SACKS, Oliver: Awakenings, Summit Books, 3» ed., New York 1982
(Despertares, Muchnik, Barcelona 1988, 366 pp.)
1. Oliver Sacks (Londres 1933) estudi— medicina en Oxford. En 1960 se traslad— a Estados Unidos, donde se especializ— en neurolog’a. Tras algunos a–os de investigaci—n en un laboratorio, se dedic— plenamente a la atenci—n de enfermos. En la actualidad es profesor de neurolog’a en el Albert Einstein College of Medicine y asesor neur—logo en varios hospitales. Ha recogido sus experiencias en el trato con enfermos en varios libros muy difundidos. Este libro Ñel primero que le hizo famoso que y ha servido como gui—n cinematogr‡ficoÑ se public— en 1973.
2. Despertares relata Ñen su mayor parteÑ la atenci—n mŽdica de Sacks a veinte pacientes del Hospital neoyorkino de Monte Carmelo, afectados por la enfermedad del sue–o (encefalitis let‡rgica), que se difundi— por todo el mundo entre 1917 y 1927. Cuando se hace cargo de ellos, en 1969, hab’an sido olvidados durante dŽcadas por una medicina que no hab’a encontrado un remedio a la extra–a enfermedad. Prueba con ellos un medicamento experimental que hace que muchos despierten tras tantos a–os de letargo. En la mayor’a de los casos surgieron nuevos problemas neurol—gicos que les devolvieron al estado de inconsciencia. S—lo algunos pacientes lograron una acomodaci—n m‡s o menos eficaz al tratamiento. El resto del libro se centra en la explicaci—n tŽcnica de la enfermedad, con un lenguaje m‡s apto para especialistas.
3. Sacks en la narraci—n del trato directo con los enfermos, muestra su planteamiento humanista de la medicina. Considera a los pacientes como individuos œnicos, y exige la dedicaci—n sacrificada a los enfermos por parte de sus familias y del personal sanitario. Por eso, reclama para la medicina un cambio hist—rico, que pasa por un movimiento en favor de ese punto de vista 'trascendente'. En consecuencia, critica la visi—n m’tica de los medicamentos, en primer lugar, porque cuando la Medicina consiste s—lo en dar medicamentos, hay poca necesidad de inteligencia o pensamiento, y, en segundo lugar, porque aleja a la medicina de la realidad profunda del ser humano: aparecen los enga–os del vitalismo o el materialismo, la idea de que 'salud', 'bienestar', 'felicidad', etc., pueden reducirse a determinados 'factores' o 'elementos', cosas que se pueden medir y pesar, comprar y vender.
Se–ala que el ambiente que rodea al enfermo es decisivo y denuncia la atm—sfera deshumanizada de muchos hospitales. Por el contrario, otros centros mŽdicos, donde se cuida la comprensi—n y el trato humano a los enfermos, sirven mejor tambiŽn a su salud f’sica.
J.J.M.
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