VILLALMONTE, Alejandro DE El pecado original. Veinticinco a–os de controversia: 1950-1975 Naturaleza y Gracia, Salamanca 1978, 614 pp.
1. El libro puede describirse como un voluminoso bolet’n bibliogr‡fico, que recoge lo publicado sobre el pecado original entre 1950 y 1975, que Villalmonte estructura en tres secciones. "1) Un primer per’odo Ña–os 1950 a 1960Ñ se caracteriza por una clara y "fundamental continuidad" respecto a la ense–anza tradicional. Si bien Žsta se vea ya pœblica y certeramente afectada por serias "dificultades nuevas", provenientes de los modernos movimientos ideol—gicos. 2) En el per’odo siguiente, desde 1961 ‡ 1970 (aproximadamente), la reflexi—n teol—gica sobre el tema se hace m‡s frecuente, intensa, cr’tica, radical: "se conmueven los cimientos primeros de la doctrina tradicional", pero se quiere salvar (y parece que se logra por casi todos los te—logos) la "sustancia de la fe" segœn se suele decir en similares casos y en momentos de crisis incontrolada. 3) En los a–os transcurridos de la dŽcada de los setenta, hasta 1975, "va creciendo el nœmero" de los te—logos que niegan, m‡s o menos expl’cita y sistem‡ticamente, aquella realidad o magnitud teol—gica que desde hace quince siglos ven’a llam‡ndose pecado original" (p. 6).
2. Se trata, pues, de un elenco bibliogr‡fico realizado a modo de encuesta con el prop—sito evidente de confirmar una tesis: se ha perdido el dogma del pecado original, y esta pŽrdida es saludable para el cristianismo: "Esperamos que, al finalizar la lectura de nuestro trabajo, la temida (o deseada) pŽrdida del dogma del pecado original no sea juzgada tan dram‡tica como pudiera parecer de primera impresi—n. Ni tan amenazadora e inaceptable para la recta fe cristiana" (pp. 5-6).
3. Est‡ latente en el fondo el error de pensar que el dogma es fruto de la opini—n de algunos o de la mayor’a de los te—logos, a la que tendr’a que adaptarse el Magisterio. No puede extra–ar, por tanto, la escasa importancia otorgada al estudio del pecado original en el Magisterio, al que se dedica muy poco espacio.
4. Adem‡s, Villalmonte ni siquiera presenta de modo correcto los diversos trabajos aparecidos durante estos a–os, sino que atribuye mayor importancia Ñd‡ndoles mayor extensi—nÑ a aquellos que van "en el sentido" de la disoluci—n del dogma, que Žl estima un proceso irreversible. Incluso al describir la posici—n de ciertos autores, se les procura acercar o enrolar en ese "proceso de disoluci—n del dogma", desfigurando su pensamiento, como ellos mismos han manifestado, a ra’z de la aparici—n de este libro.
L.F.M.S.
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