SCHWARTZENBERG, Roger-GŽrard Sociologie politique Domat-Montchrestien, Par’s 1977
1. Manual destinado a estudiantes de Derecho, Ciencias Pol’ticas y Sociolog’a, donde el autor, profesor en el Instituto de Estudios Pol’ticos de Par’s y colaborador del diario "Le Monde", ofrece un panorama de todas las corrientes, escuelas y tendencias, tanto a nivel de investigaci—n en ciencias sociales, como al de la pol’tica pr‡ctica, y una extensa bibliograf’a. Se divide en tres partes: Teor’a Pol’tica, Sistemas Pol’ticos y Organizaciones Pol’ticas.
2. Bajo una apariencia enciclopŽdica, se deja ver desde el primer momento una concepci—n err—nea de la Sociolog’a. En efecto, para el autor, la filosof’a Ñque concibe desde una perspectiva subjetivistaÑ no puede ser verdadera ciencia porque no alcanza conocimientos objetivos. La verdadera ciencia, en cambio, es "positiva" y se limita s—lo a lo cuantificable, de donde resulta Ñsegœn el autorÑ su objetividad. Con este concepto reduccionista de ciencia, define la Sociolog’a como la ciencia de lo social", pretendiendo aplicar a ella los mismos mŽtodos de las dem‡s ciencias. As’, la Sociolog’a Ñy las otras ciencias en las que influye el comportamiento libre del hombreÑ ser’an s—lo un caso m‡s complejo dentro de las ciencias positivas, como la F’sica, la Biolog’a, etc.
3. Fundamenta esta falsa noci—n de la Sociolog’a, que condiciona toda la exposici—n, en la concepci—n materialista del hombre propia del marxismo y del neo-liberalismo. El marxismo es presentado, sin m‡s explicaciones, como la teor’a pol’tica del Estado y de la Sociedad (cfr. pp. 57 ‡ 100), y el autor hace suyos los elementos del an‡lisis marxista para explicar la historia, aunque no es del todo consecuente con esta postura. Considera la econom’a como el factor dominante y principal que modela una sociedad y que explica pr‡cticamente todos los fen—menos.
4. En esta visi—n completamente materialista del hombre y de la sociedad, el neo-liberalismo sirve al autor de inspiraci—n complementaria para justificar la permisividad moral, present‡ndola como una demostraci—n de progreso y como la "cultura" propia de las sociedades de alto grado de desarrollo, basada en las ideas de Freud, Reich y Marcuse. En consecuencia, hace suyas las tesis del peligro de la explosi—n demogr‡fica, y considera normal y necesario el uso de anticonceptivos, para conseguir un "mejor control de la fecundidad" (p. 262). M‡s adelante, los grupos de presi—n en favor de la ley sobre la libertad del aborto en Francia son presentados como trabajando por el "bien pœblico", por "un objetivo de interŽs general", en una perspectiva de progreso para sustituir a una "ley vetusta".
J.ÑL.C.
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