RUIZ DE LA PE„A,
Juan Luis: Creaci—n, gracia, salvaci—n, Sal Terrae, Santander 1993, 143
pp.
1.
Creaci—n, Gracia, Salvaci—n es el t’tulo del œltimo libro
publicado por el profesor Ruiz de la Pe–a. Se trata de una obra de s’ntesis
donde se ofrecen -de un modo m‡s breve y mas asequible- ideas de su amplio y
valioso trabajo de antropolog’a teol—gica formado por la trilog’a Teolog’a
de la creaci—n, Imagen de Dios y El don de Dios. El autor trata de mostrar
"del modo m‡s sencillo posible" la historia de la relaci—n del hombre
con Dios como una historia de amor donde "el
protagonista principal es Dios, quien a travŽs del acto creador y del don de s’
mismo posibilita la libertad del hombre, sustenta su dignidad, alienta la
implicaci—n en un proyecto de humanidad solidaria y avala el sue–o ut—pico de
una plenitud posible" (p. 9).
2. El libro se estructura en cuatro cap’tulos:
1.
Creaci—n: un amor que da el ser al mundo;
2.
El Hombre: hacia la recomposici—n de la imagen;
3.
Hombre y Dios, libertad y gracia;
4.
Salvaci—n: una existencia agraciada.
El interŽs del tema inicial es puesto de relieve por el Catecismo
de la Iglesia Cat—lica, cuando afirma: "la
catequesis sobre la Creaci—n reviste una importancia capital. Se refiere a los
fundamentos mismos de la vida humana y cristiana: explicita la respuesta de la
fe cristiana a la pregunta b‡sica que los hombres de todos los tiempos se han
formulado: ÀDe d—nde venimos? ÀA d—nde vamos? ÀCu‡l es nuestro origen? ÀCu‡l es
nuestro fin?" (n¼ 282). El autor, al hilo de una exposici—n clara y
ordenada va a sacar interesantes conclusiones. Har‡ ver c—mo la noci—n b’blica
de creaci—n permite salir de la noci—n pagana de un mundo "dominado por la
fascinaci—n del c’rculo, s’mbolo de lo inmutable", liberando as’ al hombre
de un destino ciego e inmutable para hacerle consciente de su propia libertad,
al tiempo que ÒdesdivinizaÓ el mundo haciŽndolo gobernable, lo cual permitir‡,
entre otras cosas, el desarrollo de la civilizaci—n cient’fico-tŽcnica
precisamente en las regiones dominadas por la fe en la creaci—n, fe que implica
tambiŽn una Žtica ecol—gica, un modelo de relaci—n
hombre-naturaleza que permita contemplar Žsta como casa y patria del ser
hombre.
3.
Partiendo siempre de esta fe, el mundo deja de ser escenario de poderes c—smicos
an—nimos para dar paso a una concepci—n del hombre como imagen de Dios, es decir, creado por Dios "no como una naturaleza entre otras, ni
una cosa entre otras" sino como un "tœ", ser responsable (=dador
de respuestas) sujeto e interlocutor de un di‡logo interpersonal. A partir de
esta verdad revelada y liberadora, el mundo pasa a ser "el resultado del
di‡logo entre dos libertades, la divina y la humana". De este modo la fe
cristiana se presenta irrevocablemente contraria a toda negaci—n de la libertad.
Pero Dios no abandona al hombre a su propia suerte, sino que, fiel a su
proyecto inicial y compadecido por la debilidad humana, se abaja hasta el
hombre revel‡ndose finalmente "en Jesucristo como pasi—n por lo humano,
como el Dios de los humillados y ofendidos de este mundo, el que hace primeros
a los œltimos, grandes a los peque–os, justos a los pecadores, ricos a los
pobres... y ello por la pura y absoluta gratuidad del amor" (p. 102). Un
Dios, en definitiva, que no se "atrinchera" en su divinidad, sino que
se hace solidario con la causa del hombre, un Dios que se afana no en salvar a
la Humanidad, sino al "hombre concreto", que es el œnico que existe.
El libro es criticable no tanto por lo que dice, como por lo que no dice: falta
quiz‡ un cap’tulo dedicado al pecado.
V.H.S.
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