PROUST, Marcel: A la recherche du temps perdu. I: Du ct de chez Swann (1913); II: A l'ombre des jeunes filles en fleurs (1919); III: Le ct de Guermantes (1920); IV: Sodome et Gomorrhe (1922); V: La prisionnire (1923); VI: Albertine disparue (1925); VII: Le temps retrouv (1927)

1. "En busca del tiempo perdido", una obra importante de la literatuta francesa, constituye como un diario de la vida del autor. La novela est compuesta de siete partes:

La primera de ellas, Por el camino de Swann, est dividida, a su vez, en tres secciones: "Combray", "Unos amores de Swann" y "Nombres de tierras. El nombre". Como en el resto del relato, el autor evoca recuerdos de su infancia y adolescencia, en cuyo anlisis se recrea y detiene, con largas y minuciosas descripciones de personas, lugares y cosas.

Combray es un pueblo normando. El autor rememora la casa paterna, a sus padres, parientes y sirvientes; y a los conocidos, entre ellos dos personas idealizadas: el seor Carlos Swann, hombre de gran cultura y refinados gustos artsticos, de origen judo (como la madre de Proust); y la duquesa de Guermantes, que vive en un castillo cerca de Combray.

En "Unos amores de Swann", el autor deja el estilo autobiogrfico para describir cmo Swann, tan admirado por las damas de la aristocracia, se enamora de Odette de Crcy, una mujer vulgar y de mala reputacin. Swann acaba casndose con Odette, aunque sta le traiciona abiertamente.

"Nombres de tierras. El nombre" contiene diversas consideraciones que se inspiran en los nombres de unos pueblos bretones e italianos, que el autor se propona visitar, si no hubiera cado enfermo.

El segundo volumen, A la sombra de las muchachas en flor, trata de una cena en una elegante casa de Paris. La descripcin de los participantes y de sus futiles conversaciones muestran la decepcin del autor al contemplar la realidad del mundo aristocrtico, tan idealizado por l. Proust describe sus juegos semi-infantiles con Gilberta Swann, hija de Carlos y de Odette; y su pasin por la dominante muchacha, que sin embargo le trata con desdeo, hasta que decide romper con ella. Dos aos ms tarde, el autor pasa un verano en el pueblo normando de Balbec, causndole una nueva decepcin pues es distinto de como se lo imaginaba. Su trato con el joven oficial Roberto de Saint-Loup y con el clebre pintor Elstir le sirven para entablar relaciones de amistad con cuatro muchachas. A la primera que le presentan, Albertina Simonet, es a la que ms ama, pero sta termina tambin por rechazarle.

De vuelta a Pars, el joven narrador vive con su familia en el piso alto de la casa de los duques de Guermantes. El autor consigue as realizar su deseo: entrar en los crculos de la alta sociedad, y conocer a la adorada duquesa, a quien slo haba visto una vez siendo nio. Pero la mediocridad de los que constituyen El mundo de los Guermantes (tercera parte del libro), representa un nuevo motivo de frustracin para l.

En Sodoma y Gomorra, cuarto volumen de la novela, Proust relata detalladamente la relacin sodmica del Barn de Charlus con Jupien, empleado de un ministerio; el autor, aunque rechaza el hecho, lo describe con crudeza.

La prisionera corresponde a la quinta parte de la obra. Marcel y Albertina conviven solos con sus criados en Pars. Proust tiene la idea de dejarla, y recobrar su libertad; pero la sospecha de que ella le engaa le mueve a vigilarla estrechamente. Albertina no soporta esta situacin, y acaba por abandonar la casa.

El sexto volumen de la serie, Albertine desaparecida, expresa, en un continuo monlogo, los sentimientos del protagonista ante la ruptura con su amante. Tras diversas reacciones encontradas, Marcel acaba por pedirle que vuelva junto a l, pero su telegrama de splica se cruza con otro en el que se le notifica la muerte accidental de la joven. En algunas ediciones, esta seccin ha recibido el ttulo de "La fugitiva".

El ltimo libro de la serie, El tiempo recobrado, consta de dos partes: la primera es una recapitulacin de todo lo anterior; en la segunda, las reflexiones tienen el carcter de ensayos, como las que hace sobre la memoria del cuerpo, el tiempo intemporal o la literatura.

Despus de un tiempo indefinido aos, Marcel vuelve de un sanatorio a Pars. Acepta la invitacin de los Guermantes para asistir a un concierto en los salones de su palacio. La conciencia de su propia debilidad fsica ahoga en l su vitalidad y su deseo de convertirse en un gran escritor. Con este nimo, entra en el palacio donde, para apartarse de un coche, tropieza. Este hecho le proporciona una especie de felicidad, pues le hacer recordar su estancia en Venecia. Su sensibilidad, despertada repentinamente, establece contacto con un mundo de realidades conservadas en la memoria que hasta aquel momento consideraba muertas. Esto es lo que Proust llama "memoria extratemporal".

Ms tarde en la segunda parte, cuando un mayordomo le introduce en una habitacin, Marcel tiene la misma sensacin de felicidad al or el toque de una cucharita contra el plato, sonido que le recuerda el del golpe de martillo contra las ruedas de un vagn.

Estos sucesos que provocan una serie de recuerdos remueven tanto la imaginacin y la sensibilidad del autor, que siente la necesidad urgente de analizarlos, determinar su significado y definir su valor como expresin literaria. Todo ello se transforma poco a poco en una experiencia ensaystica con pretensiones filosficas de reencontrar la vida que disfrutaba, sufra y perda cuando pensaba "que su realidad deba residir fuera de la accin", en unas circunstancias fortuitas y, generalmente, decepcionantes o, por lo menos, insatisfactorias. Por esta misma va, el autor-protagonista piensa que la muerte es la prdida de la memoria, hasta llegar a la conclusin y as termina el relato de que todo se acaba al retirarse el tiempo y los recuerdos del cuerpo.

2. La narrativa de Proust es la narrativa de la introversin, del anlisis exhaustivo de la propia subjetividad en primer lugar, y despus de la psicologa humana en general. Realiza largas reflexiones sobre el arte, el tiempo, la muerte, etc., en un continuo fluido de reminiscencias que vienen, se desarrollan y vuelven a aparecer. Es difcil determinar hasta qu punto estos recuerdos son circunstanciales y espontneos o, por el contrario, preparados de antemano y artificiosos.

Los personajes proustianos son seres desprovistos de voluntad y, por tanto, incapaces de ejecutar cualquier acto que les lleve hacia un fin ms all del egosmo: su futuro depende del puro azar, de las circunstancias y pasiones. Ninguno de ellos demuestra un progreso o un desarrollo interior, sino tan slo experimenta un cambio exterior (envejecimiento). Las figuras de Proust se aburren en la decadencia total de una sociedad en la que Dios se encuentra terriblemente ausente.

En cambio, s existe una "dinmica interior" en el sentido de un movimiento constante de los personajes, escenarios, paisajes, objetos, estancias, calles, ciudades, rboles. El autor, mediante su mtodo descriptivo y potico, infunde vida hasta en el mundo inerte, en el que las cosas reciben caractersticas de individualidad y se "comportan" como seres vivos, pero no de una manera racional (que Proust rechaza), sino de un modo sensitivo.

El novelista se refiere constantemente a los objetos que le rodean sin modificar su orden cotidiano y trivial. Por eso se dice que Proust dej imgenes fieles de los muebles, decorados, vestidos y gustos dominantes en la sociedad burguesa de principios del siglo XX. En muchos casos, el autor se entretiene a veces con exageracin en descubrimientos de los ms insignificantes detalles de las cosas que, en ocasiones, gradualmente une y completa, dejando la sensacin de que estos detalles son los que sostienen toda la novela.

Pese a esta "dinmica interior", en todo el relato no hay ms que un verdadero protagonista: el autor mismo o, mejor dicho, la personalidad novelada del propio Proust. Todas las dems figuras son secundarias y "viven" no su propia vida, sino la que se hace presente en la memoria o en el pensamiento del autor. Proust se contempla a s mismo y contempla a los dems desde un espacio cerrado: su habitacin encorchada. Sus personajes estn all, como estatuas o como sombras, hasta que no les toca algn recuerdo o alguna asociacin de ideas del autor; entonces se mueven, pero no viven ms que vida sensitiva.

La relacin con el pasado, el sentido de la belleza y, sobre todo, el tiempo fuera del tiempo son tres temas que en la obra de Proust actan como una forma atenuante de lo intelectual y, por tanto, como algo mtico: "En el transcurso de mi vida escribe el autor, la realidad me decepcion muchas veces; en el momento de percibirla, mi imaginacin que era mi nico rgano para gozar la belleza, no poda aplicarse a ella, en virtud de la ley inevitable que dispone que slo se puede imaginar lo que est ausente". Quiz sea sta una frase clave para descifrar a Proust; con ella, sugiere considerar la belleza, el tiempo y el pasado mediante la imaginacin, que tan slo se puede referir a lo que est ausente.

3. En el fondo de la narracin late, de un modo o de otro, el inmanentismo y el materialismo del autor. En Proust no existe un sentimiento religioso o simplemente moral. La invasin de lo sensual y el horizonte naturalista, acompaados de la ausencia total de ideales ticos, suprimen cualquier criterio moral en las vivencias, reacciones y conducta de los personajes.

Aunque el autor reconoce que el vicio existe y que "el ms grande de todos (es) la falta de voluntad que impide resistir a los malos hbitos", se trata de una afirmacin abstracta y sin valor real, una mera observacin sobre sus personajes. Proust no se destaca nunca de lo sensitivo. Parte constantemente de sus experiencias, superficiales cuando no degeneradas, intentando "espiritualizarlas", adjudicando al cuerpo la misma capacidad que es propia del espritu. Por ejemplo, la pasin amorosa al margen de las normas morales que surge tras la figura de Albertine, aparece enfocada desde una perspectiva puramente esttica, con una reelaboracin artstica antes que instintiva, en la que lo afectivo oculta lo sexual.

Ese materialismo le impide acercarse a Dios. No es extrao, por tanto, que en la obra literaria de Proust est presente el indiferentismo moral y religioso. Para el autor, la vida espiritual es slo razonamiento lgico o simplemente apetito "de vivir... un verdadero momento del pasado"; en esto consiste "recobrar el tiempo". Su concepcin del amor es igualmente egosta y materialista; el amor es un sentimiento que parte del ser que ama para volver otra vez a l mismo: sera una compensacin afectiva y, a veces, sensual.

L.B., L.N. y D.L.

 

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