FONTANE, Theodor: Effi Briest, 1895
1. Novela realista con pretensión de pintura social de la época —la sociedad prusiana de finales del siglo XIX—, en la que se narra la vida de una joven —Effi Briest— perteneciente a la aristocracia rural. Tras una infancia mimada y feliz, se casa a los diecisiete años con un barón —Von Instetten—, que le lleva veinte años, antiguo pretendiente de su madre. Alto funcionario del estado, enamorado del arte, satisfecho de su carrera, delicado pero poco cariñoso. El matrimonio, al que ella va sin amor y con cierta frivolidad, le resulta aburrido y monótono, hasta el punto de llegar a un adulterio ocasional. Años después, cuando todo ha terminado, el marido descubrirá por casualidad, a través de un paquete de cartas, esta historia. Anteponiendo el código del honor a cualquier sentimiento de benevolencia convoca en duelo al antiguo amante, Campras, y repudia a su mujer, condenándola a vivir con su culpa al margen de la sociedad. Enferma, esperando un posible perdón, es acogida por sus familiares; al final muere sin otro consuelo que el cariño de su familia y su gusto por la naturaleza.
2. La obra es típicamente representativa de la temática y de la técnica de su autor, novelista alemán de origen francés, que vivió entre 1819 y 1898. Se muestra como un narrador interesado en la sociedad en que vive, cuya imagen pinta pero no de modo global, impulsado por un propósito testimonial, sino que se limita a los ambientes que le parecen de mayor interés o más susceptibles de recreación artística. Como centro de la acción aparece el estudio psicológico de los protagonistas, en los que predomina siempre su conciencia de clase, sea aristocrática o popular, en pugna a veces con sus inclinaciones naturales, para acabar prevaleciendo, casi siempre, el sentido del deber. Su estilo, dentro de un realismo con pocas concesiones imaginativas, es sólido y elegante, y se lee con facilidad.
3. El fondo de la novela —el adulterio— no es planteado como un problema amoroso, desde una perspectiva sentimental, sino como generador de conflictos sociales que acaban en situaciones trágicas, con un sentido creciente de la falta cometida, vista más bien como una infracción grave al código social que como una falta moral. Así Effi Briest, aunque formada en un medio protestante, no tiene remordimiento en el sentido religioso del término, sino que descubre, a través de lo que será su vida después del repudio, que el sufrimiento es el precio que ha pagar por la falta. Fontane, con este relato moralizante, muestra que los verdaderos y auténticos valores se dejan a la propia naturaleza, con un cierto escepticismo respecto a los valores religiosos, los cuales no tienen más que una función auxiliar; denuncia el duelo como algo inútil; condena las alianzas por interés; y señala el desmoronamiento de la sociedad decimonónica, rígida en sus convencionalismos, que se guía por un código represivo —casi hasta el absurdo—, en la cual las mujeres tienen un estatuto inferior. Calvinista de religión, se inclina por la comprensión, la tolerancia y el perdón, y critica a los moralistas demasiado intransigentes, procurando extender esta crítica a los católicos, a los que trata con cierto desdén.
P.S-D.L.
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