COLZANI, Gianni: Antropologia
Teologica, Dehoniane, Bologna 1988, 464 pp.
1. Es un manual completo de antropología teológica
escrito por un profesor de la Facultad de Teología de Milán. Se compone de una
introducción y de tres partes. La primera parte se ocupa, en cinco capítulos,
de las cuestiones exegéticas (pp. 27-106). La segunda estudia la historia del
tratado desde el tiempo patrístico, pasando por la escolástica y la reforma
protestante, hasta las cuestiones contemporáneas (pp. 107-214). La tercera parte
se titula "Il progetto cristiano sull'uomo" y trata los temas
fundamentales de la antropología cristiana, como son el de predestinación, la
noción de gracia, el estado de justicia original, ser persona y ser libre, y el
cumplimiento escatológico del hombre (pp. 215-332). Por último, se estudia la
concreción del proyecto divino sobre el hombre: "Il progetto cristiano
alla prova della storia". En esta parte se aborda el tema de la teología
del pecado, el pecado original, la justificación como victoria de Cristo sobre
el pecado, la "nueva vida" cristiana (virtudes y dones
sobrenaturales) y, finalmente, la vida cristiana delante del mundo, testimonio
(pp. 333-446).
2. No se tratan mucho los temas relacionados con la
antropología filosófica: libertad humana, historicidad del hombre, socialidad y
sexualidad humanas, trabajo y relaciones con el mundo, etc. El autor es
consciente del reto de las ciencias humanas, pero el libro se basa casi
exclusivamente sobre los datos de la fe.
Entre las diversas secciones hay poca integración: las
cuestiones escriturísticas, por ejemplo, se tratan sólo en modo exegético; las
cuestiones dogmáticas permanecen en el contexto de la literatura sistemática.
La bibliografía empleada es abundantísima, aunque los
autores preferidos parecen ser Barth, De Lubac y, especialmente, Rahner, de
quien se toman muchas ideas aunque no todo el contenido de fondo. Respecto a la
"teología manualística", el autor adopta una postura generalmente
crítica, afirmando que ha sido condicionada por las circunstancias históricas
de los pequeños tratados que la han precedido. Cita regularmente los documentos
del Magisterio, intentando situarlos bien, reconociendo en alguno más
contestado (por ejemplo, la Enc. Humani generis)
la plena validez de su intención profunda. Por otra parte, afirma que los
padres conciliares en Trento no entendieron de qué se trataba cuando hablaron
de la "fe que justifica" en la s. VI (p. 188).
3. Desde el punto de vista doctrinal es generalmente
correcto, aunque la amplitud del texto y una cierta verbosidad podrían encubrir
a veces el exacto pensar del autor. Sobre el tema (rahneriano) del Espíritu
Santo como causa "quasi-formal" de la vida sobrenatural, el autor
logra hacer una síntesis suficiente entre las nociones de gracia increada y
gracia creada. Al mismo tiempo insiste que la gracia en sentido principal es la
primera, es decir, la "comunión de las personas divinas", más que la
segunda, es decir, la presencia transformante de Dios en el alma (p. 250);
asimismo evita la noción de la gracia como habitus.
La dificultad doctrinal principal de la obra está en la cuestión de relativización
de la doctrina tridentina sobre la historicidad del estado de justicia original
y del pecado de origen (pp. 265 ss. y 355 ss.), principalmente por razones que
derivan de las ciencias (evolución, "hominización") y de la crítica
bíblica. A veces, sin embargo, el autor afirma que no se trata -tanto el estado
de justicia original, como el pecado original- de una situación típica expresada en términos históricos (pp. 275, 373), pero a fin de cuentas la
cuestión no queda clara. Aunque se presentan muchas ideas y planteamientos
útiles, el libro resulta a veces de árida lectura y difícil comprensión para
personas no habituadas a la terminología teológica actual.
P.O.
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