RUSSELL, Bertrand Why I am not a Christian?
1. En el prefacio explica que este libro es una compilaci—n de varios ensayos en los cuales desarrolla su convicci—n de que las grandes religiones (segœn Žl: budismo, hinduismo, cristianismo, islamismo y comunismo) son falsas y da–inas. Continœa afirmando que las religiones, con sus dogmas, encorsetan la inteligencia humana, y propone el siguiente ideal: "Querr’a ver un mundo en el cual la educaci—n tienda a la libertad mental en lugar de encerrar la mente de la juventud en la r’gida armadura del dogma" (p. 15).
2. En los tres primeros cap’tulos desarrolla las que ser’an Ñsegœn ŽlÑ las tesis principales del cristianismo y la fundamentaci—n filos—fica de la existencia de Dios, tratando de negarle todo valor. En el tercer cap’tulo rechaza la idea de que la religi—n haya contribuido al progreso de la humanidad, afirmando Ñcon el tono panfletario e ir—nico que caracteriza todo el libroÑ que la religi—n es "como una enfermedad nacida del miedo" (p. 34). En el cap’tulo cuarto niega la inmortalidad del alma, se–alando a priori sin entrar en la validez de los argumentos, que es una idea inventada, y que lo que debe hacerse es disfrutar al m‡ximo de esta vida. Los cap’tulos 6-12 son breves art’culos que narran distintos aspectos en los cuales, segœn el autor, de alguna manera la religi—n influy— negativamente. Se refiere, entre otros, a la Edad Media y a la Žtica sexual.
3. A lo largo del libro el autor manifiesta un profundo desconocimiento de las verdades b‡sicas del cristianismo, de la fe y de sus relaciones con la raz—n; sus ataques contra la Iglesia abundan en t—picos y en incoherencias; as’, cuando se refiere a la existencia del infierno, sostiene que "no creo que ninguna persona un poco misericordiosa ponga en el mundo miedo y terrores de esta clase" (p. 29), contradiciŽndose poco despuŽs cuando afirma que la idea de la inmortalidad del alma surgi— para suprimir el terror a la muerte. Es patente a lo largo de toda la obra, la falta de rigor y que toda la fuerza de las ideas propuestas proviene del prestigio del autor en otros campos de la ciencia, no del valor mismo de esas ideas.
M.I.
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