HEGGEN, Frank Joseph: Celebrazione comunitaria della penitenza e confessione privata, Queriniana, Brescia 1970, 132 pp.
1. El objetivo del autor es proponer y justificar teol—gicamente diversos modos de plantear la reconciliaci—n de acuerdo con las circunstancias culturales de nuestra Žpoca. En particular, defiende la posibilidad de la celebraci—n comunitaria de la penitencia sin confesi—n individual como modo normal de administraci—n del sacramento.
2. En el primer cap’tulo, de los tres en que se divide el libro, el punto central lo constituye una cr’tica tajante a la confesi—n individual. Heggen afirma que su pr‡ctica no corresponde a la mentalidad del hombre moderno, y que tampoco es el sistema adecuado para resolver sus problemas y necesidades. Prueba de ello Ña–adeÑ ser’a la disminuci—n de su pr‡ctica en diversos lugares.
Al plantearse el motivo de la supuesta "falta de eficacia" de la confesi—n individual, el autor se–ala que "los estudios teol—gicos no pueden establecer a priori cu‡les son los cambios posibles en el sacramento y cu‡les no", sino que hay que partir "de la plena comprensi—n de la historicidad fundamental de la verdad en la Iglesia", sin tratar de buscar "respuestas concretas a los problemas de hoy en una tradici—n que no se tuvo que medir con esos problemas, y cuya sensibilidad religiosa era distinta de la nuestra en modo evidente" (p. 54).
En el segundo cap’tulo, analizando los fundamentos del obrar moral, Heggen muestra su dependencia particular de Heidegger. El hombre ser’a esencialmente apertura, un "ser-para-los-otros", y deber’a buscar la salvaci—n no en s’ mismo sino "en los dem‡s hombres y, a travŽs de ellos, en Cristo" (p. 71). La renuncia a uno mismo con objeto de "ser para los dem‡s" no es autosacrificio: "esta pŽrdida de uno mismo se compensa abundantemente por el hecho de que en la comunidad con el pr—jimo nos encontramos a nosotros mismos de un modo nuevo. Nos autorrealizamos en la comunidad con los dem‡s" (p. 72).
En su opini—n, la Žtica cristiana es, sobre todo, una Žtica de principios (p. 78) como muestra el hecho de que dos acciones exteriores idŽnticas realizadas por el mismo individuo pueden tener un significado distinto, tanto para el agente como para la comunidad. Se apoya en este argumento para negar la existencia de una moralidad objetiva y universal de las acciones.
Heggen propone en la tercera parte diversos modos de remisi—n de los pecados: unos extralitœrgicos (pedir perd—n al pr—jimo que ofendemos), y otros litœrgicos (las celebraciones del sacramento de la Penitencia). Los primeros ya ser’an suficientes para obtener la gracia del perd—n, pero justifica la existencia de los segundos porque "tenemos necesidad de una celebraci—n para experimentar m‡s profundamente cada vez la bondad de Dios en la misericordia del hombre" (p. 108). Segœn el autor, una celebraci—n comunitaria de la Penitencia planteada de este modo es un acto estrictamente sacramental, que se podr’a equiparar, por tanto, a la confesi—n individual tradicional.
3. La misma estructura de los cap’tulos parece mostrar la intenci—n del autor de reelaborar una pastoral de la Penitencia fundamentada en la corriente historicista del pensamiento filos—fico de nuestro siglo; en otras palabras, el an‡lisis parte radicalmente de "lo que el hombre es hoy" para concluir "lo que el sacramento debe ser hoy". Heggen apoya su teor’a en un conjunto de esquemas previos que sustituye a los conceptos con los que el Magisterio, partiendo del dato revelado, expresa la verdad cristiana.
A.D.
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