GANOCZY, Alexandre: Schöpfungslehre.
(Doctrina de la creación, Herder, Barcelona 1986, 203 pp.)
1. El autor intenta exponer, con un nuevo estilo, el clásico tratado dogmático de la creación. Analiza la doctrina contenida en el Antiguo Testamento y el testimonio de los Santos Padres y de los Concilios de Trento y Vaticano II, así como las modernas teorías evolutivas. El principio directivo en la construcción de la teología y hermenéutico para la interpretación de la Revelación es, para el autor, la antropología. En la práctica, esto le lleva a interpretar la doctrina revelada y el Magisterio en función de lo que considera las categorías culturales del hombre actual (occidental). Bajo este punto de vista, se muestra interesado por la concepción evolutiva del mundo, proponiéndose hacer una exposición de la doctrina cristiana sobre la creación que asuma esta concepción.
2. A lo largo de la exposición se deslizan errores y ambigüedades. Así, por ejemplo, en el tema del pecado original, sostiene una postura que no es conciliable con el Magisterio de la Iglesia. Afirma de Adam, que a pesar de los caracteres personales, es básicamente una figura colectiva (p. 19); hablando de la desobediencia de la primera pareja, dice que parece inadecuado hablar de 'pecado original' o de separación de Dios, como pretende interpretar Ez. 28, 11-19 en el ejemplo del rey de Tiro (...). Aquí se manifiesta en forma protológica la libertad y la prepotencia libre. El que peca, sea donde fuere y de la manera que fuere, peca como la pareja humana representada como la pareja protohistórica. En este sentido, se puede llamar 'pecado prototípico' a la acción de esta pareja; además, se le puede atribuir una dimensión activa de carácter colectivo y solidario. Pero no constituye una corrupción radical de la naturaleza humana, y menos todavía una ley de herencia biológica que dispone la transmisión de la culpa (p. 25).
3. El autor es consciente de la incompatibilidad de algunas de sus proposiciones con la doctrina del Magisterio. Como razón para justificar la propia postura, en el caso del pecado original, frente a las definiciones dogmáticas de la Iglesia, se aduce el débil argumento de que la obligatoriedad de este artículo —se refiere a la existencia del pecado original definida por el Concilio de Trento— puede revestir un carácter hasta cierto punto relativo debido al hecho de que la argumentación anexa reproduce la errónea interpretación del pasaje de san Pablo Rom. 5,12, citado según la Vulgata (p. 125).
F.R.—D.L.
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