FRIGATO, S.: Vita in Cristo e agire
morale, Elle Di Ci, Leumann (Torino) 1994, 264 pp.
1. Después de una introducción, sigue una primera parte histórico-metodológica
(pp. 23-113), que abarca desde Santo Tomás (a quien alaba sin reservas) hasta
nuestros días. El último capítulo de esta parte trata de la situación de la
teología moral después del Concilio Vaticano II; aquí el autor critica dos
posturas que, según él, son aparentemente contrapuestas porque las dos derivan
de los supuestos antropológicos y teológicos de la Neoescolástica (cuyo esquema
se basaría en la existencia de dos órdenes distintos y paralelos, aunque
teleológicamente convergentes: el natural y el sobrenatural). Las dos corrientes
actuales serían:
a)
La «autonomía moral en el contexto de la fe» (Auer, Boeckle, Schüller, Fuchs).
Aunque Frigato rechaza metodológicamente esta posición, no muestra en modo
incisivo sus errores de fondo, y varias de sus afirmaciones parecen deudoras de
esta concepción;
b)
La «ética de la fe» (Stoeckle, Ratzinger, Schürmann; también parece incluir a Grisez,
Tettamanzi y Caffarra). En este caso la crítica que hace -mucho más breve- es
bastante superficial.
El
autor intenta salirse de este esquema, buscando una fundamentación antropológica
y cristológica de la moral (parte 2ª, sección 1ª: pp. 117-150), para estudiar
después el obrar moral del hombre en Cristo (parte 2ª, sección 2ª: pp.
153-249).
2.
La primera parte es bastante correcta; la sección 1ª de la 2ª parte usa una metodología
un poco insólita: no incorrecta, pero que difícilmente sirve de base a un
concreto discernimiento moral; mientras que la 2ª sección de la 2ª parte
contiene inexactitudes y, quizá sobre todo, lagunas; por ejemplo:
-
le parece que la teología de la creación y el concepto de naturaleza humana son
poco adecuados para fundamentar la teología moral;
-
minusvalora la dimensión moral de los actos concretos, sea por la historicidad de
la persona, sea por los influjos a que está sometida;
-
cuando trata de la competencia del Magisterio en cuestiones morales parece
negar la posible infalibilidad;
-
acepta que en situaciones conflictivas una norma moral concreta puede resultar
impracticable y, por tanto, no obliga en esa situación;
-
al hablar del pecado mortal lo diluye en tal modo que, según el autor, ese
pecado no significa siempre renegar la orientación de vida hacia Cristo aunque,
de hecho, la debilita (sin decirlo expresamente defiende la tripartición del
pecado: venial, mortal y pecado que conduce a la muerte).
3.
En suma, el libro sería apto para personas que tengan buena formación y suficiente
sentido crítico para discernir los errores y las omisiones que presenta.
E.C.
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