición de esta directora con aquella frase opusina tatuada en mi subconsciente que dice "de 100 almas nos interesan 100". Acaso la frase decía... "de 100 almas pitables, nos interesan solo las pitables" Me preguntaba: ¿No que todos estamos llamados a ser santos?

La teoría de esta frase opusina hasta suena "bonita" pero en la práctica, les podría contar muchas anécdotas de este estilo en donde en queda claro que de 100 almas, les interesan dos tipos:

1) Las que pueden pitar: ¡Oh! ¡Qué gran interés hay en ellas! Organizan planes con ellas, llamaditas telefónicas por aquí y por allá, son las que se podrían llamar "grandes y verdaderas amistades", se les dedica todo el tiempo necesario, si es posible diario ¡Mejor!. Nadie te llama la atención diciendo que estás teniendo una "amistad particular" porque estás trayendo obreros a la mies... sino todo lo contrario, te aplauden por ser tan proselitista, te dicen que eres el puntal apostólico del centro... en fin...

2) Las que pitaron y están dentro: el interés va en detrimento pero aún hay interés por ellas al menos mientras estén dentro. A partir de que pitaron, ya no puedes estar cerca de ellas como antes, porque lo que era antes una “verdadera amistad” ahora se convierte en apegamiento o amistad particular y eso está fuera de lugar, en ocasiones hasta podrían llegar a pensar que tienes inclinaciones sexuales por alguien del mismo sexo (como le pasó a una amiga mía) Tampoco puedes seguir platicando con ellas sobre sus cosas personales, porque eso es faltar a la unidad, ya que ella ahora tendrá que hablar con Fulanita y no contigo. Sin embargo, aunque diferente, aún hay interés por ella. (Mientras se ajuste a las normas, obedezca, no pregunte y no se enferme)

En el caso de las personas que nunca pitarán o que pitaron y se salieron... creo que NO entramos dentro de las 100 almas por las cuales pudieran tener interés... ¿Cuántas personas hay que consideran haber formado una verdadera amistad con algún miembro del opus y en cuanto éstos se dan cuenta que esta persona no va a pitar la dejan en el olvido? ¿Cuántas personas hay que al salirse del Opus Dei pierden todas las amistades que tenían dentro de tal institución?

Orugaria



Sobre tu amiga. Para Miriam.- Orugaria

Para Miriam:

Hola! leí tus palabras solicitando auxilio emergente. Te contesto brevemente: llevo 32 años de conocer el famoso "espíritu" del opus, lo que los mueve, etc (lo conozco desde que nací, pues mis padres son supernumerarios de "hueso colorado" además de que estuve 10 años como numeraria formando parte de varios consejos locales y ya pasaron 7 años desde que abrí los ojos y salí de esos andares). Te puedo decir que ese deseo que tiene tu amiga de "morir para ver a Dios" no tiene relación con la espiritualidad del Opus. A lo mejor es un deseo particular de tu amiga pero no tiene nada que ver con el Opus o con las cosas que enseñan ahí. No sé, a mí me suena como algo más de espíritu religioso o como a que tu amiga tiene algún tipo de depresión por la cual quiere morirse...

Quizás no te ayude mi respuesta, pero solo te quería decir que a lo mejor tu amiga necesite ayuda profesional, porque no es natural (ahora que está de moda en la WEB decir qué va contra natura y que no, jeje) No es natural el quererse morir... sea por la causa que sea... Espero que puedas ayudar a tu amiga.

Te deseo lo mejor.

Orugaria



El Gobierno actual de la Argentina. Para Julio H.- Pro Opus I

Estimadas Orejas, escribo para responder a Julio H de santiago del Estero, Argentina el 5 de agosto.

Querido Julio H, gracias a tu mensaje del pasado 5 de agosto, me has dado la energia para escribir y no ser perezoso y responder a tu comentario.

Julio que es periodista y escritor de Argentina esta preocupado ya que dice que la procedencia del gobierno actual de Argentina esta propuesto por el Opus Dei, no quiero decir que estoy tirado en el piso riendome.... (seria poco), para que no me acusen de contestar con la tipica soberbia opusina, pero apelo al buen espiritu de los Ex- Opus de Argentina para que den su opinion.

El Gobierno actual de la Argentina fue propuesto, perdon elegido por un poquito mas de la mitad de los argentinos, que yo sepa 26 millones de Argentinos no son del Opus no?. Ahora no te parece algo descabellado la burrada que estas diciendo. No se si sabes que el Opus Dei no se intromete en las elecciones politicas de sus miembros. Ademas no te parece que el Gobierno argentino es lo mas anti OPus que pueda existir, Presidente agnostico, montonero, zurdo, abortista, al igual que su esposa y el resto del gabinete. Ha ya se .........me diras que el Ex Ministro de Justicia era del Opus. Bueno por las dudas lo aclaro a todos el EX MINistro de Justicia no pertenece al Opus Dei.

Que mal informados estan los periodistas y escritores .......... asi es como eligen el gobierno que hay en Argentina.

Saludos a todos,

Pro Opus I



A Colega.- Sub

A Colega quien te ha visto y quien te ve!!!!

Asi que tengo que encontrar esta web para entender tantas cosas, igual no he sabido preguntarlas...

Pero, lo importante, estoy muy contento por lo feliz que eres (siempre lo has sido). Tarde o temprano nos volveremos a ver. Hasta entonces un fuerte abrazo y sigue siendo tan feliz como hasta ahora!!!

SUB


 

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Opus Dei: ¿un CAMINO a ninguna parte?