FOSCOLO, Ugo: Le ultime lettere di Jacopo Ortis.

(Últimas cartas de Jacopo Ortis, Planeta, Barcelona 1984).

 

            1. La obra de Foscolo (1802), es una novela fundamentalmente epistolar, en que Jacopo Ortis, en cartas dirigidas a su amigo Lorenzo, cuenta su pasión por Teresa T., que le conduce al suicidio. En las primeras cartas aparece en el campo, huído de Venecia por motivos políticos. Allí conoce a Teresa T. y a su familia. Teresa no es feliz: su padre le ha destinado, por conveniencias sociales, a un hombre, Odoardo, a quien no ama. Jacopo, que posee un alma apasionada, poco a poco se va enamorando de ella, con una pasión que le trastorna, hasta que, no viendo remedio posible a su amor, decide huir. Cada vez más alterado, viaja durante un tiempo, pero la noticia de la boda de Teresa le empuja hacia la idea que venía rondando su mente: la muerte como solución a sus males. En efecto, vuelve, ve en Venecia a su madre y a su amigo, y, después de visitar la casa de Teresa por última vez, se suicida.

            2. La obra, en cierto modo autobiográfica, resulta interesante como muestra de la literatura en el paso del siglo XVIII a XIX, de la difusión del Werther de Goethe, y para conocer a Foscolo, uno de los mejores escritores de Italia en esa época: gran poeta, patriota liberal (muere desterrado en Inglaterra), exaltado, de vida turbulenta. En realidad, puede ser válido el juicio de Andrés González-Blanco en la primera edición española de la obra (1918): "Fue mal acogido por la crítica Jacopo Ortis. Se le señalaron con crudeza los defectos, que los tiene de bulto: el exceso de declamación, las disertaciones y episodios entremezclados en la acción y que interrumpen el nexo de la fábula, a más de que algunos de ellos son penosos de leer... Hay además en esta obra exceso de sentimentalismo sombrío y lúgubre, en contraste con la claridad helénica de sus odas; y exceso de brío desordenado en contraste con la serenidad de sus odas... (...). En realidad, Jacopo Ortis, no era obra que pudiera desdeñarse ni tratarse con menosprecio, como una novela declamatoria y sombría. Era, como se ha visto después, comparadas las obras a distancia, una de las mejores novelas del Ciclo wertheriano, al cual pertenecen el Adolfo de Benjamin Constant, el Obermann de Senancour; y que arrancan directamente del modelo que dio el gran Goethe".

            Por lo demás, con sus digresiones, su interminable análisis de sentimientos, su inconexión, debida en parte a los desvaríos de su pasión y en parte a la ficción epistolar, resulta una obra, hoy en día, difícil de leer hasta el final. Es de destacar, no obstante, el acertado sentimiento de la naturaleza que demuestra.

            3. No hay apenas reparo en la expresión de su pasión que Jacopo Ortis hace en sus cartas, pues respeta a Teresa T. y la decisión de su padre. Lo que, evidentemente, tiene todos los reparos es su suicidio, su pesimismo y la desorientación doctrinal total que demuestra en algunos pasajes de la novela; pocos, pues la inmensa mayoría de las páginas se centran en la descripción de sus sentimientos hacia Teresa. En sus cartas, a medida que avanza la perturbación que le produce su amor contrariado, dice que acude alguna vez a Dios -siente necesidad de rezar en una iglesia, lo que ve como síntoma de debilidad- otras, dice que se rebela contra Dios y que blasfema; en un momento en que habla del suicidio, pide a Dios que si, a su muerte, no va a reunirse con Teresa en algún lugar para siempre, le abandone en la nada, etc. Puede servirle de atenuante el estado de descontrol mental en que Foscolo presenta a su protagonista, a medida que avanza la novela; pero no parece que en ninguna ocasión haya sido otra cosa que un "espíritu fuerte" tan del gusto del momento en determinados ambientes.

 

M.J.A.

 

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