CIPOLLA, Carlo M.: Storia economica dell'Europa pre-industriale, Il Mulino 3ª ed., Bologna 1980.
(Historia económica de la Europa pre-industrial, Revista de Occidente, Madrid 1976, 292 pp.)
1. Al inicio del libro se advierte que esta obra no es el resultado de una investigación científica, sino que es, en cierto modo, el reflejo de la enseñanza universitaria del autor. Tiene pues un enfoque fundamentalmente didáctico. El período histórico que toma en consideración es el que va desde el despertar de la economía occidental, tras el año mil de nuestra era, hasta los albores de la Revolución industrial, aunque, como es usual, trata mucho más extensamente la etapa del 1500 al 1800 que la anterior. El ámbito geográfico al que se circunscribe, casi exclusivamente, es el de la Europa Occidental. Italia es objeto de atención preferente.
2. Cipolla analiza el pasado europeo utilizando como instrumentos lógicos y esquemas interpretativos los propios de la moderna teoría de la economía de mercado, de inspiración neoclásica y liberal. En la primera parte del libro se afrontan los conceptos de fondo de la historia económica, como la demanda, la producción y los factores productivos. En la segunda traza un cuadro de la situación económica europea.
3. Los reparos, importantes, del planteamiento de esta obra, derivan de una antropología de signo agnóstico-liberal, bastante materialista y pesimista, que ve al hombre como capital humano, y la felicidad como la posesión abundante de bienes materiales. En este contexto hay que situar la actitud favorable al malthusianismo: La población mundial sigue aumentando de manera dramática. Como he dicho antes, ese aumento no puede durar al infinito, y sólo hay dos soluciones: disminuir la natalidad o aumentar la mortalidad. La primera sería una solución racional. La segunda significaría lutos y desastres (pag. 257). Por otra parte, con un estilo irónico a veces, entre "tolerante" y caústico, manifiesta prejuicios de fondo respecto a la Iglesia, a la que ve sólo como una estructura humana. Presenta, desgarradamente en ocasiones, deficiencias humanas de eclesiásticos, más o menos importantes. Esta visión desenfocada y negativa de la Iglesia no queda compensada por la valoración positiva, que hace en algún párrafo, de los servicios humanos que los católicos prestaron en esa época en los aspectos asistenciales y educativos.
4. La visión del hombre que subyace en esta obra quizás sea bastante representativa de toda una generación de intelectuales liberales, de tradición ilustrada, que defienden algunos ideales humanos valiosos y positivos (como por ejemplo: Para que una sociedad funcione bien es precisa la presencia de cualidades psíquicas y éticas, como el espíritu de colaboración, el sentido de la honradez, la tolerancia, el espíritu de sacrificio y de iniciativa, la perseverancia, la curiosidad intelectual y experimental, etc.), pero que, faltos de una fundamentación metafísica y religiosa, se encuentran en una profunda desorientación ética.
5. Esta nota bibliográfica anula la anterior, incluida en el vol. I de "Notas Bibliográficas".
D.C.—F.S.M.
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