DAWKINS,
Richard: The Blind Watchmaker, Longman, London 1986.
(El relojero ciego,
Labor, Barcelona 1988, 254 pp.)
1. Richard Dawkins es profesor
de Biología en Oxford. Hace varios anos publicó una obra que se hizo bastante
famosa, titulada El gen egoísta (The Selfish Gene).
Con motivo de esta nueva obra, en cuya portada se hace referencia a la
anterior, se han publicado reportajes y entrevistas en la prensa de diferentes
países.
2. Está dirigida al gran
público: bien escrita, con un estilo desenfadado, erudito, claro y persuasivo.
La intención es patente desde el comienzo de su Prefacio: "Este libro está
escrito con la convicción de que nuestra propia existencia, presentada alguna
vez como el mayor de todos los misterios, ha dejado de serlo, porque el
misterio está resuelto. Lo resolvieron Darwin y Wallace..." (p. VII).
También queda claro que el autor utiliza todos los recursos de que dispone para
intentar persuadir al lector: "Lejos de ser desapasionado, tengo que
confesar que algunas partes de este libro están escritas con una pasión que, en
una revista científica profesional, podría provocar comentarios... quiero
persuadir al lector, no sólo de que la visión darwiniana del mundo es cierta,
sino de que es la única teoría conocida que, en principio, podría resolver el
misterio de nuestra existencia" (p. VII).
La tesis central del
libro es que, para explicar tanto la naturaleza como el hombre, no hace falta
recurrir a Dios; se explicarían de modo suficiente mediante las teorías evolucionistas:
"Estamos acostumbrados a la idea de que la elegancia compleja indica un
diseño artesanal premeditado. Esta es, probablemente, la razón mas poderosa de
la creencia, mantenida por la mayoría de la gente, en algún tipo de deidad
sobrenatural. Fue necesario un gran salto en la imaginación de Darwin y Wallace
para ver que, en contraposición a toda intuición, hay otro camino que, una vez
comprendido, constituye una manera mucho más plausible de que surja un “diseño”
complejo partiendo de otro primitivo más simple. Un salto tan grande de la
imaginación, que aún hoy en día mucha gente parece reacia a realizar. La
finalidad principal de este libro es, pues, ayudar al lector a dar ese
salto" (p. IX). El autor plantea su tesis en contra del argumento
teleológico que concluye la existencia de Dios a partir de la finalidad y el
orden de la naturaleza.
3. El autor se sitúa en
una línea reduccionista. En el primer capítulo afirma que comprendemos algo
cuando sabemos de qué está compuesto y cómo actúan sus componentes entre sí, y
se defiende de la acusación de reduccionismo. Advierte que sus explicaciones
sólo se refieren al nivel biológico, y que, por tanto, cabría pensar que la
vida se apoya en leyes más básicas cuya explicación podría exigir la afirmación
de la divinidad; pero acerca de este tema remite a Peter Atkins, físico de
Oxford, quien sostiene que es posible proporcionar una explicación científica
de la auto-creación del universo, sin necesidad de recurrir a Dios. En el
segundo capítulo, para hacer notar que es consciente de la dificultad de su empresa,
el autor analiza con detalle el funcionamiento del radar de los murciélagos,
que es un ejemplo de enorme complejidad y organización. En el resto de los
capítulos analiza y defiende su tesis, según la cual la selección natural sería
el "relojero ciego" que permite comprender cómo se han formado los
vivientes, incluido el hombre, sin necesidad de que exista un relojero
inteligente, o sea, Dios.
Desde el punto de vista
científico, el autor expone con competencia las ideas propias de su
especialidad. Pero esas ideas se encuentran mezcladas con equívocos
metodológicos y con tesis anti-metafísicas y anti-teológicas. No tiene en
cuenta que, en la actualidad, incluso los agnósticos suelen admitir que la
evolución biológica no resuelve los problemas metafísicos y teológicos, y que,
además, no hay oposición real entre las teorías evolucionistas de la ciencia y
las perspectivas metafísica y teológica. El autor utiliza los conocimientos
biológicos para negar unos problemas y unas soluciones que se encuentran fuera
del alcance del método de la ciencia experimental.
4. El libro se dirige
directamente contra la existencia de Dios, presentando su tesis bajo ropaje
científico. Como está bien escrito y es persuasivo, requiere una sólida preparación
en el lector. (En su caso, se podría utilizar como bibliografía positiva y
crítica el libro de Mariano Artigas: Las fronteras del evolucionismo.)
M.A.
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